Alberto Maldonado
El tema: la agresión brutal de una vanguardia colombo-norteamericana, en el sitio selvático de Angostura, sobre territorio ecuatoriano, al amanecer del 1 de marzo/2009. Fueron victimados, mientras dormían, Raúl Reyes, uno de los comandantes de las FARC colombianas y 25 acompañantes más; entre ellos, 4 estudiantes mexicanos y un ecuatoriano. Quedaron vivas la estudiante mexicana Lucía Morett y dos guerrilleras colombianas, que actualmente tienen asilo político en la Nicaragua de Daniel Ortega.
Las “confusiones mediáticas”
La primera “confusión”: los grandes medios de comunicación ecuatorianos (prensa escrita, radio y televisión) dieron por cierta la versión que Álvaro Uribe le dio telefónicamente al Presidente Rafael Correa. La patrulla colombiana “había tenido” que liquidar a la columna “terrorista” (guerrillera) en un “combate” que se había iniciado sobre territorio colombiano. Cuando llegaron las primeras avanzadas del ejército ecuatoriano al “escenario de la acción de armas” se encontraron con un campamento arrasado por bombas y misiles, con 24 cadáveres destrozados (los agresores se habían llevado a Bogotá el cadáver de Reyes y el del ecuatoriano Franklin Aisalla, a quien le confundieron con el cantautor “Julián Conrado”) y tres jóvenes mal heridas que fueron rescatadas por una patrulla ecuatoriana y llevadas al hospital militar de Quito, donde se restablecieron.
Es importante recordar que, de acuerdo a los primeros informes militares y de inteligencia de Ecuador, el campamento había sido arrasado desde el aire mediante misiles que no los tiene la fuerza aérea colombiana. Luego, los atacantes, mediante helicópteros, allanaron a sangre y fuego el campamento a pesar de que los agredidos habían sido ya liquidados, a la hora del primer ataque: la una de la madrugada de ese 1 de marzo.
La segunda “confusión” estuvo a cargo del diario El Tiempo, de Bogotá, que tiene a Francisco Santos como Vicepresidente de Colombia, que tenía a otro Santos (Juan Manuel) como Ministro de la Defensa; y un tercer Santos, que iba a ser nombrado Presidente de la SIP. Cuando Correa, indignado, denunciaba la agresión colombiana en la reunión de Grupo del Río, este periódico publicó, en primera página, como gran primicia, una fotografía del Ministro Gustavo Larrea (que era Ministro de Seguridad Política de Ecuador) sentado, frente a frente, con Raúl Reyes. Lo que “demostraba” que desde el Gobierno Correa había un contubernio con las FARC para agredir a la “seguridad democrática” de Colombia.
Ese mismo día, un indignado dirigente del partido comunista argentino denunciaba que la persona que dialogaba con Reyes, en territorio colombiano, era él, que ni siquiera se parecía a Larrea; y que la foto había sido tomada hace años en suelo colombiano. El “equívoco” fue apenas desmentido e hizo mutis por las tranqueras del periódico fascista.
Tercera “confusión”: una corresponsal del diario español “País” (que compró la radio-televisión Caracol de Colombia) muy suelta de huesos, desde Bogotá, denunció que los “terroristas de las FARC se paseaban por campamentos en suelo ecuatoriano, como Pedro por su casa”. No llegó a decirlo pero insinuó que las FARC tenían en el sector fronterizo con Ecuador amplios sectores para descansar, para reponerse y para planificar nuevas agresiones contra el ejército colombiano.
Desde Ecuador, se desmintió la “información” de la desaprensiva corresponsal y se demostró que en los últimos tiempos, patrullas militares habían ocupado o desmantelado más de 190 bases transitorias que habían sido ocupadas clandestinamente por efectivos de las FARC. El Gobierno, además, denunció que ese sector limítrofe no tenía (no tiene hasta hoy) presencia militar de Colombia, por lo que se pretendía que sea Ecuador el que enfrente y aniquile a las FARC, ya que “su obligación” según el Plan Colombia, era hacer de yunque de los “terroristas”, supuestamente en retirada desde el centro colombiano. Un supuesto que no se ha dado hasta la fecha.
