El este rusófono de ucrania, verdadero motor económico del país, ha sufrido duramente el embate de la crisis global. El paro se ha disparado y los sueldos se han desplomado con la caída a plomo de la demanda a las acerías y de la industria pesada que marca la vida de sus ciudades.
Desde las ventanas de su mísera casita, Olexandre Fiodorov contempla las chimeneas de la gigantesca acería de la que ha sido despedido recientemente, como tantos miles de trabajadores en el bastión industrial del este de Ucrania. «Fui despedido el 8 de enero, Todo el taller donde trabajaba ha sido suprimido», cuenta este joven parado de 36 años de edad.
A cientos de metros de su hogar, que no dispone de agua corriente, la silueta sombría de la acería Azovstal destaca en un paisaje desolado en el que incontables chimeneas escupen humo. La industria pesada, concentrada en esta región y motor de las exportaciones del país, ha sido alcanzada de lleno por la crisis con una brusca caída de la demanda de sus productos.
En Mariupol, ciudad de 500.000 habitantes y cuya vida está marcada por Azovstal y por otra gran acería, Illitch, así como por la fábrica de de maquinaria Azovmach, sus habitantes sobreviven con fuertes bajadas de los salarios cuando no han perdido el empleo.
«Desde finales de 2008 comenzaron a reducir el trabajo a 15 días al mes, con la correspondiente reducción de los sueldos», cuenta Leonid, electricista de Azovmach que perdió su empleo en mayo pasado.
La indemnización que recibe, 700 hryvnias (60 euros) al mes frente a su antiguo salario de 2.500 hryvnias (210 euros) no apaga ni de lejos su angustia. «Es muy duro, falta dinero hasta para la alimentación».
Ya no hay obras
Olexy Kostyliov, 34 años, se inscribió en las listas del paro en agosto. El sector de la construcción, en el que trabajaba, se ha hundido por la crisis. «Antes había un centenar de grandes obras en Mariupol. Ahora sólo quedan dos y los que trabajan en ellas ganan mucho menos». «Es casi imposible encontrar trabajo. Lo único que hay son empleos de guardias de seguridad por 800 hryvnias (65 euros) al mes», suspira.
Las estadísticas oficiales no pueden ocultar la evidencia. «Antes de la crisis recibíamos 2.500 ofertas al mes, período en el que se registraban 1.300 parados. Teníamos que acudir a otras regiones para buscar especialistas», recuerda con nostalgia el director de la agencia para el empleo local, Yuri Tchupine. «La tendencia ahora es la inversa. Tenemos 300-500 ofertas de empleo para 4.500 demandantes de trabajo y buscamos puestos vacantes en toda Ucrania».
Igor Simonik, responsable de un sindicato local, confirma esta tendencia y asegura que a muchos parados no les queda otra que ir a buscar trabajo a Rusia o a Europa Occidental.
Autoridades y expertos insisten en dar mensajes optimistas, asegurando que la economía habría tocado fondo y que registraría una ligera recuperación. Se apoyan para ello en previsiones del BM que auguran un incremento del 2,5% del PIB en el año que acaba de comenzar (el índice bajó un 15% en 2009).
Escaso consuelo para los habitantes de Mariupol. «Los precios suben, los salarios se desploman y esto va de mal en peor», sentencia resignado un taxista local.
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=98782
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