A más de una década de los acuerdos de paz, la frágil estabilidad política de Irlanda del Norte recibe los embates de una crisis provocada por un sonado adulterio
Aunque poetas y cantores se han empeñado durante siglos en convencer a la humanidad de que “el amor todo lo puede”, resulta difícil a la población norirlandesa admitir la desenfrenada pasión de la esposa del primer ministro, Peter Robinson, por el hijo del carnicero de su barrio.
En una sociedad caracterizada por las rivalidades religiosas y políticas, a las que se añade una rígida visión conservadora, la relación entre una mujer casada con un muchacho 40 años más joven generó agrias reacciones de condena, capaces de alterar la vida en el territorio y colocarlo a las puertas de su mayor crisis política de la última década.
Enclave británico desde el siglo XVII y escenario de fuertes enfrentamientos armados a lo largo del tercio final de la pasada centuria, las revelaciones en torno al romance, acompañadas de fuertes evidencias de corrupción, agudizan las divergencias entre los unionistas —adeptos del control de Londres— y la oposición, encabezada por los nacionalistas del partido Sinn Féin, quienes reclaman su intervención en las fuerzas del orden y la justicia.
De acuerdo con medios de prensa británicos e irlandeses, la relación sentimental entre la señora Iris Robinson y el joven Kirk McCambley trasciende los límites del adulterio común, ya que desde su posición política como diputada a la Asamblea norirlandesa y a la Cámara de los Comunes del Reino Unido, la esposa del premier utilizó sus influencias para lograr un préstamo de 60 mil euros, destinados a la apertura de un elegante café en el sur de Belfast, hecho del que el primer ministro conoció y no informó a las autoridades, lo que constituye una violación del juramento de ética del gobernante.
El detonante del escándalo vino más tarde, cuando McCambley, bajo el pretexto de que padecía un cáncer testicular, trató de interrumpir su relación con la señora Robinson y esta exigió la devolución del préstamo al conocer de los encuentros del jovencon una adolescente.
Casada con Robinson desde 1970 —con él tiene tres hijos— Iris es conocida por su férrea postura religiosa y la defensa de los valores más conservadores de una sociedad enmarcada por el enfrentamiento secular entre católicos y protestantes.
Líder de Partido Democrático Unionista desde el 2008, Peter Robinson era considerado una pieza clave en la estrategia pacificadora de Londres, conseguida tras el denominado Acuerdo del Viernes Santo en abril de 1998, que otorgó una mayor autonomía al territorio y estableció una Asamblea Legislativa regional con la participación de todas las fuerzas políticas, factores que contribuyeron a la renuncia de la lucha armada por el núcleo mayoritario del Ejército Republicano Irlandés en julio del 2005.
Al calor de las revelaciones, influyentes líderes políticos y religiosos de Irlanda del Norte, entre ellos el premio Nobel de la paz David Trimble, han pedido la dimisión de Peter Robinson como primer ministro de la provincia y líder del Partido Democrático Unionista, de ahí que algunos analistas no descartan una agotadora campaña electoral para recuperar el prestigio de la organización, debilitado por la creciente indignación de los votantes por los escándalos personales y financieros del matrimonio Robinson, cuyo suntuoso tren de vida incluía ingresos conjuntos de medio millón de libras anuales (alrededor de 815 mil euros) y una segunda residencia en el estado de Florida.
Semejante escenario lleva a la realidad la historia del filme El graduado, que en 1967 premió con el Oscar al estadounidense Mike Nichols y lanzó a la popularidad al actor Dustin Hoffman y al dúo de Simon y Garfunkel, intérpretes del tema central de la película, titulado Mrs. Robinson y que en estos días invade con fuerzas renovadas emisoras y páginas de internet de varias ciudades europeas, mientras en la Cámara de los Comunes, los intentos por una modificación legal que permita el retorno de los legisladores con problemas mentales, presagian intentos de disculpas a la infractora norirlandesa.
Recluida en una clínica psiquiátrica de Belfast, Iris Robinson contempla su descrédito político con el solidario perdón de su esposo, capaz de presentar su renuncia temporal al cargo como fórmula para evadir la censura de seguidores y adversarios,entre los cuales pocos toleran el adulterio, y casi ninguno admite el uso del cargo público para sofocar las pasiones de una fogosa sesentona.
http://www.trabajadores.cu/materiales_especiales/columnistas/luis-jesus-gonzalez/pasiones-y-crisis-en-belfast
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