Los sindicatos han convocado a más de 200 manifestaciones a lo largo de toda Francia (con 64 millones de habitantes), en las que calculan han participado unas tres millones de personas -aunque la policía cifra en 1,2 millones los manifestantes-, para protestar por las, a su juicio, insuficientes medidas del Gobierno de centro derecha de Sarkozy para que los trabajadores y los asalariados no se vean devorados por la crisis económica galopante. Lo que sí no cabe duda, es que esta protesta ha superado a la de enero en participación, y va en aumento.
En París, la protesta ha arrancado en la Place de la Republique en dirección a la Place de la Nation. Familias enteras, estudiantes universitarios y de secundaria, funcionarios, personal de los hospitales forman una variopinta imagen, preocupados por la pérdida de trabajos y el alto coste de la vida. Según los sindicatos, en París participan unas 350.000 personas, 50.000 más que en la marcha del 29 de enero pasado. Aunque la policía reduce la cifra a 85.000 personas, sigue siendo superior a los 65.000 manifestantes que salieron a la calle hace dos meses, informa la prensa local. Los franceses piden al Gobierno de Sarkozy que deje de reducir los puestos de funcionarios, que aumente los salarios y que no ataque algunos avances sociales logrados en los últimos años, como la semana laboral de 35 horas. Las marchas han transcurrido sin mayores incidentes.
En medio de la jornada de huelga general, el presidente Sarkozy se ha reunido esta mañana con el primer ministro británico, Gordon Brown, para preparar el Consejo Europeo que se inicia en Bruselas esta tarde y la cumbre del G- 20 del próximo 2 de abril en Londres. El clima, esta vez, es mucho más tenso que en la huelga de enero. Sarkozy, para empezar, ya ha anunciado que no estará en París esta tarde, sino que partirá, como tenía previsto, a Bruselas, a la reunión del Consejo Europeo. El que no irá a Bruselas será el primer ministro François Fillon, que a las ocho de la tarde, cuando ya se sepa cuántos ciudadanos han protestado en al calle, se dirigirá a los franceses por televisión. En principio está descartada una nueva "cumbre social". Da la impresión de que Sarkozy no está dispuesto a ceder. Los sindicatos, tampoco.
Una paralización parcial
La huelga general, sin embargo, no ha detenido el país. El metro parisino funciona casi normalmente, como los autobuses. Las tiendas, los supermercados y los comercios están abiertos como cualquier otro día. En ciudades como Burdeos, Niza o Marsella, el transporte público registra, según la televisión francesa, más problemas, pero sin paralizar en ningún momento la vida de sus habitantes. Los trenes, eso sí, funcionaron, más o menos, a la mitad, tanto los de Alta Velocidad como los regionales como los de cercanías. En los colegios, institutos y universidades el paro es mucho mayor. También en las empresas públicas.
La compañía ferroviaria SNCF ha cifrado el seguimiento de huelga a primera hora de la mañana en un 35,9%, una cifra menor de lo esperado y muy cercana a la del paro del 29 de enero que quedó en un 36%. Por su parte, los sindicatos aseguran que en la primera parte de la jornada se supera el 41%.
Segundo paro
El pasado 29 de enero, otra protesta similar se saldó en tablas: los sindicatos consiguieron sacar a la calle a más de un millón de personas (dos millones según sus cálculos) pero no paralizaron el país, en parte por el buen funcionamiento de los transportes públicos. Con todo, las manifestaciones constituyeron un éxito.
El presidente de la República, Nicolas Sarkozy, reaccionó rápido: convocó para el 18 de febrero una denominada "cumbre social" a la que acudieron los sindicatos, los representantes de la patronal y un buen ramillete de ministros. Las medidas sociales prometidas por el Gobierno, que comprometían más de 2.600 millones de euros, no convencieron a los sindicatos. Reclamaron (y reclaman) más: aumentos de sueldo y de prestaciones sociales, que no se supriman puestos de trabajo en la función pública, en resumen, que los planes de reanimación económica emprendidos por Sarkozy no pasen exclusivamente por ayudar a las empresas en apuros sino también a los trabajadores y a los consumidores.
El País - 19.03.09
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