Los economistas capitalistas, los expertos y los jugadores del mercado de acciones no se deciden si hay o no una “recuperación”.
Para los/as trabajadores/as que están perdiendo sus hogares, sus seguros de salud, sus ingresos y que están profundamente endeudados/as, no hay ninguna ambigüedad. No hay una recuperación.
Sin embargo, tan pronto hay una pequeñísima señal de noticias un poco menos malas—que no es tan mala como en el período anterior—los bien remunerados expertos rápidamente declaran que se avecina una recuperación.
Por ejemplo, el 31 de julio el gobierno anunció que la economía había decrecido por “sólo” un por ciento en el segundo trimestre, en comparación al 6,4 por ciento en el primer trimestre del año 2009. El 6 de agosto, una semana después, anunció que “sólo” 247.000 trabajadores/as perdieron sus empleos en julio y que el desempleo declinó—del 9,5 al 9,4 por ciento.
Resultó que 422.000 trabajadores/as más se salieron de la fuerza laboral y no estaban siendo contados/as. Por lo tanto la tasa de desempleo en realidad subió al 9,7 por ciento si los/as trabajadores/as desmoralizados/as hubieran sido contados/as como parte de la fuerza laboral.
Definitivamente no toma mucho para alentar a los capitalistas expertos que están desesperados en busca de optimismo. Después de todo el optimismo hace que las acciones suban. Por eso estos le ponen poca atención a esta pequeña “discrepancia”.
En el 10 de agosto, más noticias buenas. El capitalismo francés y el alemán tuvieron una pequeña alza después de largos períodos de bajón económico. Esto fue seguido dos días después por el anuncio de que Japón tuvo una pequeña alza también, luego de un largo y drástico período de contracción económica.
Ben Bernanke, presidente del Sistema de la Reserva Federal, pronunció que había luz al final del túnel: la recuperación está en el horizonte en la segunda parte del año.
El comercio supuestamente estaría en ascenso. Los economistas casi se saborean la recuperación.
Falsa promesa de “buenas noticias”
Pero el 13 de agosto se dio la noticia de que las ventas al por menor habían caído—aún en Walt-Mart, Kohl’s y otras tiendas gigantes que venden a los/as trabajadores/as. El 14 de agosto, el prestigioso reporte sobre la confianza de los consumidores de la Universidad de Michigan mostró un gran descenso; cuando se esperaba un alza. El mercado de acciones de Estados Unidos bajó, seguido por una grave caída en Asia y después una profundización en el descenso de nuevo en Estados Unidos.
Las deudas de las tarjetas de crédito, las hipotecarias y los despidos están en alza. Cerca de 30 millones de trabajadores/as están o desempleados/as o sub empleados/as y la cifra continúa en ascenso. La bancarrota personal está en ascenso.
¿Qué se puede esperar de las ventas si no es su caída? Las masas populares tienen poco o ningún dinero. Lo que tienen está siendo utilizado para pagar las deudas, hacer lo posible para que sus hijos cursen sus estudios, pagar por el cuidado médico o simplemente para una sobrevivencia básica.
Es por esto que más de 100 bancos han fracasado desde que comenzó la crisis. Este año 77 bancos estadounidenses han quebrado. Otros 300 están en la lista de observación por la Corporación Federal de Seguros de Depósito, (FDIC siglas en inglés.) Cinco bancos fallaron sólo en la semana entre el 10 y 14 de agosto.
La nueva y peligrosa fase del capitalismo
Este sube y baja de la opinión sobre la recuperación, acontece frente a un incesante aumento en el sufrimiento y la pobreza entre los/as trabajadores/as y oprimidos/as.
He aquí la contradicción.
El capitalismo tradicionalmente no está supuesto a funcionar de esta forma. La manera en que se supone que debe funcionar es la siguiente: Cuando hay una crisis económica, hay una crisis para los/as trabajadores/as. Cuando hay una recuperación económica, hay una recuperación para los/as trabajadores/as. Un declive trae malos tiempos. Una recuperación trae mejores tiempos.
¿Pero qué pasa si hay una recuperación del comercio y todavía existe una crisis para los/as trabajadores/as? Claramente el capitalismo está en una nueva y peligrosa fase en cuando a los/as trabajadores/as se refiere.
Ni uno de estos expertos sabe si va a haber algún tipo de recuperación capitalista del comercio o si toda la economía colapsará una vez que el dinero del estímulo se acabe aquí y en Europa y en el Japón—o quizás que colapse antes de eso.
Pero si logran impulsar una recuperación para los empresarios y los banqueros al darles miles de millones de dólares en fondos de rescate tomados de los/as trabajadores/as, la crisis estructural real a largo plazo del sistema se pondrá de manifiesto—una era cada vez mayor de recuperación sin empleos.
