A los pocos días del terremoto y ante la magnitud de los recursos que se necesitaban para afrontar los daños de esta catástrofe, gran parte de la población e incluso los medios de comunicación comenzaron a señalar que el cobre y las empresas mineras eran las más indicadas para aportar gran parte de los recursos necesarios para la reconstrucción.
Políticos de la Concertación e incluso de la derecha, argumentaban a favor de un aumento del royalty, y ni siquiera las mineras se atrevían a sacar la voz contra una eventual alza de este tributo. Pero al cabo de algunos días o semanas, y pasado el primer período a la defensiva, las mineras, y sus agentes en los medios de comunicación y en los partidos de derecha, recuperaron el habla y se opusieron tenazmente a un aumento del royalty con un argumento de peso: no se puede aplicar ningún aumento porque estas empresas gozan de invariabilidad tributaria.
Efectivamente, estas empresas gozan de una increíble invariabilidad tributaria gracias al gran regalo que les hizo ese gran presidente de Chile, Ricardo Lagos Escobar, que en mayo de 2005 hizo aprobar por la Concertación y la derecha unidas, la Ley 20.026 conocida como la ley del royalty. Esta ley fue un gran engaño y además un verdadero escándalo, aunque ambos aspectos sean desconocidos por la opinión pública. El primer engaño deriva del hecho que no se aprobó un royalty o regalía minera, sino un simple impuesto específico a la minería. El segundo engaño es más desconocido, puesto que esta ley, en vez de aumentar la tributación a las mineras, se las rebajó.
El escándalo consiste en que la invariabilidad no sólo abarca el impuesto específico a la minería, sino que además incluye una eventual y verdadera regalía minera que pudiera aprobarse en el futuro. Esto quiere decir que, gracias a Lagos y la Concertación y la derecha unidas, Piñera y cualquier presidente, hasta el 2017, no podrán aumentar el royalty minero.
Pero como Piñera quiere pasar a la historia como un presidente que no se somete al gran empresariado, igualmente envía un Proyecto de Reconstrucción que, entre otras cosas, contempla una modificación del royalty a las mineras, pero que en los hechos es un nuevo engaño, y mucho más escandaloso que el royalty de Lagos.
En efecto, se pretende aumentar moderadamente el royalty durante los años 2011 y 2012, a lo sumo en 700 millones de dólares en esos 2 años, pero como ese aumento no se les puede aplicar a las mineras gracias a la invariabilidad de la Ley 20.026, dicho incremento se haría efectivo siempre y cuando las mismas empresas mineras acepten “voluntariamente” ese muy moderado aumento del royalty.
Para ayudarlas a decidirse, el gobierno de Piñera les otorga un escandaloso regalo: prorrogarles por otros 8 años la actual invariabilidad tributaria. El escándalo nace del hecho que se les aumenta el royalty en unos 700 millones de dólares por los años 2011 y 2012, y se les permite un ahorro en el pago de royalty en ningún caso inferior a los 2.500 millones de dólares anuales a partir del año 2018.
Este regalo es fácil de calcular. La actual invariabilidad tributaria vence para la mayoría de las empresas el año 2017, lo que quiere decir que a partir del 2018 las mineras podrían pagar una verdadera regalía minera que no podría ser inferior al 10% de las ventas, similar al 10% que Codelco paga en favor de las Fuerzas Armadas. Estas empresas venden en la actualidad alrededor de 25.000 millones de dólares anuales, que multiplicados por 8 años de prorroga de invariabilidad significan 200.000 millones de dólares, y el 10 % de esas ventas, al valor presente, es igual a 20.000 millones de dólares.
Ahora, si el 2018 aplicáramos los tributos que hoy quiere aplicar Australia, y que con el crecimiento del consumo en esos años el cobre supere los 5 dólares la libra, entonces con esta prórroga del royalty de Piñera las pérdidas para Chile podrían sobrepasar los 70.000 millones de dólares en esos 8 años.
Con un royalty del 10% de las ventas o una tributación a la australiana, a partir de 2018, el proyecto de royalty de Piñera viene a ser decenas de veces más beneficioso para las mineras que el de Ricardo Lagos. Es evidente, entonces, que son las mismas transnacionales mineras las que están detrás del escandaloso royalty de Piñera. Por ello no nos queda más que felicitar a los senadores de la Concertación y al senador Navarro que rechazaron este royalty en el Senado, y es de esperar ahora que en la Cámara de Diputados los diputados del PRI se sumen a la Concertación para rechazarlo y le propinen una derrota a las transnacionales mineras.
http://www.elsiglo.cl/Proyecto-de-reconstruccion-El.html
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