José Saramago
El pasado 18 de junio murió en su residencia de Lanzarote el escritor marxista portugués y Premio Nóbel de Literatura en 1998, José Saramago. Para honrar su memoria de gran escritor comprometido con los valores del laicismo republicano y el socialismo, reproducimos a continuación una entrevista realizada por Adelino Gomes, inédita en castellano, aparecida en noviembre de 2006 en el suplemento Mil Folhas del diario lisboeta Público.
En la cocina del domicilo de la Praça de Londres, en Lisboa, donde acaba de ofrecernos café y bollos, Pilar nos presenta a Rosa, una familiar de Catarina Eufémia, [1] que trabaja con ella desde que se conocieron, a finales de los años 80, en el Instituto Español de Lisboa, donde estudiaban los hijos de ambas. Pilar - de quien José Saramago dirá, en la apasionada dedicatoria de As Pequenas Memórias (ed. Caminho) [Las pequeñas memorias, Alfaguara, Madrid, 2007], sobre la infancia y juventud vividas en Azinhaga y en Lisboa, "que aún no había nacido y tanto tardó en llegar" - vive intensamente los preparativos del lanzamiento del libro el próximo jueves en la aldea natal del escritor.
Salieron de casa, en la isla de Lanzarote (España), el 2 de septiembre. Sólo volverán para Navidad. Gente venida de Barcelona, de Paris – un millar de personas, calcula Pilar – le cantará a Saramago el "Cumpleaños feliz", en una celebración que marcará simultáneamente el lanzamiento de la autobiografía de sus primeros 15 años de vida.
PÚBLICO – Si yo le dijese, después de leer su autobiografía, que fue salazarista cuando era adolescente, ¿qué respondería?
JOSÉ SARAMAGO - Que nunca fui salazarista.
- ¿Y que estuvo "ligado al fascismo", como dice el titular [del jueves] del Correio da Manhã?
- La ignorancia tiene algún inconveniente: cuando se junta con la estupidez, no tiene remedio. Lo que no consigo comprender es que no haya un director o un jefe de redacción atentos.
- Pero, ¿sabe que, antes del Correio da Manhã, fue O Estado de S. Paulo [edición del día 4] quien lo publicó como titular?
- Es estúpido, evidentemente. Me preguntaron qué pensaba [de la confesión] de Günter Grass [en el libro Beim Häuten der Zwiebel (Pelando la cebolla , Alfaguara, Madrid, 2007)] de que había sido voluntario de las Wafen-SS, de Hitler, a los 17 años]. Yo estaba bien dispuesto y contesté diciendo que había llegado el momento de hacer una confesión. Se tomaron la ironía al pie de la letra y dijeron eso. En el libro cuento que éramos todos de la Mocidade Portuguesa. [organización juvenil del fascismo luso, 2] O Correio da Manhã se hizo eco de lo que escribió O Estado de S. Paulo, creyendo que tenía en la mano un escándalo.
- En el libro señala que en el instituto conseguía quedarse el último de la fila y que nunca usó el uniforme.
- Y escribo, a propósito, que esa fue mi primera victoria contra el fascismo. Hace falta tener mucho cuidado en el uso de la ironía con los periodistas, sobre todo tratándose de una respuesta por escrito. Él [el entrevistador brasileño] no sabía nada [de la historia de la Mocidade Portuguesa].
- Él establece la vinculación con Grass, "que confesó, en su autobiografía, haber pertenecido a las Juventudes Hitlerianas". ¿Por qué, a propósito, comprende usted la confesión tan tardía de Grass?
- Nadie se preocupa mucho de que las personas no revelen sus secretos. Nadie los cuenta, o los cuenta sólo a alguien a quien casualmente le interese. Todos guardamos secretos. Pero parece, desde el punto de vista de quienes se escandalizaron, que no podemos guardar secretos. Entonces, que nadie guarde secretos. Dicen: "¡Ah!, pero una figura pública..."
