Se ha considerado a México laboratorio de la globalización desde que inició el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) en 1994. En abril de 2009 germinó un virus mortal en ese laboratorio y encontró las condiciones ideales para convertirse rápidamente en una pandemia global.
Los primeros brotes del virus H1N1 o "gripe porcina" aparecieron lugar en una pequeña ciudad del estado de Veracruz. Granjas Carroll, las enormes instalaciones de producción animal en granjas industriales, propiedad conjunta de Smithfield Foods y AHMSA de México, se encuentran cerca de La Gloria, en el municipio de Perote. Un muchacho de la localidad, Edgar Hernández, tuvo la dudosa distinción de convertirse en el primer caso confirmado. Después de semanas de negar conexión alguna entre la granja y la enfermedad, el gobernador del estado acabó por convocar una investigación independiente sobre los posibles vínculos. Dicha investigación no se ha hecho pública o no se ha llevado siquiera a cabo, por lo que hasta ahora se sabe.
El anuncio del gobernador sucedía a un rosario de negativas referentes al papel de la granja porcina -o granjas porcinas en general- en el brote del virus A/H1N1 en México. A principios de marzo comenzaron a aparecer enfermedades respiratorias insólitas en las comunidades que rodeaban los cebaderos industriales, con algunas indicaciones de que se remontaban a enero. Las autoridades sanitarias locales atribuyeron el brote a los estanques de estiércol y residuos biológicos a cielo abierto que rodeaban las granjas.
El 5 de abril, las autoridades declararon un cordón sanitario en la zona pero sin llegar a efectuar pruebas para determinar un diagnostico exacto de la extraña enfermedad que aparecía en los habitantes de la localidad. Descubrieron que el 60% de las 3.000 personas que componían la población informaban de una enfermedad respiratoria sin diagnosticar. Mientras tanto, el Centro de Control de Enfermedades (CCE) norteamericano, determinó el 17 de abril que dos muestras de pacientes de San Diego constituían un nuevo virus H1N. El 12 de abril el CCE envió un parte a su Boletín Semanal de Morbilidad y Mortalidad para avisar del descubrimiento. Los casos de San Diego se relacionaron entonces con los casos sospechosos que brotaban en México y surgió la alerta acerca de una posible pandemia.
Las medidas de emergencia no se declararon en México hasta el 23 de abril. El 25 de abril, el director general de la OMS declaró el brote Emergencia de Salud Pública de Incumbencia Internacional. El 27 de abril, mientras la epidemia se extendía rápidamente a lo largo y ancho del país, y la prensa y la población presionaban para conseguir información precisa, el gobierno mexicano anunciaba que el pequeño Edgar Hernández era el primer caso confirmado de una nueva gripa porcina transmitida a y entre humanos.
El 11 de junio, la OMS declaró pandemia el virus. El último informe de la OMS muestra 162.380 casos confirmados en todo el mundo y 1.154 muertes a fecha de 31 de julio. El continente americano, en el que se originó el virus, es el más duramente golpeado con 1.008 fallecimientos, concentrados en los Estados Unidos, México y Argentina.
Defender la granja de producción masiva
Los expertos llevan mucho tiempo avisando de que "la producción animal de granjas industriales (PAGI) acaba por tener repercusiones potencialmente graves sobre la salud humana. Un estudio trágicamente profético realizado por la Comisión Pew sobre la Producción Animal de Granjas Industriales en 2008 concluye que "...una de las consecuencias no deseadas más graves de la producción animal de alimentos a escala industrial es la que supone la creciente amenaza a la salud pública de este tipo de instalaciones. Además de lo que contribuye la PAGI a la importante amenaza de la resistencia microbiana, las instalaciones de PAGI pueden resultar nocivas para los trabajadores, vecinos, y hasta para quienes viven lejos de las instalaciones, por medio de la contaminación del aire y el agua, así como de la extensión de la enfermedad.
Continúa el estudio afirmando que "Los trabajadores y vecinos de las instalaciones de PAGI sufren una elevada incidencia de problemas respiratorios, entre los que no falta el asma. Asimismo, los trabajadores pueden servir de población puente, transmitiendo enfermedades de las que son portadores los animales a una población más amplia".
Mientras los habitantes de La Gloria protestaban por el hedor y apuntaban a la granja de cerdos como origen de sus males, las autoridades mexicanas se desentendían para desviar las sospechas de que las Granjas Carroll de Smithfield tuvieran algo que ver con las inhabituales enfermedades de las que se informaba. Aunque los funcionarios de salud del estado rociaron el pueblo de La Gloria para acabar con los enjambres de moscas que procedían de los estanques de purines a cielo abierto, las explicaciones arrojaron luz sobre todo menos sobre la granja porcina.
