Joszko
En los últimos días Hungría ha estado unas cuantas veces en el punto de mira de periódicos y medios de comunicación a consecuencia de su delicada situación económica. Algunos, aquí o en otros lugares, me habéis llamado la atención sobre el asunto, Santi, un lector habitual del blog, mencionaba en un comentario un artículo de El País, el camarada Kozhedub, hacía lo propio en el foro Casa Rusia, donde suelo escribir, mencionando dos artículos de El Mundo (1,2). Yo, además, leí los de Público. Gracias a ambos por los comentarios, y a Santi también por su pregunta sobre cómo se ve el asunto desde dentro. Mi primera reacción fue de absoluta sorpresa porque la resonancia que ha tenido el asunto en Hungría viene por otra razón. Pero mejor vayamos por partes y en orden cronológico.
El pasado jueves, 3 de junio, el alcalde de la ciudad de Debrecen, la segunda más importante del país, después de Budapest, Lajos Kósa, miembro del Fidesz (y su vicepresidente), el partido ganador de las últimas elecciones y que desde el sábado 29 de mayo forma el nuevo gobierno húngaro, realizó unas declaraciones escandalosas en una conferencia. Kósa afirmó que la economía húngara estaba en mucho peor estado de lo que pensaban y existía la posibilidad de que Hungría siguiera el camino de Grecia. Afirmaba que sería necesario plantearse de nuevo el programa económico del gobierno, así como las bases del sistema de concesiones públicas, entre otras cosas.
Al día siguiente el forint sufrió un fuerte descenso, de los 275 forint por euro del jueves, se pasó a 282 el viernes. Los expertos piensan que la situación fue producida por las declaraciones de Kósa, sobre todo por su mención de Grecia, capaz de provocar por si sola el pánico en el mundo financiero. Además, la mayoría de los expertos afirmaron que no había base alguna para sus declaraciones y que la economía húngara, aún con sus problemas, había entrado en el camino de la recuperación y de las reformas necesarias para sanearse, las declaraciones de Kósa eran una burda exageración.
Sin embargo el mismo viernes, el portavoz del primer ministro, Péter Szíjjártó, echó más leña al fuego. Tras una conferencia sobre otro tema, al ser preguntado sobre la cuestión afirmó que "no es nada exagerado hablar de quiebra del estado en Hungría, pero el gobierno hará todo lo necesario para evitar el camino que ha seguido Grecia". Luego recordó que fue el antiguo primer ministro socialista, Ferenc Gyurcsány, el que habló, con todo orgullo, de la quiebra del estado y de cómo había conseguido salvar al país gracias al crédito del FMI. Y añadió que al igual que en Grecia, el estado húngaro había ocultado cifras sobre su verdadera situación económica. Luego fue preguntado sobre si variaría el plan para bajar los impuestos, uno de los puntos fundamentales del programa electoral del Fidesz, entonces respondió negativamente, resaltando que no dependía de los resultados de la comisión que estaba estudiando cuál es el verdadero estado de la economía húngara.
Las palabras de Szíjjártó fueron interpretadas como un apoyo a la declaración de Kósa. El pánico (en los medios financieros) se desató y el forint volvió a caer hasta estar en el nivel más bajo del último año, hasta los 288 forint por euro, y los expertos anunciaron que si el gobierno no tomaba medidas para tranquilizar los mercados, podríamos llegar fácilmente a los 300 forint por euro. La cotización de la moneda tiene mucha importancia por motivos obvios, pero además en Hungría todavía más, ya que muchas familias se han endeudado en moneda extranjera (créditos en divisas, por ejemplo para viviendas o cosas similares). Un descenso del forint tan brutal tiene un efecto devastador entre las miles de familias que tienen que pagar esos créditos en monedas fuertes y estables.
El viernes la noticia salió en la prensa española, en ella los periódicos afirmaban que el estado húngaro, el gobierno, o símplemente Hungría (dependiendo del periódico) había reconocido que se habían falseado los datos y que el país estaba en una situación muy grave. Sin embargo, como se puede ver por mi relato de los hechos, esto no es así, ya que ni Kósa ni Szíjjártó hablaban en nombre del gobierno (Szíjjártó es portavoz del primer ministro, pero en ese momento no hablaba como tal, no estaba haciendo una declaración oficial, sino solo contestando a una pregunta después de una conferencia). Lo que es más, ni Szíjjártó ni Kósa conocen realmente la situación de la economía húngara, ya que una comisión del Fidesz estaba estudiando los supuestos datos reales de la economía, pero los resultados de su análisis fueron presentados ante el primer ministro el fin de semana, es decir después de las declaraciones de Szíjjártó, que por lo tanto no podía saber las conclusiones, es decir, habló sin conocer los datos.
Si la reacción de los mercados y de la prensa internacional fue rápida (descenso del forint y a la vez, del euro, caída de las bolsas por doquier, etc), la reacción de los expertos no fue menos rápida: todos expresaron su sorpresa por las declaraciones y por la reacción que habían producido. A nadie se le escapa que la situación de la economía húngaran no es buena, pero no se puede hablar ni de cerca de quiebra. Y de hecho, los datos de este año muestran una mejoría de la situación macroeconómica (a costa de la población, claro está, pero eso es un tema aparte).