Cuarta AGRESIÓN. Ya no es una simple confusión sino una agresión mediática en toda la extensión de la palabra. El gobierno paramilitar colombiano comienza a producir en serie, como los culebrones televisivos que produce, una cantidad increíble de “correos electrónicos” que supuestamente han sido “bajados” de unas también supuestas y superpotentes laptos supuestamente encontradas en el ametrallado campamento de Angostura.
El Gobierno para militar de Uribe perseguía, mediante este recurso informático, “comprometer” a Chávez y Correa con las FARC y justificar de esta manera su salvaje agresión contra Ecuador y sus “acciones encubiertas” contra Venezuela. A pesar de que desde distintos escenarios del mundo entero, la producción de emails quedó en el ridículo, Colombia ha seguido utilizando este “recurso mediático” para seguir descubriendo nexos y actores supuestos y reales, que han actuado en complot con “terroristas y narcotraficantes” contra la “seguridad democrática” fascista de Uribe y Cia. A más de un año del ataque contra Angostura, la prodigiosa “inteligencia colombiana” sigue produciendo email de Reyes a la carta, según quieran comprometer o no a diversos actores de Venezuela y Ecuador, en un supuesto tinglado mediático.
La gran prensa ecuatoriana repite hasta el cansancio estas “revelaciones” sin beneficio de inventario. Y hasta recuerdan las primeras revelaciones como si fueran verdades bíblicas, que nadie debe discutirlas o ponerlas en duda..
Quinta agresión: el video del Mono Jojoy (comandante Briceño de las FARC) al que le trucaron para hacerle aparecer dando una charla a un grupo de combatientes sobre distintos temas y asegurando, sin más, que las FARC dieron un aporte en efectivo para la campaña electoral de Rafael Correa.
Fue tan burdo el trucaje que no resistió siquiera un análisis técnico medianamente serio. Con decir que el tal Mono Jojoy aparecía de bufanda y con una camiseta, en la primera parte; y en la segunda, sin bufanda y con otra camiseta (o al revés) ya quedaba evidenciado el montaje. Y, desde luego, nunca hubo respuesta para una pregunta muy sencilla: ¿se puede aceptar, sin sonrojarse, que un comandante guerrillero reúna a su tropa, en medio de la selva, para hablarle de varios temas y problemas guerrilleros, entre ellos que la guerrilla ha dado una ayuda económica a Correa cuando se sabe que esa milicia tiene que movilizarse casi permanentemente en la selva colombiana, porque si se estaciona es rápidamente detectada por aviones espías USA y bombardeada sin compasión? ¿Puede pensarse siquiera que una guerrilla que lleva tanto tiempo peleando contra un enemigo muy poderoso y armado con tecnología militar de punta, pueda tener cien mil (o 400.000) dólares para entregarlos a una campaña electoral en Ecuador, a favor de un candidato casi desconocido en Colombia?
Pero, los medios de comunicación del mundo entero, especialmente la televisión, pasaron y repasaron el video trucado y muchos periódicos, en sus comentarios, dieron por hecho que si el Mono Jojoy hacía esta revelación, pues no había nada más que discutir. El propio exministro de la defensa, Juan Manuel Santos, desde Inglaterra, dijo que “más claro no canta un gallo”. Y Lucio Gutiérrez Borbúa, el coronelito que fue depuesto por una movilización ciudadana cuando recién iniciaba la otra mitad de su mandato, proclamara que “Correa debía renunciar por vergüenza nacional” Desde luego, nadie la hizo caso.
Sexta arremetida mediática: copias de un diario que supuestamente escribió Raúl Reyes hasta pocos días antes de su asesinato. Esta vez, el Gobierno Correa tuvo que adelantarse al escándalo que se preparaba desde Colombia ya que desde la inteligencia militar de Ecuador se le hizo llegar una supuesta copia de un supuesto diario de este asesinado comandante guerrillero. Correa tuvo que entregar una copia de este tinglado a la Fiscalía General del Estado para que lo investigue.
