El mundo entero vive estos días ahogado por una orgía de cifras millonarias que se evaporan o se invierten a causa de la mayor crisis financiera de la historia. Sin embargo, hay otros millones, que tienen rostro, nombre e historia y que también son arrastrados por la vorágine de la recesión. Exactamente los de los 90 millones de personas que entrarán este año en la extrema pobreza (menos de un 1,25 dólares al día, o casi un euro), a causa de la crisis y que pasarán a engrosar la extensa marea humana que conforma este colectivo, que en 2005 contaba con 1.300 millones de personas, según el Banco Mundial.
Los países del África sub-sahariana, los castigados de siempre, serán los que más sufran las consecuencias de la debacle financiera, que según el organismo internacional ha expuesto al 40% de los países en desarrollo de nuevo al riesgo del colapso. La mitad de los países con menos renta (la mayoría africanos) perderán ingresos en este ejercicio. Pero a diferencia de los países avanzados, estas economías no tienen ninguna posibilidad de encontrar financiación en los mercados internacionales mediante la emisión de deuda. De hecho, también las economías en vías de desarrollo tendrán problemas para vender deuda en los próximos ejercicios debido a la avalancha de bonos respaldados por Gobiernos tan poderosos como Estados Unidos, Alemania o Reino Unido.
Otras de las regiones más golpeadas por la crisis serán Europa del Este y Asia Central, donde el Banco Mundial teme que haya retrocesos en el nivel de pobreza. Así, el 18% de la población de la zona ha logrado abandonar la miseria desde 1999, pero el organismo teme que en este ejercicio se retroceda al menos un 5%, lo que supondría que 25 millones de personas volverían a la pobreza y otros 10 millones más lo harán en 2010.
Por este motivo, las organizaciones internacionales y las ONG hacen especial hincapié en la necesidad de aumentar la ayuda al desarrollo en los próximos ejercicios. El Banco Mundial advertía la pasada semana de que las presiones sobre el diseño de los presupuestos para el próximo ejercicio pondrán en peligro la continuidad de los niveles de ayuda actuales que se habían recuperado en 2008 después de retroceder entre 2005 y 2007.
Para compensar esta posible pérdida de ayudas, el Banco Mundial lanzó hace un par de meses una iniciativa destinada a captar fondos por parte de los países más desarrollados: el fondo para la vulnerabilidad. La idea de Robert Zoellick, director del Banco Mundial, es que cada país destine el 0,7% de su plan de estímulo fiscal a este fondo. Si se llevara a la práctica, sólo Estados Unidos tendría que aportar casi 6.000 millones de dólares este año, lo que, según cifras de Intermón Oxfam estaría cerca del coste de dar tratamiento para el sida a 250.000 personas. Además, los países participantes en la cumbre de Londres también se comprometieron a dar "aportaciones bilaterales voluntarias" al Banco. Por ahora, este ha recaudado 6.000 millones de dólares, una cifra que parece diminuta frente al objetivo de su organismo hermano, el Fondo Monetario Internacional de captar 750.000 millones de dólares para dar créditos.
Pese al alarmismo de estas cifras, el Banco Mundial cree que todavía es posible alcanzar uno de los objetivos de Desarrollo del Milenio (promovidos por Naciones Unidas): conseguir que en 2015 la pobreza sea la mitad que en 1990. Sin embargo, reconoce que los retrocesos en la ayuda o en el crédito pueden frenar este objetivo.
Público.es - 03.05.09
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