- Una figura asumida como autoridad moral...
- Podría alegarse que Saulo [de Tarso, San Pablo] también persiguió a los cristianos y después se convirtió. Evidentemente que hubiera sido mejor para Grass haberlo confesado desde un principio. Pero recurrió al juego de las medias verdades.
- Lo que es censurable.
- Pero, ¿no habrá también una gran hipocresía en aquellas personas que se presentan como grandes virtuosas, honestas, límpidas de carácter, de pasado impoluto? No será antes bien uno de esos casos, tan ansiados por tanta gente, de descubrir los pies de barro de los gigantes que deberían ser de bronce?
- También. Por eso aquellos que se engrandecen tienen que estar preparados para esto.
- Pero, ¿no habrá también una gran hipocresía en aquellas personas que se presentan como grandes virtuosas, honestas, límpidas de carácter, de pasado impoluto? No será antes bien uno de esos casos, tan ansiados por tanta gente, de descubrir los pies de barro de los gigantes que deberían ser de bronce?
- También. Por eso aquellos que se engrandecen tienen que estar preparados para esto.
- ¿No será la historia de aquel hombre que andaba de tierra en tierra a la espera de que se cayese el trapecista del circo? Tomé partido a su favor porque aquello [lo que hizo Grass] no liquida lo que fue el futuro de ese tiempo. ¿No había derecho a erigirse en fiscal moral de los demás? Yo no quiero jugar a eso. Yo no condeno a Günter Grass. ¿Que debía haberlo dicho? Pues debía. Pero, por lo menos ya está dicho, ahora dejen al hombre en paz.
- Sondeos recientes en Portugal y en España indican que hay gente tanto aquí como allí dispuesta a avanzar en la unión de los dos países. Independientemente del valor de las encuestas, si le hiciesen la pregunta, ¿qué respondería?
- He entregado un ensayo de 12 páginas que publiqué hace unos 20 años y que se llama Sobre o meu iberismo.
- ¿Puede resumirlo?
- Pienso que estamos cansados. Como portugueses, estamos cansados de vivir. Acaso nuestra misión histórica acabó.
- ¿Y ahora?
- ¿Y ahora, qué? No sabemos. Pasamos siglos de dependencia: dependencia de Gran Bretaña, dependencia de esto, dependencia de aquello. Ahora somos también dependientes, lo que no avergüenza a nadie: hay ollas de barro y ollas de metal. Pero aquí falta una cosa que se llama orgullo, cada vez más. Somos capaces de calenturas, como lo fue el 25 de Abril, una calentura en la que ingenuamente creímos. No era cierto, no era posible, no era creíble, pero el tiempo de la felicidad llegó para Portugal entonces. Duró, como las rosas de Malherbe, [3] l'espace d'un matin. Y se acabó.
- Dejó cosas buenas.
- No. No dejó nada. Las cosas buenas que creó las eliminó todas.
- ¿Y las tres "des" de las que se hablaba: democracia, desarrollo, descolonización? Todas las colonias son independientes.
- No teníamos más remedio que salir de allí, hombre. Estábamos simplemente derrotados.
- Salazar estaba [políticamente] derrotado desde la Segunda Guerra Mundial, toda la gente creía que llegaría la democracia a Portugal, soplaban vientos de descolonización y los grandes imperios nos acogieron, pero Portugal no...
- Eso sólo prueba que a los países democráticos no les importaba nada convivir con países no democráticos, mientras eso, de una forma u otra, sirviera a sus intereses. Es la historia de siempre, véase el caso de China.
- Fue necesario que los militares jóvenes pusieran en hora el reloj de la historia, que en Portugal tenía las agujas atrasadas.
- Tal vez. Pero nosotros estábamos en Europa, en una comunidad como ésta no era posible mantener una dictadura, aunque se hubiera vuelto soft. Habríamos acabado por hacer lo que hizo España, pero para eso también hizo falta que muriese el dictador: una transición.
