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26/09/2009

La última maniobra extrajudicial de la farmacéutica Pfizer

MIGUEL JARA

La historia de la mayor farmacéutica del mundo está cuajada de actuaciones fuera de la legalidad. A golpe de chequera, el laboratorio se ha sacudido todas las causas judiciales pendientes por la promoción comercial fraudulenta de cuatro de sus medicamentos. No ha sido juzgado por los posibles daños en la salud de las personas que los ingirieron.

Tiene algo de obsceno esto de la compra de ‘injusticia’ por parte de Pfizer. Al fin y al cabo, pagar para que no se produzcan juicios es comprar la Injusticia. Tiene algo de medieval, de un tiempo en que los señores feudales imponían su ley por el simple hecho de ser los más fuertes económicamente. Éste ha sido el acuerdo extrajudicial alcanzado entre una administración pública y la multinacional farmacéutica de mayor monto en la historia: 1.600 millones de euros. No será el último. En realidad, es costumbre en el sector que cuando un laboratorio o grupo de ellos ha creado los suficientes problemas como para enfrentar la Justicia el primero prefiera llegar a un acuerdo previo a los tribunales. Se buscan dos objetivos principales. El primero, ahorrarse dinero: por alta que sea la cifra a pagar suele ser menor que la que deberían asumir en caso de celebrarse los juicios. Segundo, cuidar la imagen corporativa: aparecer una sola vez en la prensa por motivos que socavan con tanta claridad la imagen de una empresa es menos malo que exponerse a ser ’percha informativa’ de los periodistas durante los muchos meses que, de celebrarse, dura un pleito de estas características.

Uno de los medicamentos por los que Pfizer se ha visto obligada a pagar al Departamento de Justicia del Gobierno de EE UU para evitar juicios por realizar propaganda engañosa y prescribir el medicamento para otros usos es Bextra (valdecoxib). Conocido como la ‘superaspirina’, este medicamento para la artritis, la artrosis y el dolor agudo, multiplicaba al menos por dos el riesgo de infartos de miocardio y cerebrales. Un estudio de la la Administración de Alimentos y Fármacos (FDA) en EE UU, indica que lo triplicaba. Pertenece a la familia de los coxib, como Celebrex, un grupo de medicamentos modernos muy conocido entre médicos, y sobre todo farmacéuticos y farmacólogos, por ser especialmente peligroso para la salud.

Fíjense que el acuerdo entre el Gobierno estadounidense y Pfizer es por propaganda fraudulenta de varios medicamentos, no por los daños que pueda haber provocado en la salud Bextra, cuando su fórmula es básicamente la misma que la de un medicamento retirado por mortal en 2004: Vioxx.

La sombra alargada de Vioxx
En 2004, el laboratorio Merck retiró ’voluntariamente’ su antiartrítico Vioxx (rofecoxib), dado que se demostró que Vioxx podía causar infartos de corazón y cerebrales en sus consumidores, como así fue en cientos de miles de personas con los resultados funestos que pueden imaginar. Vioxx se lanzó al mercado en EE UU en 1999 y fue comercializado en más de 80 países. Las ventas mundiales en 2003 fueron de 2.500 millones de dólares, según datos de la propia corporación. La prohibición del preparado de Merck puso en el punto de mira a sus primos hermanos: Celebrex, del que la Agencia Española de Medicamentos emitió en diciembre de 2004 una nota desaconsejando su uso en personas con problemas cardiacos, pero sin retirarlo; o Bextra, que en España no llegó a venderse y fue retirado en 2005 del mercado por los riesgos de infarto ya comentados. Ambos medicamentos eran fabricados por Pfizer con el mismo principio activo (coxib). Es muy difícil entender entonces cómo Celebrex continúa ofreciéndose en las farmacias de medio mundo para “aliviar el dolor”. ¿Cuándo se decidirán las autoridades sanitarias a promover pleitos por los daños en la salud que pueda estar provocando el Celebrex de Pfizer?

El fabricante de Vioxx conocía sus riesgos tras realizar el ensayo APROVe, siglas en inglés de Prevención de Pólipo Adenomatoso con Vioxx, pero ocultó a la FDA esos trabajos para poder comercializarlo. Las agencias del medicamento, como la estadounidense o la europea, aunque parezca mentira, no realizan estudios independientes sobre los fármacos para los que los laboratorios les solicitan licencia, se limitan a revisar la documentación sobre dichos medicamentos que les presentan los fabricantes. La FDA ha calculado que por la ingesta de Vioxx se produjeron 27.000 casos de infarto y muertes súbitas desde 1999 sólo en EE UU.


Cobayas humanas

En 1996, la farmacéutica más poderosa del mundo ensayó ilegalmente su nuevo antibiótico Trovan (trovafloxacino) en 200 niños del Estado nigeriano de Kano, durante una epidemia de meningitis. Un total de 11 niños murieron y decenas sufrieron daños graves, incluso cerebrales. Más de 11 años después las autoridades de Kano y el Gobierno nigeriano iniciaron una demanda judicial (civil y penal) por la que pedían 7.000 millones de dólares y sentar en el banquillo a tres directivos de la compañía. El acuerdo extrajudicial del caso, que casi con toda seguridad inspiró la novela de John Le carré El jardinero fiel, se estancó por los desacuerdos sobre las responsabilidades y compensaciones a las víctimas. En abril de este año, el diario The Independent informó de un posible acuerdo final, pero éste no fue confirmado.


El caso Neurontin

Pfizer ya fue hallado culpable y pagó 430 millones de dólares en 2004 por promocionar el antiepiléptico Neurontin (gabapentina) para patologías tan dispares como el déficit de atención, las migrañas o el trastorno bipolar. En un solo año, sin embargo, Neurontin llegó a recaudar para la compañía 2.700 millones de dólares: el 90% de las recetas no correspondían a ninguna de las indicaciones aprobadas por la FDA. Según IMS Health, una compañía que compila datos de venta del mercado farmacéutico en todo el mundo, en el Estado español, entre abril y junio de 2002, Neurontin fue recetado sobre todo para dolencias psicológicas, como la depresión y las fobias, y para otros trastornos, como la adicción al alcohol e incluso el tratamiento de ciertos herpes y diabetes. Recetas médicas, se entiende, con ‘premio’ para el facultativo que las firma.


A dios rogando...

La compañía que fabrica el medicamento más vendido del mundo, Lipitor, para el colesterol, y la famosa Viagra, tiene varios programas de acción social. Durante 2009 sorprendió con el ofrecimiento gratuito durante un año de medicamentos a los estadounidenses en paro. Cuidar la imagen corporativa es una prioridad para Pfizer. Por ello, en lugar de enfrentar cada una de las demandas pendientes prefiere pagar la última gran multa que, como ha señalado la propia compañía, no tendrá un impacto en su cuenta de resultados, porque ya fue descontada en el balance del ejercicio de 2008. La mayor multa de la historia de las farmacéuticas apenas ha despeinado al gigante. Los títulos del laboratorio estadounidense, en pleno proceso de consolidación y fusión con su rival Wyeth, no han sufrido casi variaciones.

Diagonal - 17.09.09

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