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05/02/2011

La doctrina alemana

Rafael Poch

El auditorio del aula magna de la Universidad Humboldt de Berlín recibe con aplausos la entrada del respetado Ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, en su silla de ruedas. La conferencia del más veterano, 68 años, y rodado ministro del gabinete alemán sobre la reforma europea, la semana pasada, expone la doctrina nacional en la materia. Su punto central: no hay crisis del euro – la moneda es robusta- solo crisis de países manirrotos endeudados.
A lo largo de cincuenta minutos, Schäuble desmenuza esa doctrina: el mecanismo aplicado a Grecia funciona y no hay que cambiarlo por fórmulas de emisión de bonos europeos de deuda, la denostada “socialización de los intereses por riesgo”, o de reestructuración de la deuda. A más largo plazo, hay que “remediar los desequilibrios de la eurozona”. Pero esa enfermedad se entiende, única y exclusivamente, como un problema de competitividad de los países malos y deficitarios de la Europa periférica; Grecia, Irlanda, Portugal, España…, que se soluciona con ajuste, austeridad y disciplina. El desequilibrio es el de esos países hacia los que funcionan bien, sin apenas más matices.
Que, en un mercado integrado y común, el déficit comercial de unos esté interrelacionado con el superavit de los otros, es algo que se ignora. Por tanto, la única medicina para que los malos ganen competitividad pasa por apretar sus cinturones. El concepto a exorcizar es la “unión de transferencias”. Schäuble la define como, “que nosotros (alemanes) paguemos por otros que no trabajan con aplicación”. Al nivel de los titulares del “Bild Zeitung”, el contaminante “primer comunicador” alemán.
La desigualdad estructural entre países, de historia, punto de partida, de productividad, de competitividad; el buen gobierno, la seriedad fiscal y mayor organización estratégica derivada de lo anterior, gracias a lo cual la exportación alemana ha ingresado 885.000 millones desde la introducción del euro,  todo eso, se reduce a una cuestión de aplicación. El hecho de que, según Euroestat, los manirrotos griegos que no están en paro trabajen por semana dos horas más que los virtuosos alemanes y a mitad de precio, es pura mala aplicación. La teoría del desarrollo desigual, que tanto trabajo dio a historiadores, filósofos y economistas, no existe para la doctrina alemana en materia de eurocrisis. Al final, todo se reduce a un problema de virtud: “Grecia”, seudónimo colectivo de los que funcionan mal, “debe cambiar determinadas costumbres”.
A medio plazo, Schäuble ve muy poco terreno para la reforma del Banco Central Europeo (BCE): “se podría examinar la autonomía y el papel del BCE, pero en el gobierno alemán estamos por un banco independiente”, dice. Por lo demás, los tiempos no están para grandes reformas institucionales, pues hay que contar con “grandes resistencias a transferir soberanía de los estados y parlamentos nacionales a instituciones europeas”.
Respecto a la gran perspectiva,  la actual crisis es un “nuevo hito político” para Europa, dice el ministro. La Comunidad Europea del Carbón y del Acero, embrión de la actual Unión Europea, nació en 1951 como un “proyecto político”, encaminado a “garantizar la paz en Europa”, recordó el ministro. También hoy lo es. Tras el desastre nazi, el nuevo ascenso alemán en Europa a través de la Unión, creó, “la segunda ocasión histórica de Alemania”, dice entre los principales aplausos de toda su intervención. Hoy, la racionalidad de la Europa Unida se deriva de que, “no hay ninguna alternativa política y económica mejor para Alemania”. “Los alemanes apenas representamos un 1% de la población mundial, y en tendencia menguante”. La racionalidad de la empresa fundada hace medio siglo para evitar la guerra en el continente, se proyecta hoy, con la misma necesidad, hacia, “las tensiones y divisiones globales en materia de materias primas y energía”. Para, “contribuir a la gobernabilidad  global que garantice que las tensiones y luchas por el reparto del siglo XXI  sean controlables”. “Quizá seamos más exitosos que hace un siglo”, concluye.
¿Es razonable ahogar aun más con el dogmatismo de la austeridad al endeudado y hacer de ello el eje de la reforma europea? Las dudas, recelos y malestares que esta doctrina dominante alemana pueda despertar en los países europeos, no son significativas, estima Schäuble. “Las críticas a Alemania son normales y no hay peligro de aislamiento”. “Los holandeses están con nosotros”, el ministro de finanzas de Austria también, al primer ministro de Luxemburgo, un crítico, “se le puede comprender”, “Bélgica está en crisis”, “Francia…bueno, está un poco más vinculada a los países del Mediterráneo…”. Como máximo, “Alemania debe cuidar su discurso para evitar malentendidos”. “Al fin y al cabo, nuestro modelo de Economía Social de Mercado, tiene prestigio, se habla, por ejemplo, de nuestro “milagro de empleo”.
Cuando se haga la crónica de  esta crisis, alguien deberá explicar cómo fue posible que la receta europea para salir de una estafa neoliberal se convirtiera en una estrategia nacional exportadora del país europeo más potente, para profundizar en dicha estafa de tal forma que los de abajo paguen la cuenta con un recorte social sin precedentes.

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=121819

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