BASF, Monsanto, Bayer, Syngenta, Dupont y socios de la industria de la biotecnología presentaron 532 solicitudes de patentes (un total de 55 familias de patentes) sobre genes llamados “resistentes al clima” en oficinas de patente de todo el mundo.
Frente al caos climático y a una profundización de la crisis alimentaria mundial, los Gigantes Genéticos encabezan una ofensiva para “venderse” como los salvadores del clima. El énfasis puesto en los genes llamados “resistentes al clima” es una excelente oportunidad para promocionar los cultivos transgénicos como panacea para resolver el problema del cambio climático.
Pero el “arreglo técnico” que suponen las semillas patentadas no aportará las estrategias de adaptación que necesitan los pequeños agricultores para lidiar con el cambio climático. Esas tecnologías de propiedad exclusiva no harán más que concentrar el poder corporativo, aumentarán los costos, inhibirán la investigación independiente y debilitarán aún más los derechos de los agricultores a conservar e intercambiar las semillas.
La apuesta de los Gigantes Genéticos es solicitar patentes de amplio espectro sobre genes relacionados con presiones ambientales –no solamente sobre una especie única de planta modificada genéticamente sino también para una secuencia genética sustancialmente similar en prácticamente todos los cultivos alimentarios transgénicos. Además de Estados Unidos y Europa, las oficinas de patentes de los principales países productores de alimentos como Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, México y Sudáfrica también están inundados de solicitudes de patentes. Monsanto (la mayor compañía de semillas del mundo) y BASF (la mayor firma química del mundo) formaron una sociedad colosal de 1 500 millones de dólares para manipular genéticamente la tolerancia al estrés en plantas. Juntas, las dos empresas acaparan 27 de las 55 familias de patentes (49%) identificadas por el Grupo ETC.
Impacto
Las comunidades campesinas del Sur global —las que menos han contribuido a las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero— están entre los sectores más amenazados por el caos climático creado por los países más ricos del mundo.
El Sur ya sufre la gigantesca huella ecológica de carbono del Norte.
¿Acaso ahora las comunidades rurales quedarán a merced de la especulación con el cambio climático? Las patentes amplias que abarcan hasta los rasgos llamados “resistentes al clima” se están tragando fondos y recursos que bien podrían destinarse a estrategias campesinas, asequibles, para la supervivencia y adaptación al cambio climático.
Después de décadas de fusiones y adquisiciones en la industria de las semillas, acompañadas de una sostenida disminución del fitomejoramiento por parte del sector público, las 10 mayores compañías de semillas controlan el 57% del mercado mundial en el rubro.
A medida que se agrava la crisis del clima existe el riesgo de que los gobiernos exijan a los agricultores que adopten rasgos biotecnológicos específicos que se considerarían medidas de adaptación esenciales.
¿Los gobiernos se verán presionados a dar a las empresas biotecnológicas carta blanca para utilizar la ingeniería genética –y evadir las normas de bioseguridad— como último recurso para resolver las condiciones climáticas extremas?
El informe completo está en www.etcgroup.orgRebelion - 01.08.09
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