Vicenç Navarro
Desde los años ochenta del siglo XX hemos visto la aplicación de políticas neoliberales en muchas parte del mundo (impulsadas por organismos internacionales tales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), políticas que han sido también impulsadas por la Unión Europea (por el Consejo Europeo, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo).
Este artículo analiza el impacto de estas políticas, a nivel mundial y a nivel de la UE.
El impacto del neoliberalismo en el mundo
Uno de los centros de investigación económica de EEUU, el Center for Economic and Policy Research (CEPR), ubicado en Washington, acaba de publicar el estudio más detallado que haya existido sobre la evolución de los indicadores económicos y sociales de los países de las Naciones Unidas desde 1960 a 2000, dividiéndolo en dos periodos, 1960-1980 y 1980-2000. Esta división se basa en el cambio de paradigma económico que ha dominado el Fondo Monetario Internacional, pasando de keynesianismo en la época 1960-1980 al neoliberalismo en el periodo 1980-2000. De esta manera el estudio hace también una evaluación de las políticas seguidas en el primer periodo (que se caracterizaron por un intervencionismo público en la economía, acompañado de una regulación de los mercados, incluyendo los mercados financieros) con las seguidas en el segundo periodo (una priorización de las fuerzas del mercado con inhibición del papel del estado y desregulación de los mercados, incluyendo los mercados financieros).
El estudio agrupa a los países en cinco grupos según su nivel de desarrollo económico al inicio de cada periodo es decir, 1960 y 1980. Los resultados del estudio rompen con muchos supuestos de la sabiduría convencional (y doctrina oficial del FMI), incluido el supuesto éxito de las políticas neoliberales. El informe muestra como los indicadores económicos y sociales sufrieron un retraso en su mejoramiento durante la segunda época 1980-2000 y ello no como resultado de que el rápido mejoramiento de tales indicadores en el periodo 1960-1980 hubiera agotado las posibilidades de continuar mejorando durante el periodo 1980-2000, sino que la ralentización se debía a las políticas neoliberales que obstaculizaron la continuación de tal progreso. Precisamente para evitar el efecto llamado en inglés “The diminishing returns” (es decir que a mejores niveles de bienestar es más difícil continuar mejorando tal bienestar), se estandarizó el nivel de desarrollo económico comparando países con el mismo desarrollo económico al inicio de la aplicación de las políticas neoliberales con otros países de igual nivel de desarrollo económico al inicio de las aplicaciones de las políticas keynesianas.
Esta ralentización del progreso se acentuó en los países que aplicaron las políticas públicas promovidas por el FMI durante el periodo 1980-2000. El crecimiento económico, el crecimiento del PIB per cápita, el crecimiento de la esperanza de vida, el descenso de la mortalidad infantil, el crecimiento del gasto público educativo, el crecimiento de la población escolarizada (en educación primaria y secundaria), el descenso del analfabetismo, entre otros, fueron mayores en la mayoría de países en la etapa 1960-1980 que en la etapa 1980-2010.
El estudio analizó también la situación de China (la segunda economía mundial) e India (la cuarta economía mundial), ninguna de las cuales siguió las políticas neoliberales. En realidad, en China el crédito está nacionalizado (los cuatro bancos más importantes del país pertenecen al estado, y el 44% de las industrias son propiedades del estado). Ambos países estuvieron entre los que tuvieron un crecimiento mayor de sus indicadores económicos y sociales.
A la luz de estos datos, el FMI perdió bastante credibilidad en sus recetas pues estos hechos documentados en este informe eran conocidos en los países que seguían los mandatos del FMI. Tales recetas hicieron mucho daño al bienestar social de aquellos países sin que, además, fueran eficaces en mejorar sus condiciones económicas. Antes al contrario, el deterioro de los indicadores sociales perjudicaron la situación económica. Muchos países se rebelaron frente al FMI y el coro de voces pidiendo su desaparición creció notablemente. Sus reservas bajaron de 105.000 millones de dólares en 2003 a 20.000 millones en 2007. El número de países que pidió ayuda al FMI decreció espectacularmente como consecuencia de su falta de credibilidad y percibida incompetencia. Fue, durante la crisis iniciada en el 2007, que aumentó su reserva a 750.000 millones, reserva que se está utilizando primordialmente en los países del Este y del Sur de Europa. Sus recetas –que resultaron dañinas e ineficaces en los países asiáticos y latinoamericanos- son ahora llevadas a Europa.
El caso más claro de los impactos negativos de las políticas neoliberales fue en la URSS, donde, en lugar de seguir una Transición que mantuviera un rol para el estado como pasó en China, se pasó de la economía planificada al neoliberalismo más duro con un coste humano enorme. La esperanza de vida descendió y sus niveles de bienestar y calidad de vida bajaron en picado. Todavía hoy, los indicadores de calidad de vida bajo el niberalismo, como esperanza de vida, son más bajos que los existentes en la época preneoliberal. Si tal deterioro hubiera ocurrido en un país que pasara del capitalismo al socialismo el escándalo hubiera sido enorme. Pasó en el sentido inverso y apenas fue noticia.
A la luz de estos datos es difícil sostener que las propuestas neoliberales propuestas por el FMI hayan sido exitosas, tal como sus defensores proclaman.
