Hace casi un siglo, el 3 de septiembre de 1910, Luis Emilio Recabarren dictó en Rengo una conferencia que tituló “Ricos y pobres a través de un siglo de vida republicana”.
Faltaban quince días para que se cumplieran cien años de la constitución de la Primera Junta Nacional de Gobierno, elegida con el objetivo de mantener a nuestro país bajo el dominio del rey español, Fernando VII. Pero, ese acto se convirtió en el inicio del proceso emancipador, que culminó bajo el gobierno de O’Higgins en 1818.
Después, surgieron las formas capitalistas de producción y aparecieron los primeros destacamentos de la clase obrera, en Atacama, en los años 20 del siglo XIX.
LA VISIÓN DEL PRIMER SIGLO.
Recabarren dijo a comienzos de septiembre de 1910: “Hoy todo el mundo habla de grandezas y de progresos y los pondera y los exalta considerando todo esto como propiedad común disfrutable por todos.
Yo quiero también hablar de esos progresos y de esas grandezas, pero me permitiréis que los coloque en el sitio que corresponde y que saque a la luz todas las miserias que están olvidadas u ocultas.” ( Luis Emilio Recabarren: “Ricos y pobres”, en “Luis Emilio Recabarren. Obras”. Casa de Las Américas, 1976, página 60)
Recabarren sostuvo: “No es posible mirar la sociedad chilena desde un solo punto de vista, porque toda observación resultaría incompleta. Es culpa común que existan dos clases sociales opuestas, y como si esto fuera poco, todavía tenemos una clase intermedia que complica más este mecanismo social de los pueblos”. ( Ibidem. p. 61)
Agregó: “La clase capitalista, o burguesa como la llamamos, ha hecho evidentes progresos a partir de los últimos cincuenta años, pero muy notablemente después de la guerra de conquista de 1879 en que la clase gobernante de Chile anexó la región salitrera”. ( Ibidem. p. 62)
Sobre la clase obrera sostuvo: “Para atenuar su miseria en las horas tristes de la lucha por la vida y para detener un poco de feroz explotación capitalista, el proletariado funda sus sociedades y federaciones de resistencia, sus mancomunales. Para ahuyentar las nubes de la amargura creó sus sociedades de recreo. Para impulsar su progreso moral, su capacidad intelectual, su educación, funda publicaciones, imprime folletos, crea escuelas, realiza conferencias educativas.” (Ibidem. p. 71)
Recabarren resumió su posición: “Hay progresos evidentes en el siglo transcurrido, pero esos progresos corresponden a la acción de toda la colectividad y en mayor proporción, si se quiere, a la clase proletaria que es el único agente de producción, de creación, de ejecución de las ideas y de los pensamientos. Pero esos progresos ostensibles, son precisamente la causa de la miseria proletaria.”. (Ibidem. p. 93)
Durante los 90 años de existencia, a la fecha en que Recabarren dictó su conferencia, la clase obrera fue explotada sin compasión. El escritor y periodista José Joaquín Vallejo, en un artículo titulado “Mineral de Chañarcillo”, publicado en El Mercurio del 5 de febrero de 1842, denunciaba: “A la vista de un hombre semi-desnudo que aparece en la bocamina, cargando ala espalda 8, 10 y 12 arrobas de piedras (1 arroba = 11,5 kilos), después de subir con tan enorme peso por aquella sucesión de galerías, de piques y frontones; al oír el alarido penoso que lanza cuando llega a respirar el aire libre, nos figuramos que el minero pertenece a una raza más maldita que la del hombre, nos parece un habitante que sale de otro mundo menos feliz que el nuestro, y que el suspiro tan profundo que arroja es una reconvención amarga dirigida al cielo por haberlo excluido de la especie humana.” ( Citado por Domingo Amunátegui en “Historia Social de Chile”. Santiago, 1932, páginas 151 y 152)
De lo que Recabarren no habló en su conferencia de 1910, fue de las luchas reivindicativas de los trabajadores, que no aceptaron pasivamente la explotación de sus patrones. En 1834, ocho años antes de publicarse el artículo de Vallejo, en ese mismo mineral de plata de Chañarcillo, se había producido la primera huelga obrera de la Historia de Chile. En total los paros obreros sumaron 110 en el siglo XIX.
