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29/06/2009

Las políticas de prevención y promoción en salud mental son sólo una declaración de intenciones

Sergi Raventós

En estos momentos de grave recesión económica, estar en paro o con trabajos precarios, entre muchas otras consecuencias negativas, está ya provocando estragos en la salud mental para miles de personas (1). Es conveniente hacer, entre muchas otras cosas, un repaso a las recomendaciones de las políticas de prevención y promoción de la salud mental que desde años se vienen haciendo desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Unión Europea (UE).

La relación de documentos, resoluciones, conferencias, comunicados, etc. que se han publicado en los últimos años, ya sea de la UE como de la OMS sobre el alcance de los problemas de salud mental son considerables. Y es que los problemas relativos a la salud mental constituyen una preocupación de salud pública de primera magnitud.

A pesar de la calidad y la importancia de estos informes, las concreciones de los mismos han sido escasas. A medida que pasan los años, la salud mental de la población está empeorando cada vez más.

Las estrategias en salud mental y la lucha contra la enfermedad mental

La salud mental suele estar interrelacionada dentro de un complejo cuerpo de políticas sociales, de salud, de bienestar, de vivienda, de justicia, de ocupación, etc. Cuando se formula una política de salud mental es necesario valorar el entorno físico y social donde viven las personas y es imprescindible también la colaboración intersectorial para potenciar sus efectos positivos (2). Como apunta la OMS: “cada gobierno debería disponer de una política de salud mental, pues la salud mental está estrechamente relacionada con el desarrollo humano y la calidad de vida, los trastornos mentales tienen una alta prevalencia y producen una carga de enfermedad significativa a nivel mundial (3), y la puesta en marcha de intervenciones en salud mental requiere de la participación de diferentes instituciones del Estado” (ibíd.).

Las políticas en salud mental en el siglo XXI

Desde hace unos años y sobre todo desde inicios del siglo XXI se está dando mucha relevancia a la importancia que tienen las políticas preventivas y de promoción de la salud mental como instrumentos para contribuir a una mejora de la salud mental de las poblaciones y también para disminuir los problemas sociales que giran alrededor de la misma.

La promoción y la prevención representan unas estrategias sanitarias orientadas a la modificación de los determinantes de la salud (pobreza, mala distribución de los ingresos, baja cohesión social, mala alimentación, etc.). La prevención implica actuar sobre las causas de la enfermedad para impedir que ésta pueda actuar. La promoción, en cambio, se ocupa de los determinantes de la salud y pretende capacitar a la población para que sepa cuidar mejor de su salud y evitar que enferme. También busca construir entornos saludables, socialmente (disminución de la pobreza, de las desigualdades sociales, de la precariedad laboral, etc.) y ambientalmente: polución, riesgos ambientales, problemas urbanísticos...(4). La promoción de la salud mental según la Asociación Española de Neuropsiquiatría también implicaría “la creación de condiciones individuales, sociales y ambientales que permitan el óptimo desarrollo psicológico y psicofisiológico...” (5).

Las actividades para la promoción de la salud mental son principalmente sociopolíticas: reducir el paro, mejorar la escolarización y la vivienda, trabajar para la reducción de los diferentes tipos de estigma y discriminación, etc. pero tienen también como importante resultado la prevención de los trastornos mentales. La evidencia indica que la promoción también es efectiva para prevenir una gama importante de enfermedades y riesgos relacionados con la conducta (6).

El propósito, de forma más concreta, de las acciones de promoción y prevención en salud mental sería la disminución del impacto negativo que el estrés psicosocial tiene en el bienestar individual y colectivo. Este objetivo se conseguiría favoreciendo el desarrollo de factores protectores, modificando los de riesgo y disminuyendo las desigualdades sociales, mediante la incidencia de las acciones en los grupos más vulnerables y con menos recursos.

El libro verde de la salud mental de la Unión Europea

Hace pocos años, en el 2005, la UE elaboraba un documento importante, conocido por el Libro verde. Mejorar la salud mental de la población. Hacia una estrategia de la Unión Europea en materia de salud mental.

El propósito del documento, expresado claramente en el inicio, es: “iniciar un debate con las instituciones europeas, los gobiernos, los profesionales de la sanidad, las partes interesadas de otros sectores, la sociedad civil, en particular las organizaciones de pacientes y la comunidad investigadora, sobre la importancia de la salud mental para la UE, la necesidad de una estrategia y las posibles prioridades de tal estrategia” (7).

En este informe se destaca que el 27% de los europeos adultos padecen alguna forma de alteración psíquica a lo largo de su vida. En la UE, las formas más comunes de enfermedad mental son la ansiedad y la depresión. Se calcula que la depresión será la primera o segunda causa de enfermedad en el año 2020 en el mundo desarrollado. También se menciona el hecho que los costos económicos llegan al 4% del PIB, sobre todo debido a las pérdidas de productividad; asimismo, los trastornos psíquicos representan una de las principales causas de jubilación anticipada y de percepción de pensiones por discapacidad. Otra constatación de este informe es que las capas social y económicamente más bajas de la población son más vulnerables a les enfermedades mentales, y que los inmigrantes y los grupos más marginados corren un riesgo más alto de padecer enfermedades mentales. Se constata también que unas malas condiciones de trabajo son causas de problemas psíquicos y que un 28% de trabajadores manifiestan padecer estrés en su puesto de trabajo.