Un representante de Granjas Carroll consideró el hecho de que el primer caso de gripe porcina se localizase a pocos kilómetros de la granja porcina como "una desgraciada coincidencia". Según se comenta, Granjas Carroll envió muestras de su cabaña porcina para someterla a pruebas en algún momento posterior a la localización del brote y tanto la empresa como el gobierno mexicano absolvieron a los cerdos de Smithfield de cualquier responsabilidad en la epidemia.
Para reforzar la tesis de la "coincidencia", las autoridades sanitarias internacionales comenzaron un esfuerzo concertado para hacer salir de escena al cerdo. Lo cierto es que no se pone en discusión en las evidencias científicas que el virus iniciara su andadura en una granja porcina.
Citando al Centro de Control de Enfermedades norteamericano, Scientific American señala un punto de partida que los políticos prefirieron ignorar: "Lo que queda claro gracias a la dura labor de los virólogos es que esta cepa de gripe tuvo su inicio genético en las granjas porcinas norteamericanas allá por los años 90".
Ruben Donis, jefe de la sección de virología molecular y vacunas de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos declaró en una entrevista con la revista Science:
"Sabemos que es bastante similar a los virus que circulaban y aún circulan por los Estados Unidos, y que se autolimitan, y que se encuentran habitualmente en los estados del Medio Oeste en los que existen granjas porcinas". Preguntado si el virus tenía orígenes porcinos, contestó "Desde luego que sí. Es casi equidistante de los virus porcinos de los Estados Unidos y Eurasia. Y ahí muestra una rama aislada, sin parientes cercanos".
"Desde hace años los científicos saben que los cerdos incuban y hacen mutar virus y son muchos los que han advertido de que las "granjas factoría" en las que se mantiene a gran número en espacios cerrados crean el perfecto caldo de cultivo para la rápida evolución de la enfermedad. El uso masivo de antibióticos supone que los virus buscan mutaciones resistentes a los medicamentos. Anteriormente se informaba de pocos casos de gripe porcina, pero se sabía desde hace mucho que es posible. Este virus planteaba un riesgo especial debido a su virulenta capacidad para el contagio entre humanos".
Desde los primeros días del brote se han acumulado las pruebas sobre el origen porcino de la enfermedad. Coautor de un informe clave en Nature, el biólogo Michael Worobey afirmaba que "la actual cepa se extendió evidentemente durante diez años sin que nadie se enterase", refiriéndose a su extensión entre las poblaciones porcinas. Science News le cita, concluyente: "De un extremo a otro del genoma, se trata de algo que viene de los cerdos...Tenemos que dedicar más energías para ver qué es lo que hay en los cerdos".
Hay consenso en que el virus H1N1 es una forma mutante de la gripe porcina, la gripe humana estacional y la gripe aviar. En si misma no es mortal, pero lleva a complicaciones de "neumonía atípica". La neumonía es atípica porque se produce fuera de estación y porque sus víctimas tienden a concentrarse en la franja media de edad: al contrario que la neumonía habitual que se centra en los muy jóvenes y los muy mayores, las muertes causadas por este virus tienden a situarse en la franja de entre 20 y 40 años.
A medida que las organizaciones sanitarias se aprestan a luchar contra la pandemia, los expertos en salud animal apelan a un mayor compromiso de la parte porcina. Pérez hace notar que "podemos llevar a cabo toda la vigilancia que queramos en los humanos, pero si de veras queremos prevenir la pandemia de gripe...se ha de realizar un cambio fundamental en los esfuerzos por parte de la salud animal." Tan sabio consejo, repetido en muchos frentes, ha sido en buena medida ignorado. El editorial de Nature del 17 de junio apunta una de las muchas razones:
"…los especialistas en salud animal tienden a trabajar en organismos gubernamentales, cuya misión primera es promover y proteger el ganado y el comercio de carne nacionales e internacionales. Este enfoque centrado en el comercio puede llevar a veces a conflictos de interés, así como a posturas políticas que bordean la negación".
Proteger al cerdo
La Organización Mundial para la Salud Animal (OIE) es el organismo internacional más destacado a la hora de negarlo todo. A pesar del consenso científico antes descrito, difundió un memorándum el 9 de junio haciendo notar que la "OIE se oponía contundentemente a denominar en principio el nuevo virus como "gripe porcina". Ese término entrañaba erróneamente que había cerdos implicados y puede haber conducido a la imposición de mayores barreras comerciales sin justificación contra varios países que han tenido casos entre humanos. Hasta la fecha no hay evidencias científicas como para sugerir que existiera circulación en curso de este virus entre los cerdos..."