En los comienzos del XX, con el surgimiento de las Mancomunales, las huelgas obreras alcanzaron mucha fuerza, porque apareció la solidaridad de clase. Por ello, el gobierno reaccionario de Germán Riesco perpetró cinco masacres y el de Pedro Montt, una, pero la más terrible de todas, la de la Escuela Santa María de Iquique.
Durante el siglo XIX y hasta la segunda década del XX, la clase obrera fue una clase en sí. Tenía existencia objetiva, pero carecía de conciencia de clase y de organizaciones propias. Después de la Guerra del Salitre (1879 – 1883) se incorporó al proletariado chileno los obreros del salitre, que jugarán un importante rol en las luchas de los trabajadores.
Hacia 1882 llegaron a Chile las ideas del Manifiesto del Partido Comunista de Carlos Marx y Federico Engels, cuya primera edición apareció en Londres el 24 de febrero de 1848. También en 1882 se conmemoró por primera vez en nuestro país el Día Internacional de los Trabajadores.
En 1894, Luis Emilio Recabarren, nacido en Valparaíso el 6 de julio de 1876,
se inició en la lucha social. En 1900 surgieron las Mancomunales.
En 1907 se produjo la masacre de la Escuela Santa María de Iquique. Aún no desaparecían sus consecuencias, cuando se cumplieron los cien años de la Primera Junta Nacional de Gobierno. El movimiento sindical vivía un período de reflujo, pero maduraban las condiciones para que el proletariado se transformara en una clase para sí.
EL MOVIMIENTO OBRERO CHILENO
El hecho más significativo al comenzar el segundo siglo a partir de la Primera Junta de Gobierno, fue el surgimiento del movimiento obrero chileno, que fue el resultado de dos factores: la existencia de una clase trabajadora muy combativa yla labor gigantesca de Luis Emilio Recabarren, el más grande educador y organizador de masas de nuestra historia, llamado, con razón, el padre del movimiento obrero chileno.
El movimiento obrero nació cuando el proletariado alcanzó la calidad de una clase para sí, adquiriendo conciencia de clase y contando con organizaciones propias: un movimiento sindical clasista y un partido revolucionario, el Partido Comunista, fundado en 1912. La reacción comprendió de inmediato el peligro que, para sus intereses, significaba el movimiento obrero. Pero, la represión no aplastó al movimiento obrero, que tuvo importante participación en el triunfo del candidato presidencial del Frente Popular, Pedro Aguirre Cerda, el 25 de octubre de 1938.
Vinieron momentos de triunfos y traiciones. Hubo avances en la unidad: el Frente del Pueblo, en 1951; la CUT en 1953; el FRAP, en 1956; la UP en 1969. La victoria del 4 de septiembre de 1970.
El Gobierno Popular, encabezado por Salvador Allende, constituyó la más grande conquista del movimiento obrero chileno. El golpe fascista de 1973, una dura derrota para los trabajadores. Durante la dictadura, los fascistas necesitaron aplastar el movimiento obrero para imponer el neoliberalismo. Por ello, el terrorismo de Estado tuvo como objetivo central destruir las organizaciones políticas, sindicales y sociales de los trabajadores. Arrasar con cualquier vestigio de democracia. La tiranía impuso a sangre y fuego el capitalismo más salvaje. Terminada la dictadura siguió imperando el neoliberalismo en lo económico, en lo político, en lo ideológico. El movimiento obrero salió muy debilitado y el terror fascista dejó su huella en en la conciencia de la población.
Hubo que volver, como en los tiempos de Recabarren, a crear conciencia de clase. Se libraron duros combates, de los obreros contratistas del cobre, los forestales, de las salmoneras, profesores, empleados fiscales, estudiantes secundarios y universitarios. Se lograron avances. Se sufrieron derrotas.
Se comenzó a romper la exclusión, eligiendo tres diputados comunistas.
Los 200 años de la creación de la Primera Junta de Gobierno de 1810, encontrará a Chile bajo un gobierno de la derecha oligárquica. Cuando la reacción, ahora gobierno, celebre con fuegos de artificio el Bicentenario de la Primera Junta de Gobierno (no de la Independencia), los trabajadores estarán en pleno combate defendiendo sus conquistas.
Mantienen plena actualidad las palabras de Recabarren de septiembre de 1910: “De todos los progresos de que el país se ha beneficiado, al trabajador no le ha correspondido sino contribuir a él, pero para que lo gocen sus adversarios”
http://www.elsiglo.cl/Los-Trabajadores-y-el-Bicentenario.html
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