El documento considera que la actuación médica, a pesar que es fundamental para hacer frente a los retos planteados, no puede por sí misma abordar y modificar los factores determinantes de orden social. Reconoce también que no hay ninguna estrategia a nivel comunitario sobre salud mental que enlace las diferentes políticas sanitarias con las políticas sociales, de ocupación, educativas, de justicia, etc.

Finalmente, cabe decir que este Libro verde de la salud mental europea ha inspirado la orientación y la Estrategia española en salud mental diseñada en el 2007 (8) y los diversos planes autonómicos, como el Pla Director de Salut Mental i Adiccions de Catalunya (9).

Y entonces... ¿cuándo?

En la conferencia de Helsinki de la OMS del 2005 donde participaron 51 de los 52 estados miembros de la región europea de la OMS, se reconoció a la prevención, la promoción, el tratamiento y la rehabilitación en salud mental como una prioridad para Europa y sus miembros. A pesar de este reconocimiento de los gobiernos, Estados, agencias de salud, expertos, etc. la prioridad de la promoción de la salud mental y la prevención de los trastornos mentales se reduce mucho cuando se trata de trasformar las palabras en acción. Los expertos en salud mental de los países estimaron que la promoción y la prevención eran poco prioritarias y básicamente retóricas (10).

Las razones de este inmovilismo tendrían que ver con una insuficiente financiación. Los recursos destinados al cuidado de la salud mental están lejos de ser proporcionales a los problemas de la población como se esta viendo en las consultas de atención primaria.

Algunos autores ya lo han manifestado en muchas ocasiones (11). Está claro que sin políticas de redistribución de la riqueza y aumento de los impuestos a las rentas más altas se hace complicado que se invierta en más recursos para políticas sociales para reducir la pobreza, luchar contra la exclusión social, reducir el paro y la precariedad laboral y aumentar las políticas a favor de la salud y la enseñanza pública y de calidad.

El problema, una vez más, radica en que si en un contexto de crecimiento económico se ha hecho más bien poco en estos temas de prevención y promoción en salud mental, en una situación como la actual de grave crisis económica, se ve difícil que se puedan destinar recursos económicos a las políticas de prevención y promoción en salud mental, que parecen orientadas a una visión de medio y largo plazo, a pesar del incremento de las problemáticas de salud mental detectadas y de las estimaciones de futuro que hacen las agencias de salud.

Si en épocas de prosperidad no se hacen estas políticas tan manifiestamente importantes para la salud de las poblaciones y en épocas de vacas flacas tampoco se “pueden hacer”, ¿cuándo se van hacer?

Notas

(1) Según información del periódico barcelonés La Vanguardia del 14 de abril del 2009, el 30% de las consultas en los Centros de Atención Primaria son por salud mental: el 9,6% por depresión, el 7% por angustia, el 6,6% por fobias, el 3,5% por crisis de pánico y el 3,2% por abusos de sustancias. También recientemente, a finales de mayo, en Catalunya se realizó el VI congreso de atención primaria y salud mental de la sociedad catalana de medicina familiar, donde se puso de manifiesto que una de cada dos personas que acudían últimamente a las consultas no era por enfermedad sino por algún malestar emocional. La crisis y los cambios sociales estarían en el origen de las consultas.

(2) Sobre este aspecto es interesante el articulo de García B. (2007): “¿Dónde se encuentra la prevención y promoción de la salud mental en el momento actual?”. Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., vol. XXVII, n.100, pp.355-365.

(3) Espluga J.,Caballero J.(2005): Introducción a la prevención de riesgos laborales. Del trabajo a la salud. Barcelona, Ariel.

(4) Asociación Española de Neuropsiquiatría. (2008): “Consenso sobre promoción de la salud mental, prevención del trastorn mental y disminución del estigma de la Asociación Española de Neuropsiquiatría 2007”. Cuadernos técnicos, 8. Madrid.

(5) Véase este importante documento de la OMS: Organización Mundial de la Salud. (2004): Promoción de la Salud Mental. Informe compendiado. Ginebra.

(6) Comisión de las Comunidades Europeas (2005): Libro Verde. Mejorar la salud mental de la población. Hacia una estrategia de la Unión Europea en materia de salud mental. Bruselas. P.3.

(7) Véase el interesante artículo en Sin Permiso: “Ser negro en Gran Bretaña es malo para la salud mental” de Kwame Mackenzie en http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=1226

(8) Se puede consultar en Ministerio de Sanidad y Consumo (2007): Estrategia en Salud Mental del Sistema Nacional de Salud. Madrid, Centro de Publicaciones.

(9) Generalitat de Catalunya. Departament de Salut. (2006): Pla Director de Salut Mental i Addiccions de Catalunya. Barcelona. Direcció General de Planificació i Avaluació.

(10) Ver Jané Llopis, E., Anderson P., i Van Alst S. a www.gencat.net/salut/imhpa/Du32/pdf/coun_stories_cap1.pdf). Consultada por última vez el 24 de mayo de 2008. Y también el artículo de Jané-Llopis E. (2004): “La eficacia de la promoción de la salud mental y la prevención de los trastornos mentales”. Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría. Vol. 24. N.89. 67-77.

(11) Un libro que aborda claramente las desigualdades en salud: Benach J. y Muntaner C. (2005): Aprender a mirar la salud. Barcelona, El Viejo Topo.
Sin Permiso - 28 .06.09

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