Es una caída del 70% en sólo dos años: ni la crisis latinoamericana de los ochenta del siglo pasado ni la crisis asiática a finales de los noventa golpearon así a las regiones emergentes. El batacazo de la inversión extranjera en los países en desarrollo tendrá "graves consecuencias", según el Banco Mundial. En varios planos: desde el riesgo de quiebra en los países más débiles al impacto sobre los mercados de valores y de renta fija, con los bonos públicos en el disparadero justo cuando los déficit estatales se multiplican.
"Los países en desarrollo podrían convertirse en una fuerza clave en la futura recuperación, pero para ello deben restablecerse las inversiones con el apoyo internacional", aseguró a este diario Mick Riordan, economista del Banco Mundial y uno de los autores del estudio Financiación para el desarrollo 2009: los derroteros de la recuperación.
Los derroteros que cita el informe están aún por definir: el Banco Mundial estima que el PIB global caerá el 2,9% este año, en lo que supone la primera contracción desde la II Guerra Mundial. El comercio mundial descenderá un 10%, una tasa desconocida en décadas. Los países en desarrollo apenas crecerán el 1,2% en 2009, muy lejos de las cifras de los últimos años. Y si no se cuenta a China e India, el mundo en desarrollo no escapa a la recesión, con un retroceso del 1,6% que arrastrará a miles de personas a la pobreza. Con esos mimbres, la crisis social está a la vuelta de la esquina: el desempleo lleva meses aumentando en los países industriales, "y seguirá una trayectoria similar en las economías exportadoras de Asia", advirtió Riordan.
El estudio aporta datos preocupantes para los países pobres. En algunas naciones las multinacionales han empezado a repatriar grandes sumas procedentes de su inversión directa, algo que ya ocurrió en la crisis asiática, cuando algunas empresas norteamericanas repatriaron el 100% de lo que habían invertido. Varias instituciones financieras ya han hecho lo mismo: AIG y Citigroup, por ejemplo, se han deshecho de filiales en Asia y América Latina.
La solución no parece sencilla: "Esos países dependen en gran medida de los flujos de capital privado procedentes del extranjero, y el colapso de las finanzas ha provocado que multinacionales y grandes bancos se encuentren en problemas y no sean capaces de contribuir en la misma medida", explicó Riordan. En el horizonte amenazan nuevas crisis de balanza de pagos, amén de los problemas derivados de la obligada reestructuración de la deuda empresarial en muchos de estos países. La crisis va para largo.
El País - 22.06.09
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