- Eso sólo prueba que a los países democráticos no les importaba nada convivir con países no democráticos, mientras eso, de una forma u otra, sirviera a sus intereses. Es la historia de siempre, véase el caso de China.
- Fue necesario que los militares jóvenes pusieran en hora el reloj de la historia, que en Portugal tenía las agujas atrasadas.
- Tal vez. Pero nosotros estábamos en Europa, en una comunidad como ésta no era posible mantener una dictadura, aunque se hubiera vuelto soft. Habríamos acabado por hacer lo que hizo España, pero para eso también hizo falta que muriese el dictador: una transición.
- Influida por nosotros, como sucedió, por cierto, en otros países del mundo.
- Hace unos días Freitas do Amaral [4] contó la historia de cuando llamó a los embajadores de los países del Consejo de Seguridad, a los que comunicó que estaba pensando en reformarlo. Respuesta de todos ellos: "Ni lo piense, nosotros lo vetamos". El 25 de Abril es apenas una fecha. Lo convirtieron en una fecha, nada más. Ya lo dije públicamente y lo repito: yo ya no celebro el 25 de Abril. Hay un antes del 25 de Abril que yo celebraría, si de eso se tratase, que es justamente el movimiento que llevó al 25 de Abril. Hecho por esos militares que la democracia liquidó, en la mayor parte de los casos pasándolos al retiro, persiguiéndolos. Ante esos, sí, ante esos sí que me quito el sombrero. Pero luego está el momento que viene después. Muchos pensaron que había llegado la hora de cambiar el país, que era de una cierta manera cambiar la historia o tener otra visión de ella. No vale la pena entrar en los excesos, en la reforma agraria, en las nacionalizaciones, pero es que eso fueron consecuencias del 25 de Abril.
- Vuelvo a las tres "des".
- No admito que se diga que nos quedamos con la democracia.
- Y también con la independencia de las colonias; y con cierto desarrollo...
- El desarrollo en España, en los años 60, tuvo lugar bajo el franquismo. No fue necesaria una revolución. ¿China no es ya una amenaza para los EEU? [muestra una entrevista concedida al Nouvel Observateur de cuando fue a París a la presentación del Ensaio sobre a Lucidez].
- En esa entrevista dice usted que no hay democracia sino un poder que está por encima de los gobernantes a los que votamos y que no son, al final, quienes deciden. La pregunta que dan ganas de hacerle al señor, un escéptico que abrazó una ideología que transmitía optimismo histórico es: ¿qué hacer, entonces?
- ¿Qué hacer? Tenemos un ceremonial democrático cada vez más falto de vergüenza: campañas electorales que cuestan ríos de dinero, subvencionadas muchas veces no se sabe por quién o demasiado se sabe por quién; promesas que se sabe de antemano que no se cumplirán; procesos cosméticos del género de un gobierno de un partido socialista, pero no un gobierno socialista. Porque, aquí y en cualquier parte del mundo, el partido en el gobierno podrá llamarse lo que quiera porque va a tener que hacer exactamente la misma política. Una comedia de engaños. No servimos más que para homologar cosas que nada tienen que ver con nosotros, porque no podemos influir en ellas. Aristóteles decía en la Política que en un gobierno democrático bien entendido, el gobierno de la polis, los pueblos debían estar en mayoría, pues son mayoría.
- Ese es el principio del sistema representativo...
- En el libro A Morgadinha dos Canaviais, Júlio Diniz, [5] un escritor suave, describe esa situación de votos que se hacen trizas y son substituidos a última hora para elegir, no a una persona sino a otra. Hay cosas que habría que volver a leer.
- Así y todo, es extraordinario el avance a estas alturas en este terreno entre nosotros.
- No admito que se diga que nos quedamos con la democracia.
- Y también con la independencia de las colonias; y con cierto desarrollo...
