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10/06/2010

Canarias: miseria y miserias

El VI Informe de la Fundación Fomento de Estudios Sociales y de Sociología Aplicada (FOESSA), de los más rigurosos que se realizan en el Estado español, refleja una Canarias en la que, a finales de 2007, el 28,2% de la población vivía bajo el umbral de la pobreza (564.000 personas), aunque desde el punto de los ingresos, la pobreza alcanzaba al 41% de la población del Archipiélago (820.000 personas). La tasa de exclusión social se elevaba al 31.1% (642.000 personas), de la que el 12,7% era exclusión severa (254.000). Significativo era también el dato de que el 18% de las viviendas canarias tenían dos o más problemas graves, batiendo también en esto todos los récords del Estado.

Si este era el retrato de Canarias antes del brutal impacto de la crisis económica, y con menos de la mitad de paro del que tenemos actualmente, imaginen la situación con las prestaciones por desempleo agotándose, las pequeñas empresas cerrando a miles y los bancos echando gente a la calle al ejecutar las hipotecas. Cáritas adelanta ya un 31% de canarias y canarios bajo el umbral de la pobreza en el siguiente informe FOESSA, lo que supone 651.000 personas. Y los datos de las declaraciones de la actual campaña del IRPF ponen de manifiesto que, además, otro 40% de los declarantes canarios son mileuristas, habiéndose reducido un 0.3% la media de las declaraciones de personas que ingresan entre 21.000 y 30.000 euros, que son el 13,37% del total.

Por si fuera poco, en los primeros cinco meses de 2010, los contratos en precario han aumentado un 7,20% en el Archipiélago, mientras los contratos fijos han caído un 12,90%. es decir, cada vez menos trabajo y en peores condiciones. Ya no se trata de que no te despidan, sino de que te renueven el contrato. Aunque eso signifique hacer horas extras sin cobrarlas y aguantar toda clase de abusos. Y a ver quién se atreve a denunciar.

En resumidas cuentas, la inmensa mayoría de los canarios y las canarias, que ya soportábamos los salarios más bajos de la UE a 15 (antes de la entrada de los países del Este), y la jornada laboral más larga, nos seguimos empobreciendo a pasos acelerados. Sin embargo, la banca española sigue sacando dinero de Canarias a espuertas, situación que se agrava con la absorción de las Cajas canarias por cajas españolas para su posterior privatización. Lo peor de todo no es la miseria galopante del Archipiélago, sino la certeza de que, sin un giro radical, la situación no puede sino ir a peor.

Y ello sin tener en cuenta el gravísimo deterioro que sufren servicios públicos estratégicos como Sanidad y Educación, donde nuestros mandamases autonómicos recortan profesores, personal sanitario y medios para poder seguir engordando a un puñado de capitalistas a base de subvenciones. Prioridades, que dicen. Lo cierto es que, a la miseria económica, se suma la miseria política y la descomposición moral, en una espiral de imposible retorno.

Con un sistema electoral diseñado a medida del caciquismo insular, unas campañas electorales financiadas con el quid pro quo, la corrupción carcomiendo las administraciones hasta decir basta, y una población desarmada política e ideológicamente, con los medios de comunicación en manos del enemigo, la miseria no es sino una consecuencia lógica.

Añadamos a eso la resignación histórica de un pueblo derrotado, en donde reconocer que se pasa hambre produce vergüenza, y entenderemos por qué aún no se ha producido el famoso “estallido social”. Pero esta caldera a presión no va a mantenerse contenido indefinidamente. Cosa que saben los poderes del Estado, que vienen reforzando sus medidas y preparándose para la represión.

La izquierda canaria (es decir, la izquierda a la izquierda del bloque burgués PP-PSOE-CC-NC), que ha languidecido durante décadas, debe asumir su papel en la nueva situación. En primer lugar, desde luego, dándose cuenta de que la situación es nueva. Y, sin demorarse ni un minuto más, poniéndose en cabeza de la resistencia popular que frene la ofensiva empobrecedora, miserable y miserabilizadora, que se nos viene encima en forma de más recortes salariales, abaratamiento del despido, congelación de las pensiones actuales y reducción drástica de las futuras, eliminación de los convenios colectivos, entrega a las manos privadas de las Empresas de Trabajo Temporal (ETTs) de la gestión del desempleo, recorte del gasto público, etc. Medidas que, en definitiva, no harán sino empobrecernos aún más, seguir reduciendo el consumo y agravar la crisis.

Sólo la izquierda, nucleada en torno a los comunistas, puede hacer frente a la barbarie capitalista que nos está destruyendo. La cuestión es si sabrá estar a la altura de las circunstancias.

http://www.lahaine.org/index.php?p=46158

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