Este informe apareció bastante después de que se descubriera el H1N1 en una piara de cerdos de Alberta, en Canadá, infectada con el virus, e ignora los componentes genéticos porcinos demostrados. Al moverse de acá para allá en las barreras entre especies, el riesgo de que este virus se recombine genéticamente en una versión más mortal es muy alto, de acuerdo con los investigadores sanitarios.
Pudiera ser que la conexión entre la fiebre porcina y las Granjas Carroll nunca se demostrara de manera científica. Parece un caso típico de la mastodóntica FAO, la Organización de las Naciones Unidas para los Alimentos y la Agricultura. Los informes de que la FAO iba a enviar un equipo a Veracruz aparecieron en la prensa a principios de mayo. Pero no se ha publicado el informe. La FAO dispone de muy poca información de la pandemia posterior a mayo y casi todos sus comunicados de prensa desde el brote se centran en "proteger al sector porcino".
Su primer comunicado de prensa, fechado el 27 de abril, se hacía eco del objetivo de la industria de "proteger al sector porcino del nuevo virus H1N1 confirmando que no existe un vínculo directo con los cerdos", en lugar de adoptar el método científico de reunir evidencias primero y llegar a conclusiones después.
El siguiente comunicado de prensa redoblaba los esfuerzos por proteger a la industria porcina global, anunciando oficialmente un cambio de lenguaje, obedientemente adoptado por la mayoría de los medios de comunicación del mundo, y destinado a desligar la epidemia de lo que la FAO consideraba la actuación erróneamente difamada del sector porcino:
"… no hay actualmente evidencias que sugieran que el nuevo virus H1N1 de la gripe transmitido entre humanos esté circulando entre los cerdos ni en México ni en ninguna parte del mundo", confirmó el Jefe del Departamento de Veterinaria de la FAO, Joseph Domenech. "Por esta razón es por lo que la FAO, la Organización Mundial de la Salud y la Organización Mundial para la Salud Animal (OIE) acordaron no referirse más a la "gripe porcina" sino, por el contrario, a la "gripe A/H1N1"".
La Organización Mundial de la Salud, la OIE y la FAO han hecho más por rechazar la reducción del consumo de cerdo o las sanciones comerciales que por llegar al fondo de la pandemia. Cuando el brote porcino canadiense destruyó el argumento de que la enfermedad no circulaba entre los cerdos, la FAO emitió un comunicado el 4 de mayo en el que apelaba a una mayor vigilancia.
El comunicado de prensa de la FAO declara que "se recomienda que se informe de inmediato de todos los casos de enfermedades respiratorias porcinas" y "también se recomienda informar a la OIE y a la FAO." Como se comprueba por su redacción, el problema estriba en que en la mayoría de los países la vigilancia e información sobre enfermedades animales son voluntarias y los criadores de ganado en granjas industriales ni siquiera están sujetos a la obligación de informar sobre brotes de virus en los que se sepa de la posibilidad de contagio a la población humana. Ni México ni los Estados Unidos disponen de leyes que exijan informar de la gripe porcina. Los Estados Unidos utilizan en la actualidad un sistema totalmente voluntario de detección de animales (NAIS). Canadá sí que exige informar de brotes de enfermedades en animales de granja, lo que probablemente explica por qué fue este país el primero en el que el virus A/H1N1 se detectó en cerdos.
Una de las razones por las que el descuido es de tal laxitud en las granjas de producción masiva es que existe una nítida diferenciación entre agencias y organismos reguladores responsables de la salud humana y animal. Da la impresión de que aunque el virus salte barreras con mortal facilidad, las burocracias no pueden hacer lo mismo. Cuando se le preguntó por qué la FAO asumía que la fuente del contagio de la granja canadiense era un trabajador que volvía de México, antes que los cerdos que hubieran contagiado al trabajador, el portavoz de la FAO, Northoff, respondió que el organismo no podía efectuar una investigación para confirmar el vínculo de humano a animal, dado que la FAO "se ocupa sólo de cuestiones de salud animal".
