Cada vez más la depresión hace estragos en las mentes de algunos militares estadounidenses, porque no hay otra manera de evaluar el incidente armado que ocurrió recientemente en la base Fort Hood, en Texas, centro de preparación de soldados que serán enviados al frente de batalla en Iraq y Afganistán. Allí un uniformado abrió fuego contra sus compañeros matando a 13 e hiriendo a tres decenas de ellos.
El autor de este irracional comportamiento fue, paradójicamente, un psiquiatra con el grado de comandante del Ejército de Estados Unidos, Nidal Malik Hasan, de 39 años, de origen árabe, pero nacido en suelo estadounidense.
Qué pasó por la mente de este hombre, que debía partir en breve hacia una misión en Afganistán, y de lo cual parece no estaba muy feliz, según algunos de sus comentarios con el personal de la base.
El suceso puso una vez más de actualidad en el aumento de la violencia y los suicidios en las filas militares de este país, donde hay una ocurrencia de alza en los casos de desordenes mentales.
Precisamente en esa base de Fort Hood apenas tres meses atrás, un soldado mató a otro en una pelea. Con anterioridad se han producido otros eventos violentos en el lugar. En 2008, tras un altercado, un soldado mató a balazos a su teniente y luego se suicidó. En julio de este año el soldado Armano Baca fue acusado de asesinar al también militar Ryan Richard Schlak. Ambos eran miembros de la División 1 de Caballería que habían regresado a Fort Hood luego de haber participado del conflicto en Iraq.
En el 2008, en general, se registraron 143 casos de suicidios dentro del ejército, la cifra más elevada en los últimos 30 años. A propósito de tal incremento se decidió iniciar un estudio sobre la salud mental de los soldados y las causas de esta problemática.
Robert Ursano, director del Departamento de Psiquiatría en la Universidad de Ciencias de Salud, en Bethesda, designado al frente del equipo interdisciplinario que realizará encuestas para el citado estudio, apunta como factores de riesgo para atentar contra su vida, al trastorno de estrés post traumático, problemas familiares y el abuso de alcohol. Otro agente que incide es la repetición de asignaciones en las zonas de guerra de Iraq y Afganistán desde el 2001.
Por su parte la psicóloga clínica militar coronel Kathy Platoni, de la Reserva del Ejército y de la Guardia Nacional, sumó la depresión del invierno boreal al trastorno de estrés postraumático, los problemas de separación familiar, además de las participaciones repetidas en las guerras, el estigma de procurar un tratamiento para el estrés, que se considera una enfermedad mental, así como el consumo excesivo de fármacos antidepresivos. Cuando la gente está lejos de su hogar surge la infidelidad, los problemas financieros, el abuso de sustancias ilegales, los problemas de conducta. Y cuántas más misiones tiene que realizar un soldado, más se exacerban esos problemas.
Otra opinión, esta vez de un militar de alta graduación, el general de brigada Colleen McGuire, que encabeza la Fuerza de Tarea de Prevención de Suicidio dentro del Ejército, señalaba que “Aunque quitarse la vida puede afectar a cualquiera, estamos viendo que los soldados, hombres en tareas que requieren el uso de armas de combate, entre las edades de 18 y 27 años, son los más vulnerables”.
Se sabe, por investigaciones anteriores que el suicidio es la cuarta forma principal de muerte de soldados, superada solo por el fuego del enemigo, accidentes y enfermedades.
Es elocuente la rudeza que subsiste en EEUU y que ha sido parte de su génesis, y ahora, después del 11 de septiembre de 2001 y las injustificables invasiones militares a Afganistán e Iraq, se hacen más intensos los actos de esta magnitud.
En una ocasión, durante una entrevista con Paul Adams, profesor del Instituto de Psicoanálisis de Kentucky, expresó que era muy difícil que la gente en lo individual reaccionen de otra manera, cuando oficialmente el gobierno no utiliza opciones más racionales.
¡Que verdad más contundente!
www.bohemia - 13.11.09
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