À procura de textos e pretextos, e dos seus contextos.

17/06/2010

Italia, el mito de la sociedad perfecta

Benedetta Guerriero

Fue suficiente un artículo del “American Journal of Transplantation”, revista científica que se ocupa del tema de los transplantes, para sacudir a la opinión pública italiana en relación a lo decidido por la Región Véneto con el decreto 851 del 31 de marzo de 2009. Los autores de la denuncia son dos nefrólogos del hospital “Gemelli” de Roma, Maurizio Bossola y Nicola Pannocchia y un psicólogo de la Universidad de California, Giacomo Vivanti, que acusan a las instituciones regionales del Véneto de discriminar a los discapacitados mentales.
El Véneto, reservorio de votos de la Liga del Norte, acude a los amparos, habla de instrumentalizaciones y de tergiversaciones. Y sin embargo el texto es muy claro y no da lugar a distorsiones. Se lee, en efecto, que “constituyen contraindicaciones absolutas los siguientes factores: psicosis florecida, daños cerebrales irreversibles, retraso mental (Q.I <50); abuso/dependencia de drogas o alcohol: tendencias suicidas activas; reciente tentativa de suicidio; incumplimiento terapéutico”. Pero no sólo eso. También se indican en el texto las “contraindicaciones relativas al trasplante”. La lista en este caso resulta notablemente extensa y entre los factores que pueden constituir un impedimento para el trasplante figuran por ejemplo: “existencia de disturbios afectivos, retraso mental Q.I <70, tentativa de suicidio en el pasado, insuficiente nivel de información…”
Parece difícil por lo tanto tergiversar, alterar, instrumentalizar expresiones tan claras y simples. “Resulta anómalo –dice Maurizio Bossola a Peace Reporter– que sea un órgano político quién establece una guía para los trasplantes. Por lo regular las reglas son establecidas por la sociedad científica, basadas en la profesionalidad de los especialistas. No existen motivos clínicos, constitucionales o jurídicos que puedan justificar esta decisión de la Región del Véneto”. El objetivo del artículo, como sigue explicando Bossola, no es hacer política sino aportar una reflexión sobre un tema harto delicado y entender el significado de esa aberrante discriminación relacionada con los enfermos mentales. “A estar con lo establecido en la resolución –dice el nefrólogo del Gemelli– las personas con retraso mental tendrían menor respuesta a las terapias inmunodepresivas, pero no existen estudios clínicos sobre el particular. Además para evaluar la inteligencia individual usa un instrumento grosero como el cociente intelectual, que no es para nada científico.
Según la Región del Véneto, los enfermos mentales, al no entender la importancia de asumir la terapia antirechazo post quirúrgica, deberían ser excluidos de la lista de espera de los trasplantes. Tampoco los niños –continúa Bossola– pueden comprender la importancia de la terapia post trasplante, pero se supone que son los padres quienes se ocuparan de ello. No comprendo por qué no se puede reflexionar del mismo modo con respecto a los enfermos mentales. No existen ciudadanos clase A y clase B, todos tienen derecho a que los curen. Como médico mi objetivo es curarlos a todos, sin distinciones”

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=107989

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