Años de contradicciones interpartidistas, guerras injustificadas y programas sin sustento financiero determinan hoy que los estadounidenses lleguen al tope legal establecido para la deuda pública e incrementen sus temores sobre una recesión.
El pronóstico del Departamento del Tesoro asegura que el 16 de mayo el país llegará a los 14.3 billones de dólares aprobados, lo que equivale a que cada estadounidense está endeudado en 47 mil dólares, si se reparte ese elevado guarismo entre los habitantes del país.
El secretario del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner, manifestó su esperanza de que el Congreso eleve el límite de la deuda para evitar un cese de pagos.
Geithner indicó que los parlamentarios deben evitar afectar la credibilidad nacional que causaría una cesación de pagos.
El Poder Legislativo va a tener que elevar el límite de deuda, estoy confiado que van a hacerlo, puntualizó.
Si esto no es elevado, la administración no puede tomar prestamos y cesaría los pagos de sus deudas.
Pero, los republicanos están opuestos a incrementar el nivel de la deuda hasta tanto el gobierno no acepte su plan de recortes de gastos.
Algunos críticos consideran que el escenario de la ruina fiscal fue preparado por el ex presidente George W. Bush durante dos mandatos en los que los republicanos apoyaron ideas a las que ahora se oponen.
Bush favoreció a los más ricos con grandes recortes en los impuestos, promovió dos guerras, Afganistán e Iraq, que desangraron la cartera de los contribuyentes e ideo un programa de suministro de medicamentos para los ancianos, el cual no contaba con los fondos suficientes.
En los últimos años la deuda pública creció desorbitadamente. El margen de incremento es asombroso. En 1981 apenas rondaba el billón de dólares a casi 200 años de fundado el país.
Muchos se preguntan qué pasó en los últimos 30 años y donde están los más de 14 billones que adeudan ahora.
La situación debe ser enfrentada por el Congreso donde ambos partidos entienden que el gobierno pudiera verse obligado a incumplir sus obligaciones e incluso, el Tesoro estadounidense advierte de implicaciones que conllevan a no pago de interés sobre bonos y otras situaciones que pueden terminar en una recesión.
Los republicanos usan el tema para atacar al presidente Barack Obama ignorando el rol protagónico de anteriores gobiernos de esa filiación política en el salto del endeudamiento público.
La respuesta de Obama lo llevará esta semana a Virginia, a Palo Alto, en California, y a Reno, en Nevada, según la agenda ejecutiva, como parte de los esfuerzos para promover su nuevo plan de reducción del déficit comparándolo con el de los republicanos.
El presidente debe insistir en restablecer la responsabilidad fiscal e insistiría en la necesidad de que el Congreso eleve el límite de la deuda del país y se esperan no falten las acusaciones contra Bush por dilapidar un superávit presupuestario que encontró cuando su antecesor William Clinton dejó de ser presidente.
Ya durante la última semana el mandatario comentó que el país desvió el camino durante los años de Bush y dio sus apreciaciones sobre cómo solventar la crisis a largo plazo, lo que según él, permitiría al Legislativo incrementar el límite de endeudamiento.
Expertos económicos consideran que pese a las recriminaciones interpartidistas, las causas del endeudamiento público deben buscarse en la recesión entre 2007 y 2009, lo que obligó a la Casa Blanca a inyectar cientos de miles de millones de dólares para salvar la economía.
Esto se agravó por las guerras y la misma crisis afecto los bolsillos de individuos y empresas para bajar la recaudación fiscal.
A mediano y corto plazo en Estados Unidos habrá un boom de jubilaciones lo que complicará aún más la situación al presentarse muchas obligaciones en el sistema de seguridad social y de salud para millones de personas.
La situación de hoy es complicada lo mismo para demócratas que republicanos pues es evidente la necesidad de fijar límites obligatorios para gastos futuros, estiman comentaristas políticos.
Por otro lado, si no aumenta el tope de endeudamiento puede darse una moratoria de su deuda, algo que nunca pasó en Estados Unidos.
Esto tendría efectos devastadores para un país cuyos bonos son considerados entre las inversiones más seguras del mundo.
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