La salud animal se considera por lo general de acuerdo con las regulaciones agrícolas, más que con las sanitarias. A despecho de los riesgos sanitarios conocidos para las poblaciones humanas, las regulaciones siguen siendo voluntarias y se muestran deplorablemente atrasadas para estos tiempos. El estudio de Pew concluye con la recomendación de que "deberían entrar en vigor obligaciones como el registro animal individual o en grupo para 2009, instaurando para 2010 la posibilidad real de detectar el origen del animal". Parece que hay pocos progresos respecto a esta recomendación, incluso después del brote del H1N1.
El TLC y la globalización de la enfermedad
El TLCAN disparó la extensión de granjas industriales de ganado en México al crear incentivos de inversión para que las compañías transnacionales reubicaran allí sus operaciones. La "carrera hacia abajo" en la que las empresas desplazan la producción a zonas en las que las restricciones y aplicación de normas medioambientales y sanitarias es reducida, queda ejemplificada por la cría de ganado.
Smithfield tenía más problemas legales de los habituales derivados de sus operaciones en los Estados Unidos antes de liar los bártulos y desplazar parte de sus operaciones a México. Muy recientemente anunció su decisión de rechazar un acuerdo de 75 millones de dólares en una reclamación presentada por habitantes del estado de Misuri que se quejaban del hedor. El 8 de agosto de 1997, un juez del tribunal federal de Virginia impuso una multa de 12,6 millones de dólares a a Smithfield Foods por violación de la Ley de Limpieza de Aguas (Clean Water Act). En septiembre de 1999 una apelación confirmó la sentencia.
En 1994, el año en que entró en vigor el TLC, Smithfield inició su funcionamiento en Perote con la empresa mexicana de "agribusiness" AMSA (Agroindustrias Unidas de México S.A. de C.V.). En 1999 compró la empresa norteamericana Carroll's Foods por 500 millones de dólares y comenzó una rápida expansión de sus operaciones en Perote.
Las instalaciones cerca de La Gloria mantienen los estanques de purines a cielo abierto para tratamiento de residuos porque resulta más barato que taparlos. Estos presentan riesgos no sólo sanitarios sino también un considerable perjuicio medioambiental. La periodista Tali Nauman informa de que "la FAO ha estado inspeccionando los corrales porcinos mexicanos por lo menos desde el año 2000, cuando sus expertos lanzaron un proyecto porcino en el centro de México para estudiar los efectos de las Operaciones Concentradas de Alimentación Animal (OCAA) sobre el medio ambiente". Se instituyó un programa para cubrir los estanques a cambio de créditos de emisión de gases de invernadero. La Comisión de Cooperación Medioambiental del TLC, organismo encargado de analizar las relaciones entre el TLC y sus repercusiones ambientales, hizo público un estudio sobre granjas porcinas en el que concluía que "la adecuada gestión de esta enorme cantidad de residuos animales de las OCAAs resulta crucial para proteger la salud humana y el medio ambiente".
Las Granjas Carroll de Smithfield no entraron en el programa. Nauman informa de que al cubrir los estanques se esperaba que los proyectos originales de reducción del carbono 14 registrados en el país redujeran las emisiones anuales de metano en un equivalente de 621.513 toneladas de dióxido de carbono. Quienes critican el programa señalan que la medida no resuelve muchas de las amenazas sanitarias, medioambientales y sociales que plantea el modelo de producción de ganado a gran escala.
¿Gestión integrada de riesgos o riesgos integrados?
Resulta irónico e inexcusable que en la región más integrada del mundo se dé tan escasa respuesta a la reciente epidemia. Uno de las razones principales a la hora de publicitar la ampliación del TLC a la Sociedad de Seguridad y prosperidad (ASP) fue que un grupo de trabajo preparaba una respuesta integrada a la epidemia que daría mayor seguridad a todos los habitantes de América del Norte. De hecho, fue una de las pocas actividades anunciadas públicamente de los reservados grupos de trabajo que dedican primordialmente sus energías a facilitar a empresas como Smithfield y Tyson que puedan hacer negocios por todo el continente.
El Plan de la ASP para América del Norte declara que proporciona un marco para acometer lo que sigue:
- Detectar, contener y controlar el brote de gripe aviar y prevenir su transmisión a humanos;
- Prevenir o ralentizar la entrada de una nueva cepa de gripe humana en América del Norte;
- Minimizar la enfermedad y las muertes; y
- Sostener la infraestructura y aliviar el impacto en la economía y el funcionamiento de la sociedad.
El plan establecía supuestamente mecanismos para coordinar acciones, controlar brotes y supervisar granjas animales.
