CARLOS ENRIQUE BAYO - Público.es - 07/02/2009
Es muy difícil criticar lo que hace, porque "por el momento, Barack Obama goza de un estatus casi de semidiós", admitía hace poco el europarlamentario laborista Claude Moraes, miembro del comité que investigó los vuelos secretos de la CIA.
Así que hasta las organizaciones de defensa de los derechos humanos le han pasado por alto al nuevo presidente de EEUU que en sus tan alabadas órdenes ejecutivas para cerrar Guantánamo y acabar con las torturas de la era Bush, permitiese continuar con uno de los más flagrantes abusos de la "guerra contra el terror". Lo llaman "extraordinary renditions" ("entregas extraordinarias") de presos, cuando son secuestros secretos cometidos por agentes de la CIA, para enviar a las víctimas a países donde es notorio que se practica la tortura.
Pues bien, las órdenes humanitarias de Obama no sólo mantienen la potestad de la CIA para apresar ilegalmente a sospechosos de terrorismo en cualquier lugar del mundo y trasladarlos a "países aliados", sino que incluso permite la continuidad de las inicuas cárceles secretas que supuestamente mandan cerrar. Porque la sección 2g de esa disposición presidencial excluye explícitamente las "instalaciones de detención" que "sólo se usan para recluir personas de forma transitoria y a corto plazo".
Es decir, ni terminará el arbitrario transporte aéreo de secuestrados por los servicios secretos estadounidenses, como los 1.245 vuelos de la CIA detectados en Europa, ni serán clausurados centros de reclusión como el campo de prisioneros de la base militar de Bagram, en Afganistán, donde siempre hay unos 600 reos privados de defensa y de derechos jurídicos.
Las infames renditions más bien aumentarán, pese a los numerosos casos de errores que han arruinado la vida de inocentes, avergonzando a las autoridades de EEUU y provocando las indignadas protestas de los aliados europeos. Los Angeles Times citó recientemente a un alto funcionario de la Administración de Obama que argumentó: "Obviamente, necesitamos conservar algunas herramientas para perseguir a los malos. Los asesores legales que trabajan en ello se han fijado en las renditions. Son controvertidas en algunos círculos y desataron una gran tormenta en Europa, pero constituyen una práctica aceptable si se mantienen dentro de unos parámetros determinados".
O sea, que en la Era Obama se mantendrá el gulag de la CIA.
La primera prueba de fuego de las presuntas buenas intenciones de Obama la pasará su equipo legal el próximo lunes ante un tribunal de San Francisco, al que la Administración de Bush intentó convencer de que los abusos de la CIA están exentos de cualquier control judicial porque son en sí mismos "secretos de Estado" amparados por el llamado privilegio presidencial.
Con esa argucia legal, la Casa Blanca niega a cinco víctimas inocentes de esos crímenes de Estado por cierto, ya no tan secretos el derecho a ser escuchadas por un juez. Uno de esos secuestrados, un etíope residente en Reino Unido, fue torturado en Pakistán, Marruecos y una cárcel secreta de la CIA en las afueras de Kabul conocida como la Prisión Oscura, antes de ser recluido en Guantánamo. Otro, un iraquí con residencia británica, capturado en Gambia durante un viaje de negocios, sufrió cuatro años y medio de detención y torturas, sin cargos ni derecho a defensa, antes de que se reconociese que era totalmente inocente.
También en San Francisco, el ciudadano norteamericano José Padilla, torturado durante varios años en instalaciones militares de su país, mantiene una demanda judicial contra John Yoo, el funcionario del Departamento de Justicia que redactó la justificación legal de diversos métodos de tormento.
Así que debemos preguntarle a nuestro señor Obama: ¿Caerá el peso de la justicia sobre los miembros de la Administración de Bush que ordenaron tan execrables crímenes?
Y a nuestro presidente Zapatero: ¿Cooperará con las renditions de Obama, igual que Aznar hizo con los vuelos de la CIA de Bush?
À procura de textos e pretextos, e dos seus contextos.
07/02/2009
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