En Hungría (y con esto contesto a Santi), la mayoría de los periódicos, expertos y la gente normal, mostraron su sorpresa e incluso enfado por las irresponsables declaraciones de los políticos y los efectos negativos que estaban produciendo en la economía. Mientras, fuera de Hungría en cambio, los periódicos extendieron la idea falsa de que el gobierno húngaro había declarado que Hungría está al borde de la quiebra. Sin embargo, el gobierno no había declarado nada parecido.
Ya el sábado, en una reunión del gobierno, el primer ministro, Viktor Orbán habló con bastante disgusto sobre el asunto. Lo que más le molestaba era que mientras él estaba en Bruselas, asegurando a la UE que Hungría seguiría el camino de la contención del gasto público, las declaraciones de dos políticos que no eran parte del gobierno, habían levantado tanta polémica. En la reunión habló también Mihály Varga, presidente de la comisión que estudia los verdaderos datos de la economía húngara, y afirmó que el gobierno quería mantener el objetivo fijado de déficit fiscal (3,8%) del gobierno anterior y que no hay peligro de quiebra. Luego, el lunes, otras personalidades mostraron su oposición a las declaraciones mencionadas, por ejemplo Jean Claude Juncker, llegó a afirmar que el problema no es Hungría, sino las declaraciones de sus políticos. También Olli Rehn, eurocomisario de economía y cuestiones monetarias, respondía contundementente con un no, a la pregunta de si Hungría podía convertirse en una nueva Grecia.
Hay dos elementos importantes para entender este escándalo. Por un lado la declaración irresponsable de dos políticos. Se discute y mucho en Hungría por las razones para hacer estas declaraciones, y aquí lo importante son cuestiones de política interna. Hay que tener en cuenta que el Fidesz acaba de ganar las elecciones con un programa en el que prometen mucho (por ejemplo reducción de los impuestos, y a la vez estabilización de la economía). Es bastante probable que no puedan cumplir muchas de sus promesas electorales, con lo cual las declaraciones serían una especie de globo sonda para ir preparando a la población a unas restricciones no esperadas o como excusa para no cumplir sus promesas electorales. Los partidos políticos de oposición han criticado al Fidesz en esta dirección. Algunos analistas hablan también de la posibilidad de que haya sido un intento de ganar mejores posiciones a la hora de negociar con el FMI (Orbán quería que este organismo permitiera un déficit mayor al 3,8%).
El segundo elemento es la prensa. El nivel actual de la prensa en el mundo y en España está bajo mínimos. Por lo que se refiere a España, tengo muy claro la cosa es grave, después de leer las mentiras y manipulaciones que cuentan sobre Europa Central y del Este en general (capítulo especial merecen las payasadas que suelen contar sobre Rusia y la ex-URSS, que pueden escandalizar a cualquiera que tenga un poco de idea sobre el tema). Cada vez me queda menos duda de que la mejor manera de enterarse de lo que pasa en el mundo es no leer la prensa o al menos no creerse nada de lo que escriben los periódicos. No sé si es simple ignorancia o se trata de intentos de manipulación más o menos torpes.
Por cierto, hoy lunes el propio Szíjártó ha denunciado que sus palabras fueron manipuladas por los corresponsales de prensa, y ha nombrado en concreto a la agencia de noticias Bloomberg. Habría que plantearse qué interés tiene Bloomberg en todo este asunto. Por que cuanto más tiempo pasa, más me da por pensar que no ha sido casualidad. Pero bueno hipótesis nos podemos hacer muchas.
Por lo demás, el gobierno Orbán empieza bien. Menos de una semana en el poder y tienen que empezar con este jaleo que se han montado ellos solitos sin ayuda de nadie (bueno sí, de la prensa). Algunos se lo han tomado a broma (qué remedio, dirán), así titulaban una noticia en el portal Hírszerző: "Dos chapuzas en Budapest - hacia la fama mundial, el dúo de cómicos Kósa-Szíjjártó".
Y si hablamos de la prensa, hoy lunes algunos periódicos españoles han completado la noticia sobre Hungría haciéndose eco de las declaraciones del gobierno, no deja de ser curioso que ninguno se plantee su propia culpa. Por ejemplo, Público, o El País. El artículo del panfleto ese que es El País es de vergüenza. Todavía tienen la cara de decir que "el ejecutivo de Orbán se desdice" o que "Hungría da marcha atrás", etc (lo escribe un tal A. Bolaños sobre información de agencias, o sea uno que no tiene ni puñetera idea del asunto) . Con esta prensa "modélica" así nos va.
Puestos a pensar mal a lo mejor pienso que en realidad es una manera de engañar a los ciudadanos españoles y hacer que traguen con las medidas del gobierno. Para eso viene bien lo que pasa en Hungría, se manipula un poco una noticia para que tenga el toque que debe tener y listo, a asustar a los españoles, si no se aceptan las medidas del gobierno acabaremos como en Hungría (el ejemplo de Grecia no es tan buen ejemplo porque allí la población no se ha tomado muy bien las medidas del gobierno). No me gustan nada las teorías conspirativas, pero uno acaba dudando.
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=107488
À procura de textos e pretextos, e dos seus contextos.
09/06/2010
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