Uno de los dogmas que se reproducen en la doctrina neoliberal (basada en la fe en los mercados) es creer que subir los impuestos no es bueno para la economía, y todavía menos en momentos de recesión, es decir, en momentos de descenso de la actividad económica. Puesto que en una recesión hay un déficit de la demanda, se asume que la subida de impuestos reduciría todavía más tal demanda, pues la gente tendría menos dinero para consumir. Pero tal creencia ignora varios hechos. Uno es que el aumento de los impuestos no tiene porque reducir la demanda. Que los reduzca o no depende del tipo de impuestos. El impuesto del IVA (que se basa en el consumo), por ejemplo, puede reducir la demanda, aunque, incluso ahí tal reducción, depende del tipo de IVA y sobre que productos se aplique tal aumento. Pero, hay otros impuestos, como el impuesto sobre las rentas altas, que tienen un impacto menor en la reducción de la demanda, dado que la gente rica ya consume mucho y cuando recibe dinero extra, lo invierte más que no lo consume, pues su nivel de consumo ya es muy elevado. De ahí que se sabe en la literatura económica que las bajadas de impuestos a los ricos tienen más impacto en estimular el ahorro que el consumo, al revés de lo que ocurre cuando se bajan los impuestos de las rentas medias y bajas. Las personas de bajos ingresos consumen todo el dinero extra que reciben, pues siempre andan cortos de dinero. De ahí que si se quiere aumentar la demanda es mejor reducir los impuestos de las personas y familias de rentas medias y bajas que de las personas de rentas altas. En realidad, subir el impuesto de los ricos y de las rentas del capital puede aumentar la demanda si el estado –con los fondos recibidos como consecuencia del aumento de los impuestos- invierte en servicios e infraestructuras que creen empleo. Esta creación de empleo tiene un impacto muy importante e inmediato sobre el incremento de la demanda.
Y los datos así lo prueban. Los países que tienen una carga fiscal elevada y progresiva, tienen un mayor porcentaje de población adulta trabajando y ello como resultado de un mayor protagonismo del estado (sea central, autonómico o local) creando y expandiendo empleo sobre todo en los servicios públicos. No es por casualidad que sean también estos países los que tengan un estado del bienestar más extenso y de mayor calidad. Y los datos hablan por si mismos. Suecia, Dinamarca, Noruega y Finlandia tienen una carga fiscal equivalente al 47%, 48%, 42% y 42% del PIB respectivamente. Y tienen el mayor porcentaje de población trabajando (la tasa de ocupación de Suecia es del 72,2% en 2008, la de Finlandia de 68,7%, la de Noruega el 76,8% y la de Dinamarca de 75,7%), incluyendo también tasas elevadas de empleo en su estado del bienestar (en Suecia la población empleada en el estado del bienestar era el 24,8% en 2007, en Finlandia era el 19,8% y en Dinamarca el 24,5%).
Por el contrario, son los países del sur de Europa, en los que las derechas han sido históricamente muy fuertes, donde los impuestos son más bajos. Y los porcentajes de la población que trabajan, incluyendo la población empleada en sus estados del bienestar, son también muy bajos. España, Grecia y Portugal tienen una carga fiscal de 33%, 31% y 36%, respectivamente, y a la vez una tasa de ocupación de 59.8%, 61.3% y 66.3%, con una ocupación en el estado del bienestar de 10.6%, 9.8% y 11.5%, respectivamente.
Lo que ha ocurrido durante estos últimos años es que las derechas han adquirido mayor peso en Europa (y los gobiernos de centroizquierda han aceptado los dogmas neoliberales promovidos por las derechas). Y ha habido una gran bajada de impuestos de la mayoría de países donde las derechas o las centroizquierdas (de orientación socioliberal) han gobernado, con lo cual, los estados han perdido recursos y/o se han endeudado para poder proveer los servicios. Ahí está la madre del cordero. Bajar impuestos ha sido la moda y recuerden que el Sr. Zapatero indicó que bajar impuestos era “ser de izquierdas”. Y esta mentalidad nos ha llevado donde estamos ahora. En principio no se notaba mucho porqué había un elevado crecimiento, basado en burbujas inmobiliarias y de la bolsa, que creaban una sensación (falsa) de riqueza. Pero cuando las burbujas estallaron, los estados (y la ciudadanía) quedaron profundamente endeudados. Y ahí está el problema.
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=111868
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