Los diarios ecuatorianos, los canales de televisión, las estaciones de radio, se hicieron eco de esta nueva “revelación” y muchos de ellos, con absoluta mala fe y falta de elemental ética periodística, reprodujeron el mamotreto y, adelantándose a la investigación solicitada, reprodujeron como ciertos algunos párrafos relacionados con una supuesta conexión de Reyes con Correa. Solo que esta vez, se ponía en boca del asesinado comandante guerrillero, afirmaciones sobre supuestas sospechas respecto de personajes que le presionaban por más ayuda económica. Todo un culebrón al mejor estilo de los siempre creativos panfletarios colombianos.
Igual que con el video del Mono Jojoy, nadie respondía ¿cómo había sido posible que ese manuscrito se haya salvado sin siquiera quemaduras del salvaje bombardeo de Angostura?. Tampoco nadie explicó como había sido posible que un jefe guerrillero de las FARC haya tenido tiempo para tanta lucubración, para dejar constancia de sus sospechas respecto de los supuestos y reales agentes y mediadores del Gobierno Correa.
Pero, el supuesto diario de Reyes, más informes de inteligencia colombianos y ecuatorianos, han servido para demostrar algunas verdades:
- Que agentes policiales y militares ecuatorianos-colombianos seguían paso a paso a sospechosos de esta relación de dirigentes del Movimiento País con efectivos de las FARC, tan cercanos en la frontera común. Gentes y agentes que en lado ecuatoriano simpatizaban con la lucha guerrillera colombiana eran seguidos al centímetro por otros agentes o soplones al servicio del servicio de inteligencia colombo-norteamericano. Y hasta les fotografiaron.
- Que los servicios de inteligencia policiales y militares de Ecuador servían primero a sus jefes norteamericanos y colombianos. Se destapó que un secretario de la Embajada yanqui, en Quito, (que fue expulsado del Ecuador) tenía capacidad para poner el visto bueno de quien debía ser jefe de inteligencia, a cambio de una ridícula compensación monetaria, que servía para mejorar la remuneración del designado y sus subalternos.
- Quedó demostrado que el militar que era jefe de inteligencia el ejército ecuatoriano (coronel Mario Pazmiño) sabía mucho más de lo que había informado a sus superiores. Al destaparse la olla, este coronelito (que ya está separado del ejército) es presentado y representado en canales de televisión y estaciones radiales del sistema, para que hable y “descubra” los entretelones de toda esta tramoya. El coronel Pazmiño no ha explicado en cambio como fue que él, un día antes del ataque de Angostura, recomendó a los suyos que despejaran la zona de Angostura porque iba a producirse un enfrentamiento armado. Lo cual quiere decir que estaba al tanto de que Colombia se proponía agredir a Ecuador; pero, ante sus jefes ecuatorianos, guardó “prudente silencio”.
- Que toda esta tramoya, entre trágica, ridícula y, sobre todo audaz, tenía sus testaferros en periodistas o colaboradores de medios audiovisuales e impresos. Por ejemplo, hace ya un par de meses, el diario capitalino El Comercio publicó una serial sobre el tema y uno de sus “analistas estrella” (el periodista Arturo Torres), escribió, en base a informes de inteligencia ecuatorianos y colombianos, una novela titulada “El juego del camaleón” que es una manera de “denunciar” a políticos del Gobierno Correa con este supuesto nexo con las FARC, para justificar no solo la agresión de Angostura sino para explicar posibles agresiones futuras contra “terroristas” en cualquier país vecino a Colombia. “Tesis busheana” que ha sido mantenida por el propio Uribe y que fue esgrimida por su Ministro Santos: la legítima defensa, el ataque anticipado, la lucha contra el mal y otras.
De todo esto y de mucho más, queda en claro, hasta la saciedad, que hay una lucha soterrada pero sin cuartel, del imperio mayor y de los imperitos, contra toda manifestación que pretenda cambios o transformaciones sociales, económicas y políticas. Así pues, en esta tramoya, hay una evidente complicidad de los sectores más retardatarios de nuestros países, con neofascistas militares y policiales y con organismos de seguridad tipo Cia, Sip. Y, desde luego, en la vanguardia de esta lucha sin cuartel, están los grandes medios de comunicación no solo del continente sino del mundo entero. El diario El País de España es una referente indiscutible en esta tinglado.
Rebelion - 23.08.09
À procura de textos e pretextos, e dos seus contextos.
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