- El desarrollo en España, en los años 60, tuvo lugar bajo el franquismo. No fue necesaria una revolución. ¿China no es ya una amenaza para los EEU? [muestra una entrevista concedida al Nouvel Observateur de cuando fue a París a la presentación del Ensaio sobre a Lucidez].
- En esa entrevista dice usted que no hay democracia sino un poder que está por encima de los gobernantes a los que votamos y que no son, al final, quienes deciden. La pregunta que dan ganas de hacerle al señor, un escéptico que abrazó una ideología que transmitía optimismo histórico es: ¿qué hacer, entonces?
- ¿Qué hacer? Tenemos un ceremonial democrático cada vez más falto de vergüenza: campañas electorales que cuestan ríos de dinero, subvencionadas muchas veces no se sabe por quién o demasiado se sabe por quién; promesas que se sabe de antemano que no se cumplirán; procesos cosméticos del género de un gobierno de un partido socialista, pero no un gobierno socialista. Porque, aquí y en cualquier parte del mundo, el partido en el gobierno podrá llamarse lo que quiera porque va a tener que hacer exactamente la misma política. Una comedia de engaños. No servimos más que para homologar cosas que nada tienen que ver con nosotros, porque no podemos influir en ellas. Aristóteles decía en la Política que en un gobierno democrático bien entendido, el gobierno de la polis, los pueblos debían estar en mayoría, pues son mayoría.
- Ese es el principio del sistema representativo...
- En el libro A Morgadinha dos Canaviais, Júlio Diniz, [5] un escritor suave, describe esa situación de votos que se hacen trizas y son substituidos a última hora para elegir, no a una persona sino a otra. Hay cosas que habría que volver a leer.
- Así y todo, es extraordinario el avance a estas alturas en este terreno entre nosotros.
- Pero, ¿quién no avanzó en estos dos siglos? ¿Seremos la excepción? Lo extraordinario sería que no hubiéramos avanzado. Tal vez yo sea demasiado escéptico, pero usted es demasiado optimista.
- Su discurso quiere mostrarnos que la banalidad está instalada en el mundo y que no hay nada que hacer. ¡Pero se puede cambiar! Este libro suyo es la viva prueba de que un hombre que nació en una aldea entre gente pobre y analfabeta puede liberarse de lo que parece ser su destino.
- Se puede cambiar, de acuerdo. ¡Pues entonces, cambiémosla! Lo que llevo diciendo hace ya tiempo es que es preciso que nos cambiemos la vida si queremos cambiar de vida. Y esto se aplica a todo.
- Acláreme, ¿qué 25 de Abril es el que valdría la a pena celebrar?
- Un 25 de Abril que hubiese cambiado realmente la mentalidad de los portugueses. Que hubiese hecho de nosotros personas capaces de construir. Que, dentro de nosotros, eliminásemos esa especie de fatalidad de que, desde D. Sebastião, [6] tenemos siempre que depender de alguien que nos ayude a cruzar la calle.
- ¿Por ejemplo?
- Transformaciones como las nacionalizaciones. Ahora hasta para obtener fondos para pagar las deudas se privatiza y se vende. No era esto lo que nosotros queríamos. Ya sabemos que no hay independencia, que la soberanía es relativa, que la autonomía ha de coincidir con los intereses de los vecinos, pero podríamos ser otra cosa y no lo somos. Almeida Garrett [7] escribió: "La tierra es pequeña. Y la gente que vive en ella tampoco es grande".
- Se puede cambiar, de acuerdo. ¡Pues entonces, cambiémosla! Lo que llevo diciendo hace ya tiempo es que es preciso que nos cambiemos la vida si queremos cambiar de vida. Y esto se aplica a todo.
- Acláreme, ¿qué 25 de Abril es el que valdría la a pena celebrar?
