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15/12/2009

Rumanía: Los trabajadores pagarán los fracasos del capitalismo

José Luis Forneo

Si algo esta claro del futuro que le espera a Rumanía tras la metástasis de la crisis en todo su entramado económico es que sea cual sea el gobierno que tome las riendas del país para dirigir el destino de los rumanos en 2010, los que pagarán los platos rotos de las políticas capitalistas fracasadas serán, cómo no, los obreros.

Debido al bloqueo institucional que se vive en Rumanía desde la crisis de gobierno de hace dos meses, cuando el Partido Social Demócrata rompió con sus socios del Partido Demócrata Liberal, el presupuesto para el año 2010 esta sin aprobar. El Fondo Monetario Internacional, cuyo préstamo esperan como agua milagrosa los gobernantes rumanos, depende de la aprobación de este presupuesto, paso inicial para la aplicación de las medidas draconianas que la institución exige como condición para el adelanto del dinero salvador (que como una tela de araña atrapara a los rumanos como moscas en las redes de los intereses ajenos).

Las caóticas elecciones presidenciales del domingo pasado, día 6 de diciembre, han agravado aún más el problema, y el FMI ya ha avisado que podrían retrasar las negociaciones para un nuevo préstamo hasta el marzo próximo.

Los expertos locales e internacionales estiman que actualmente las perspectivas de crecimiento son menores que las existentes en 1990, por lo que los rumanos han empeorado su situación con respecto a hace 20 años, antes de la denominada "Revolución".

El ministro de Finanzas interino Gheorghe Pogea, dijo el martes pasado que "Rumanía necesita urgentemente 1,2 mil millones de euros de presupuesto para pagar los sueldos y las pensiones y los pagos correspondientes a enero", algo inaudito después de que hace un año y poco los políticos rumanos, con Basescu a la cabeza, consideraran a su país como la "España del este", debido a su aparente espectacular crecimiento. Hoy sabemos que era solo aparente, y que sus beneficios se irían a cualquier bolsillo menos al de la mayoría de los ciudadanos rumanos.

La Comisión Europea aplazó también las ayudas a Rumania, debido a la inestabilidad política. Se trata de unos 7 millones de dólares, que están pendientes hasta el nombramiento de un nuevo gobierno. De momento este esta bloqueado por la investigación del supuesto fraude acaecido en las elecciones presidenciales, por lo que actualmente Rumanía no tiene ni Presidente de la República ni Jefe de gobierno, una situación inédita hasta ahora.

Al mismo tiempo, la banca privada exige un rápido acuerdo con el FMI, esperando que gran parte de este dinero vaya a parar a sus cajas blindadas, como ha venido ocurriendo hasta ahora en todos los países de Europa. Así las perdidas de sus casas matrices de occidente se verían mermadas y la inversión de estos en Rumanía continuaría.

En 2010 se espera que entren 14 mil millones de euros en las arcas del estado, procedentes del FMI y de la Comisión Europea. Ya en 2009 llegaron del FMI aproximadamente 7 mil millones de euros, que el gobierno Boc uso fundamentalmente para financiar a la banca privada, conforme había exigido el propio FMI, y para pagar los salarios y pensiones.

Dos peligros importantes son la caída de la bolsa de valores, algo que sucedió ya tras las elecciones del día 6, y la inestabilidad del RON frente al euro, que ha sido sostenida de momento con la aportación de 3 millones de euros por parte del Banco Central Rumano, aunque esta situación no se puede sostener durante mucho tiempo.

Mientras tanto, las medidas propuestas por el gobierno interino de Emil Boc, y las que probablemente se aplicaran, están dirigidas, como cabe esperar en un país que ha venido aplicando medidas liberales en tiempos de bonanza que solo han beneficiado a los grandes empresas, contra la clase trabajadora, que ha sustentado hasta hoy el crecimiento de las minorías y ahora se dispone a pagar la catástrofe provocado por ellos.

Una de las medidas propuestas por el gobierno Boc es que, a partir de enero, el IVA sea del 22% (actualmente es del 19%), mientras que la cota única de imposición se mantendrá en un 16% (La cota única de imposición fue aprobada por el gobierno de Tariceanu, y consiste en que todo el mundo paga la misma cota de impuestos al estado, independientemente de sus beneficios -es decir, no es una renta progresiva, mas social, como en España, sino que un empresario y un obrero pagan el mismo porcentaje de impuestos). Es decir, mientras se suben los impuestos indirectos, que afectan a todos por igual, los directos, que afectan mas a quien mas renta tiene, se mantienen, lo que son medidas evidentemente retrogradas y conservadoras (el FMI manda).

Otra de las exigencias del FMI es el despido de 400.000 empleados públicos, que se espera sean reabsorbidos por el crecimiento del sector privado ¿¿¿???? Esto es como el cuento de la lechera, o vender la moto antes de comprarla, y de momento casi 500.000 personas van a la calle, sin que exista ninguna seguridad, y yo diría que mas bien la seguridad es que no será como se piensa, de que el sector privado crezca y de trabajo a estos miles de parados nuevos exigidos por el FMI.

Para la reducción del gasto publico también se baraja la idea de aumentar la edad de jubilación, y medidas de rebajas fiscales para las empresas que contrates pensionistas o jóvenes recién graduados. Con algunas de estas medidas el Partido Social Demócrata no está de acuerdo, aunque, sea como sea, y como le dijo Basescu a Geoana en un debate, el acuerdo con el FMI está firmado y cualquier gobierno está obligado a cumplirlo.

Otra de las medidas ya aplicadas es la reducción salarial de los empleados públicos mediante la reducción del tiempo de trabajo, con vacaciones no pagadas. Así, durante este año y desde el verano los trabajadores del estado han sido obligados, en su mayoría, a tomar 4 días de vacaciones sin pagar por mes, y durante los seis primeros meses de 2010 serán obligados a perder 24 días de su salario que, al menos, no trabajarán (pero todo se andará). Esta medida de reducción de horas de trabajo (y de sueldo) es similar a la que están estudiando los sindicatos oficiales españoles, CCOO y UGT como fórmula para el nuevo pacto social con gobiernos y empresas (aunque organicen manifestaciones para lavar su imagen en la que piden, hipócritamente, que la crisis no la paguen los trabajadores).

Pero quien no se consuela es porque no quiere, y al menos en España los sindicatos aún movilizan a miles de trabajadores en contra de los causantes de la crisis (aunque luego se repartan con ellos los beneficios en las mesas del dialogo social). En Rumanía los sindicatos se callan, miran para otro lado, y nadie es capaz de dar una palmada a los rumanos para que despierten del largo sueño de la sumisión, en el que, como si la realidad fuera un cuento, siguen sumidos esperando a que el guapo príncipe prometido por el capitalismo venga a despertarles.

Rebelion - 15.12.09

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