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15/07/2010

El Gobierno de Marruecos vende el país a los empresarios del sector turístico

Izaskun Sánchez Aroca

Con el beneplácito de Mohamed VI, Marruecos se ha convertido en uno de los nuevos destinos de sol y playa. Las ofertas ya están en el papel y pasar una semana en “la perla azul del Mediterráneo” cuesta 325 euros, eso sí, con las ventajas del todo incluido, un paquete que esconde violaciones de derechos laborales y medioambientales.

“Existen exenciones fiscales para las empresas que se ubiquen en Marruecos y el coste laboral es entre un 8 y un 15 % menor que en la UE”. Éste es el reclamo de Salahdine Mezouar, ministro de Economía marroquí, que, a finales de junio, vendía las mieles de un territorio ‘sin explotar’ abierto de par en par a las empresas del Estado español. Estas declaraciones se enmarcan en la política iniciada por Mohamed VI. “Lo que hace este rey es priorizar el turismo de masas con el Plan Visión 2010 y el plan Azur”, afirma Rodrigo Fdez. Miranda, coautor del libro Políticas públicas, beneficios privados.

Estos planes promueven el turismo ‘puro y duro’ y una serie de acuerdos bilaterales que abren distintos sectores, como el transporte local a países de la Unión Europea. “Un ejemplo de connivencia de poderes públicos y privados con el amparo de organismos internacionales”, sentencia Miranda. En ésta línea está el supercomplejo turístico ubicado en la pequeña localidad de Saïdia, al noroeste del país, junto a la frontera con Argelia. Este proyecto supuso una inversión inicial de 4.500 millones de euros. Con más de 700 hectáreas y seis kilómetros de costa, el complejo alberga tres campos de golf, nueve hoteles de lujo (de grupos como Barceló), parques, restaurantes, centros comerciales, un helipuerto y un puerto deportivo, entre otros lujos. La construcción iniciada por Fadesa en 2005 fue retomada por el empresario Fernando Martín Álvarez tras la creación de Martinsa-Fadesa.

Hasta la fecha las críticas por parte de distintos grupos ecologistas como la Ecoplataforma Norte de Marruecos han sido desoídas. Según esta red, Martinsa- Fadesa ha destruido a golpe de bulldozer miles de variedades autóctonas de la zona, como un bosque de enebro rojo, dunas y especies protegidas como la tortuga griega, reptiles o aves migratorias. Eso sin contar con que la población local se verá privada del acceso a la playa. La plataforma de ecologistas denuncia además que el riego de los tres campos de golf amenaza el abastecimiento de agua y el caudal del río Muluya, cuya desembocadura representa uno de los humedales más importantes del Magreb.

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=109643

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