Mark Zandi, economista en jefe de Moody’s Economy.com lo expresó de esta manera: “Vamos de recesión a recuperación, pero al menos al principio no va a sentirse como una”. (New York Times, 1 de agosto) La amenaza de un desempleo de doble dígito se acerca y los salarios disminuyen a pesar de la recuperación en el mercado de valores y un repunte en las ganancias corporativas.
Recuperación sin empleos es problema global
Los/as trabajadores/as deben prestar mucha atención a las palabrerías sobre “recuperación”. Es evidente que no les incluyen.
Por ejemplo, leyendo los párrafos enterrados en los anuncios de reactivación en Europa y Japón es ilustrativo. Después de pregonar la “fuerte recuperación” de Europa en su titular, el New York Times del 13 de agosto recuerda a sus lectores la posibilidad de que la recuperación podría estancarse.
“El desempleo se espera que aumente considerablemente este año, cuando los programas del gobierno que mantuvieron a la gente en las nóminas privadas por toda Europa comienzan a caducar. Ya la tasa de desempleo de la zona euro se sitúa en el 9,4 por ciento, su nivel más alto en 10 años, y el crecimiento anémico de los próximos trimestres no será suficiente para detener la caída”.
El mismo tipo de titular optimista seguido por el de una mala noticia real apareció en el Times del 16 de agosto: “Sin embargo las perspectivas de Japón aún no están claras, y algunos analistas se preguntan si la economía puede sostener esta recuperación después de que las medidas de estímulo domésticas y en otros lugares se acaben. La caída en empleos y salarios también se espera que pesen sobre los gastos de los consumidores por algún tiempo. La tasa de desempleo de Japón alcanzó un máximo en seis años de 5,4 por ciento y los salarios mostraron una caída récord en junio”.
“Una auto-recuperación que pueda sostenerse todavía no está a la vista”, declaró un economista japonés.
En otras palabras, incluso si hay una recuperación de los capitalistas a nivel mundial, para los/as trabajadores/as todavía habrá una crisis de desempleo y disminución de los salarios. Y esa crisis impedirá que el sistema capitalista reviva como antes.
Aumento de la tasa de explotación agrava la crisis
Una cifra muy importante que se publicó el 11 de agosto pero no se dio a conocer, mostró un incremento en la productividad del trabajo en medio de la crisis. Reuters puso las cosas sin rodeos, al anunciar un incremento del 6,4 por ciento en la producción por hora por trabajador/a (tasa anual).
“La producción por trabajador en EEUU subió a su ritmo más rápido en seis años durante el segundo trimestre ya que las empresas extrajeron más producción de menos empleados en una señal de que la recuperación de la recesión será lenta y poco probable de producir un aumento en la contratación”.
De modo que los empresarios han utilizado la crisis para despedir trabajadores/as de forma permanente a través del uso de la tecnología, la reorganización, la aceleración o de otras formas más. Lo que esto realmente significa es que los capitalistas han aumentado la tasa de explotación de los/as trabajadores/as.
Las horas trabajadas cayeron un 7,6 por ciento, pero la producción se redujo sólo un 1,7 por ciento. Así, los/as trabajadores/as producen más en menos tiempo. Esto es lo que ha provocado un aumento en las ganancias empresariales a pesar de una economía en declive.
La lucha de cada capitalista para extraer más y más de los/as trabajadores/as significa que la patronal no tendrá que volver a contratar a muchas de las decenas de millones de trabajadores/as sin empleo o subempleados/as, incluso durante una recuperación.
También significa que si hay una recuperación, y esto no está garantizado en absoluto, será débil, de corta vida y llegará a costa de los/as trabajadores/as que se van a encontrar forzados/as a competir entre sí por menos cantidad de puestos de trabajo.
El capitalismo no tiene renovación automática para los/as trabajadores/as. La única manera de revivir las fortunas de los/as trabajadores/as y las comunidades es la apertura de una lucha masiva por empleos, ingresos, servicios sociales, salud, vivienda, alimentación y todas las necesidades de la vida.
Los patrones y los banqueros nos han hecho pagar por esta crisis con miles de millones de dólares en rescates, mientras nos sacan de nuestros trabajos y nuestros hogares.
Es hora de que los/as trabajadores/as organicen para rechazar estas condiciones. Es el momento de declarar que el trabajo es un derecho, la vivienda es un derecho, la atención médica es un derecho, la educación es un derecho. Y es hora de movilizar a los sindicatos, las comunidades y todas las organizaciones de masas en una lucha unitaria para cambiar las cosas.
Workers World - 07.09.09
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