Se vea por donde se vea, 2009 quedará para la historia como el peor año del mercado laboral español. Sus dos indicadores básicos lo certifican. El empleo nunca ha vivido una debacle de una magnitud similar. Sólo el primer trimestre del año se llevó por delante más de 750.000 empleos. La tasa de desempleo ha llegado al 18,8%. El paro ha ascendido a una cota desconocida hasta ahora. Y detrás de los indicadores, 4.326.500 dramas. 4.326.500 personas sin trabajo, según publicó ayer el Instituto Nacional de Estadística.
La caída sigue superando las previsiones. Al menos, las del Gobierno, que ayer volvió a revisar sus números. Sus cálculos vaticinan que en 2010 España tendrá una media de un 19% de paro, una décima más que antes. Y el secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, admitió que "puede ocurrir" que en algún momento de este año la tasa llegue al 20%.
A algunos analistas, el dato no les ha sorprendido tanto. Es el caso de Ángel Laborda, director del panel de coyuntura de Funcas, y de José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney. Ambos esperaban un dato como el conocido ayer. Pero eso no se traduce en el final de la caída. "Se va a seguir destruyendo empleo, pero a un ritmo más moderado", pronostica Ángel Laborda, director del panel de coyuntura de Funcas.
Lo más duro de 2009 es que todo el aumento del paro se debe a la destrucción de empleo. En los últimos 12 meses, la encuesta de población activa (EPA) contabiliza 1,1 millones de parados más. En cambio, esta misma estadística revela que se han triturado 1,2 millones de puestos de trabajo. La diferencia entre uno y otro hay que buscarla en la población activa, que cae en 92.000 personas.
Esta inusual evolución revela que el desánimo cunde entre quienes buscan trabajo. Sobre todo entre los hombres -los únicos que pierden población activa-. Son ellos quienes más están sufriendo la crisis. Algo que se explica por el desplome de la construcción y de la industria, ramas productivas donde la presencia masculina es mayoritaria. Desde julio de 2007, entre ambos sectores han destruido más de 1,5 millones de empleos de un total de 1,8.
Concretamente la construcción ha perdido 378.000 trabajos en 2009. Y ello a pesar de que el Fondo Local de Inversión contuvo la sangría en el sector. Algo que se notó especialmente entre abril y septiembre.
Pero si hay algún colectivo entre quienes el desánimo se está generalizando es entre los inmigrantes. En el último cuatrimestre el paro entre los extranjeros ha escalado hasta el 29,7%. Y, como destaca Valeriano Gómez, antiguo secretario general de Empleo, el número de empleados entre los inmigrantes ha bajado un 11,75% frente al 6,1% del conjunto del mercado laboral. Y esto se ha trasladado tanto la población activa extranjera como a los inmigrantes en general, cuya población ha caído en 32.000 personas en el último medio año hasta llegar a los 5,3 millones.
El desplome del empleo también ha hundido sus colmillos sobre los autónomos. Y lo ha hecho con saña. Más un tercio de la ocupación total que ha desaparecido en 2009 llega por autónomos que tiran la toalla.
La marea llega incluso a ahogar al empleo sumergido. Hace un año la diferencia entre los dados de alta en la Seguridad Social y los que no, ascendía a 1,3 millones. En diciembre pasado la media de afiliados al instituto público ascendía a 17,8 millones, 825.000 menos de los empleos que ha aflorado la EPA.
Tanto Gómez como Laborda dan la misma explicación a este fenómeno. Los autónomos pueden dejar de trabajar, pero es más difícil que dejen de pagar las cuotas a la Seguridad Social. Lo hacen para no ver perjudicados sus coeficientes de cálculo para una futura pensión.
La EPA también muestra varias constantes repetidas desde el comienzo de la crisis. A saber: la caída de la temporalidad, que se ha reducido al 25%. Otra, el aumento incesante de los hogares con todos sus miembros activos en paro. En total, 1,2 millones, si bien es cierto que en muchos de esos casos la persona de referencia, la fuente principal de ingresos, es inactiva (pensionista, por ejemplo).
Este fenómeno ha impulsado a muchas amas de casa a buscar empleo, lo que en círculos académicos se llama el efecto trabajador añadido. De hecho, en los más de dos años que van de crisis el número de mujeres que han dejado de figurar como inactivas dedicadas a las labores domésticas es de más de 670.000.
Y la retahíla de datos negativos no acaba. Por ejemplo, la patronal de las grandes empresas de trabajo temporal, Agett, subraya que en las listas del paro hay más de 1,5 millones de desempleados que lo son de larga duración, un colectivo que tiene especialmente difícil volver a encontrar empleo.
Con todos estos datos, el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, se mostró cauto sobre el futuro, informa Lluis Pellicer. Aunque sí que dijo que tenía la impresión de que "el paro se está atenuando". El ministro advirtió, no obstante, que ello no puede considerarse "un triunfo", y recordó que el mercado laboral tarda más en recuperarse que el resto de la economía.
Por el contrario, el líder del PP, Mariano Rajoy, calificó los datos como "inasumibles". "Son que nunca nos hubiera gustado conocer porque nunca nos hubiera gustado que se hubieran producido", redundó Rajoy.
Los agentes sociales aprovecharon la dureza del dato para reclamar al Ejecutivo más inversión. CC OO, por ejemplo, habló de apostar por los servicios públicos como generadores de empleo. Y lo hizo precisamente ayer que se supo que el empleo público ha caído en el último trimestre en 36.200 trabajos. Hasta ahora las administraciones habían jugado el papel de sostén del empleo. Se invierte así una tendencia constante de la recesión. Abundó en esta reclamación UGT, que además reclamó políticas de protección a los parados.
En el lado patronal, CEOE volvió a reclamar una reforma laboral: "Es imprescindible la aplicación de medidas estructurales que requieren cambios normativos en materia de contratación".
http://www.elpais.com/articulo/economia/Destruccion/masiva/empleo/2009/elpepueco/20100130elpepieco_7/Tes
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