El fracaso del neoliberalismo en la Eurozona y en la UE
La evidencia científica del fracaso del neoliberalismo aparece claramente también en el análisis del supuesto “rescate” de los países periféricos de la eurozona, despectivamente conocidos como PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y Spain). En los tres primeros países, los fondos del FMI y de la Unión Europea, que se han transferido a estos países (fondos mal llamados “fondos de ayuda y recuperación) han sido condicionados a que sus gobiernos hagan reducciones draconianas de su gasto público, forzando además reformas que tienen como objetivo reducir los salarios. En ninguno de estos tres países, tales políticas han conseguido lo que deseaban. En realidad, los intereses de la deuda pública han continuado aumentando y el crecimiento económico es prácticamente nulo, cuando no negativo. La respuesta a esta situación por parte de la UE y del FMI es que los recortes no han sido suficientes y la bajada de salarios no ha tocado fondo. Como consecuencia de esta lectura del porque tales políticas han fracasado, se exige más de las mismas medidas. Y así se está yendo hacia un suicidio.
Los que no están perdiendo, sin embargo, son los bancos y muy en especial los bancos de los países centrales de la UE y muy en especial los bancos alemanes. Las “ayudas” a aquellos países –Grecia, Irlanda y Portugal- no son ayudas a la población. Son fondos que se prestan a sus gobiernos para que puedan pagar a los bancos. La evidencia muestra claramente que las supuestas ayudas no están ayudando a estos países a que salgan de la crisis.
En realidad seis datos aparecen con toda claridad.
- Grecia, Irlanda y Portugal no están saliendo de la recesión. Al revés, están retrocediendo más y más. Su tasa de crecimiento económico es nulo o negativo.
- Los intereses de su deuda continúan subiendo, no bajando.
- Los bancos domésticos se están descapitalizando pues hay una huida del ahorra doméstico hacia el exterior pues hay una desconfianza creciente en la viabilidad del sistema financiero.
- La valoración de sus bonos por las agencias de evaluación continúa siendo de negativa a desastrosa.
- Hay una protesta generalizada tanto dentro como fuera de estos países sobre las políticas neoliberales impuestas por el FMI y la UE para salir de la crisis, con el surgimiento de movimientos anti UE.
Y por si todo esto no fuera poco, el BCE está aumentando los intereses bancarios lo cual hará más difícil, casi imposible, la recuperación económica de estos países periféricos.
Las políticas alternativas que deberían hacerse en la eurozona
En realidad, es bastante fácil ver y entender que es lo que debería hacerse. Y no es muy diferente de lo que se hizo para salir de la Gran Depresión (a principios del siglo XX) o de la recesión económica en Europa que ocurrió inmediatamente después de la II Guerra Mundial como resultado de la destrucción de gran parte de las economías europeas. En ambos casos la Recesión-Depresión se revolvió a base de una enorme inversión pública con un enorme crecimiento del gasto público y aumento de la capacidad adquisitiva de la población mediante incremento de los salarios. En EEUU, el New Deal, y en Europa el Plan Marshall, sacaron a aquellos países de la crisis. Imagínese la estupidez que hubiera sido que en aquellos momentos, se hubieran recortado el gasto público y bajado los salarios. De seguirse entonces las políticas que imponen ahora, ni EEUU ni Europa habrían salido de la crisis.
Lo que debería hacerse es pues:
- Incrementar la demanda púbica y privada para estimular el crecimiento económico.
- Aumentar el gasto público, creando empleo público o financiado públicamente.
- Considerar que el desempleo es el mayor problema económico, además de social, existente en la eurozona.
- Estimular la demanda doméstica en los países centrales como Alemania, convirtiéndola en el motor de la recuperación económica. Los salarios deben aumentar en tales países, así como en los periféricos.
- Redistribuir las rentas, disminuyendo la enorme concentración de las rentas que están dañando la eficiencia económica de los países, sustrayendo grandes cantidades de dinero del consumo y demanda.
- Exigir que el Banco Central Europeo sea un Banco central (que tenga como objetivo, además de controlar la inflación, estimular el crecimiento económico y creación de empleo) y compre eurobonos de los estados periféricos con dificultades.
- Eliminación de las políticas de austeridad.
- Reforzar a los sindicatos para poder restablecer pactos sociales más favorables al mundo del trabajo.
- Hacer reformas fiscales profundas que determinen una redistribución de la renta (orientada hacia el consumo de las clases populares).
- Eliminar el fraude fiscal y los paraísos fiscales
- Establecer Bancas Públicas, exigiendo además, como condición de ayudas a la banca privada, que tales ayudas estén condicionadas a la provisión de crédito.
- Eliminar la independencia del BCE y de los Bancos Centrales.
- Coordinar las políticas económicas, fiscales y sociales a nivel europeo.
- Establecer convenios colectivos a nivel de toda la Eurozona y a ser posible de toda la UE.
- Imposibilitar el movimiento de capitales para fines especulativos
- Establecer un presupuesto de la UE que alcance (como sus fundadores exigieron) un mínimo de un 7% del PIB europeo. Y que tal presupuesto sea aprobado por el Parlamento Europeo.
Es casi inevitable que (como consecuencia del enorme dominio del pensamiento neoliberal en los establishments mediáticos, económicos y políticos europeos) cada vez que se presenta este programa alternativo (cuya eficacia se ha mostrado en el periodo keynesiando 1945-1980) se desmerezca definiéndolo como utópico, e irrealizable. Pero, su inevitabilidad está basada en el hecho, mostrado y documentado en este artículo, de que las políticas neoliberales actuales están llevando a estos países a una situación económica que no es sostenible ni económica ni políticamente. No hay duda de que tales políticas terminarán imponiéndose. Pero para ello se requiere una enorme movilización y agitación social en protesta a la situación actual.
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