México, pese a ser un país pobre con mayor riesgo de enfermedad, no había recibido la tecnología necesaria para analizar inmediatamente las cepas de la gripe, y hubo por tanto de enviar muestras para su análisis al Ministerio de Sanidad de Canadá y al Centro de Control de Enfermedades (CCE) de Atlanta. Se perdió cerca de una semana en ese proceso.
¿Dónde estaba este plan cuando se informó de la enfermedad y epidemia local desde Perote el pasado marzo? ¿Ha llevado a cabo este grupo una investigación rigurosa sobre los riesgos de la producción industrial de ganado ¿Por qué tardo el CCE casi una semana en responder a las informaciones sobre la epidemia mexicana?
Las respuestas a todo esto se encuentran en lo que Mike Davis denomina "influencia política global" de las transnacionales de ganado. Se puede encontrar otra pista en esta frase del anuncio de la ASP: "Resulta central para el plan que el enfoque desde América del Norte lleve a adoptar medidas para mantener el flujo de personas, servicios y mercancías por las fronteras en el curso de una epidemia grave, mientras se esfuerza por proteger a nuestros clientes".
Como sucede con todo lo relativo al TLC, la prioridad esencial consiste en afirmar que todo va como de costumbre. Aunque la respuesta no consiste en cerrar las fronteras, una investigación sobre las causas de raíz de la epidemia debe llevar a rendir plenamente cuentas de los riesgos de la globalización y las granjas de producción industrial. La rápida difusión global de la enfermedad se puede atribuir también a un sistema en el que las personas y sus alimentos cruzan fronteras constantemente. Los países pobres de sanidad deficiente son los que corren mayores riesgos, no obstante lo cual el sistema los desestima de plano y les dedica escasos recursos.
El resultado neto del TLC en México ha consistido en la integración de riesgos antes que en la integración de la prevención de riesgos. La inapropiada prioridad dada a los beneficios por encima de la salud humana en el contexto de un mundo globalizado condujo a esta pandemia y ha paralizado los esfuerzos por impedir otra epidemia de mayor mortandad en el futuro.
Un movimiento popular por la bioseguridad
El sistema en su conjunto debe ser cuidadosamente analizado y transformado para detener la globalización de la enfermedad e impedir otro brote mortal de gripe. Los esfuerzos deben empezar por la investigación y regulación de las grandes granjas de ganado, dejando abierta la posibilidad de que este modelo se deseche por completo. Ahora que se conoce el origen del virus, las granjas de producción a gran escala deben convertirse en centros de investigación.
La experiencia de México como epicentro de la pandemia de gripe porcina ha proporcionado la oportunidad de poner en evidencia un sistema que no funcionaba. Sin entrar en detalle, he aquí una lista para un análisis colectivo más profundo:
- Autoseguimiento de la industria y de las disposiciones globalizadoras que permitan que las industrias contaminantes se ubiquen allí donde las leyes y su aplicación sean laxas, alienten prácticas que amenacen la salud y el medio ambiente, como estanques de residuos a cielo abierto, omisión de informaciones sobre enfermedades animales, encubrimientos, y otros factores que han contribuido a la epidemia de gripe porcina.
- El carácter central de la inversión extranjera en la economía mexicana crea un clima en el que las corporaciones transnacionales con grandes inversiones pueden ejercer un poder coactivo sobre organismos oficiales en todos los niveles.
El TLC no consiguió promover una transferencia tecnológica de importancia estrategia a México en el campo sanitario y otros, y se ha demostrado que ha desincentivado la investigación y el desarrollo nacionales.
Todos los análisis deben incluir una perspectiva de género. Las mujeres supusieron el 56% de las muertes de la gripe porcina en México y las mujeres embarazadas tienen mayor riesgo de gravedad y muerte a causa de la enfermedad. Puesto que la gripe H1N1 ataca a gente en una franja de edad media, esto plantea un serio desafío. Asimismo los comprometidos sistemas inmunológicos de muchos mexicanos que viven sin una salud y nutrición adecuadas -situación que incluye a un número desproporcionado de mujeres- contribuye a las tasas de mortalidad de la gripe.
GRAIN informa de que "comunidades como la de La Gloria están en primera línea de resistencia a la pandemia, pero se encuentran totalmente excluidas de respuestas o estrategias oficiales...El vínculo entre las granjas de producción a gran escala y la creciente amenaza de enfermedades pandémicas en los humanos resulta innegable y, aunque los gobiernos y organismos internacionales sigan doblegándose ante la línea de conducta empresarial, las luchas locales contra las granjas de producción a gran escala han asumido su legítimo lugar en el centro de la respuesta global a las enfermedades emergentes".
Sin Permiso - 27.09.09
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