- Un 25 de Abril que hubiese cambiado realmente la mentalidad de los portugueses. Que hubiese hecho de nosotros personas capaces de construir. Que, dentro de nosotros, eliminásemos esa especie de fatalidad de que, desde D. Sebastião, [6] tenemos siempre que depender de alguien que nos ayude a cruzar la calle.
- ¿Por ejemplo?
- Transformaciones como las nacionalizaciones. Ahora hasta para obtener fondos para pagar las deudas se privatiza y se vende. No era esto lo que nosotros queríamos. Ya sabemos que no hay independencia, que la soberanía es relativa, que la autonomía ha de coincidir con los intereses de los vecinos, pero podríamos ser otra cosa y no lo somos. Almeida Garrett [7] escribió: "La tierra es pequeña. Y la gente que vive en ella tampoco es grande".
- ¿Alguna vez se interrogó sobre si, con ese 25 de Abril con que soñaba, no estaríamos hoy – teniendo en cuenta lo que pasó en otras latitudes – en un 25 de Abril completamente pervertido, peor y, seguramente, con menos libertad?
- Soy lo bastante escéptico como para responderle así: considerando la palabra "no" la más importante del vocabulario, puedo decir que una revolución es un "no". Pero sé perfectamente que, hecha la revolución, el "sí" recuperará posiciones poco a poco. Igual vale para un sistema capitalista o socialista. El sistema enseña hipocresía desde los bancos de la escuela. No cambiaremos la vida si no cambiamos de vida.
- Soy lo bastante escéptico como para responderle así: considerando la palabra "no" la más importante del vocabulario, puedo decir que una revolución es un "no". Pero sé perfectamente que, hecha la revolución, el "sí" recuperará posiciones poco a poco. Igual vale para un sistema capitalista o socialista. El sistema enseña hipocresía desde los bancos de la escuela. No cambiaremos la vida si no cambiamos de vida.
NOTAS T.: [1] Catarina Eufémia fue una segadora analfabeta del Alentejo asesinada en mayo de 1954, a los 28 años, por un teniente de la Guardia Nacional Republicana, durante una huelga de asalariadas rurales. Su figura se convirtió (sobre todo para el Partido Comunista Portugués) en un símbolo de la resistencia al régimen de Salazar y fue cantada por numerosos poetas y cantautores como Sophia de Mello Breyner o José Afonso. [2] La Mocidade Portuguesa (Juventud Portuguesa), creada en 1936, era la organización juvenil de la dictadura salazarista, al estilo de la Hitlerjugend en Alemania, la Opera Nazionale Balilla de la Italia mussoliniana o el Frente de Juventudes en la España franquista. La pertenencia era obligatoria entre los 7 y los 14 años. La institución se encontraba dividida en cuatro escalones: los lusitos (7-10 años), los infantes (10-14 años), los vanguardistas (14-17 años) y los cadetes (17-25 años). [3] El verso de François de Malherbe (1555-1628), poeta francés del primer Barroco, dice así: "Et, rose, elle a vécu ce que les roses,/ L´espace d´un matin (Stances; Consolations à Du Périer). [4] Diogo Freitas do Amaral, importante político portugués contemporáneo, fue uno de los fundadores del Centro Democratico Social (CDS) en 1974 tras el 25 de Abril, y ocupó el cargo de diputado y ministro en varios gobiernos. Probablemente Saramago se refiera al período en que fue presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas en su 50ª sesión, en 1995. [5] Júlio Diniz (1839-1871), médico y escritor portugués de estirpe a la vez romántica y realista. [6] D. Sebastiâo, o Sebastián I de Avis, es el mítico rey portugués muerto en la batalla de Alcazarquivir, en Marruecos, en 1578. El sebastianismo es el credo o creencia, entre mística y política, de que algún día retornará para restaurar las pasadas glorias de Portugal. [7] João Baptista da Silva Leitão de Almeida Garrett (1799-1854), poeta, escritor y político liberal.
http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=3415
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