Las contradicciones del neoliberalismo, cebadas por una codicia sin límites, la especulación, la libertad plena de los movimientos de capital y, los paraísos fiscales, entre otros, son las causantes de la mayor crisis global que recorre el mundo desde el crack del 29.
En España, nuestro modelo de producción, caracterizado por basarse en la especulación inmobiliaria y en servicios de poco valor añadido, pero sobre todo por salarios bajos y escasa protección social, ser altamente importador y contaminante, con un notable retraso tecnológico, fuerte desregulación del mercado de trabajo y alta precariedad, una política de privatización de empresas y servicios públicos, alto endeudamiento de familias y empresas, baja contribución fiscal y un sistema fiscal escasamente progresivo, elevada economía sumergida y fraude fiscal, ha supuesto que las consecuencias de la crisis sean mucho más graves en España.
No hay brotes verdes, desgraciadamente. Todos los sectores productivos están afectados en mayor o menor medida, y el elemento determinante es el paro. En el tercer trimestre hemos llegado a un 17,93% de tasa de desempleo (según la EPA), 4.123.300 personas, con una caída en el nº de ocupados de 1.476.200 en el último año.
Sobrepasamos largamente el millón de personas que no cobran ningún tipo de prestación, decenas de miles de pequeñas empresas y más de 300.000 autónomos han cerrado y tenemos una insoportable cantidad de ciudadanos desahuciados de sus viviendas por no poder hacer frente al pago de sus hipotecas. Todas estas situaciones solo vienen a representar los abusos del capital sobre los trabajadores y la mayoría de los ciudadanos.
Desde el Gobierno se han puesto a disposición de la banca decenas de miles de millones de euros en ayudas y avales; unas instituciones financieras que son verdaderos aceleradores de la crisis y que aún en la situación descrita siguen mostrando vergonzosas tasas de beneficio. Dinero que se debería haber utilizado para dotar de liquidez a familias y empresas con el fin de crear empleo y aumentar el consumo.
Así mismo, el Ejecutivo ha desperdiciado la oportunidad de presentar unos Presupuestos Generales del Estado para 2010 con un marcado carácter social, cuyo objetivo esencial fuera combatir la crisis apoyando la economía real -especialmente a la pyme y a los autónomos-, incrementando la inversión pública de forma selectiva y mejorando los servicios sociales.
Por el contrario, ha presentado un proyecto inverosímil sustentado en unas previsiones económicas difícilmente alcanzables dada la evolución de la economía. Un proyecto además injusto porque prima la necesidad de reducir gastos, y por tanto limitar los servicios públicos y la I+D+i, ante la necesidad de una reforma fiscal justa, progresiva y valiente. El Gobierno ha mirado mucho más hacía los mercados que hacía los parados. Ahora también los mercados le dan la espalda.
En los últimos días, el anteproyecto de Ley de Economía Sostenible, con la constelación de medidas dispersas que le acompañan, nos ha defraudado. No aparece por ningún lado que el objetivo del nuevo modelo económico sea su sostenibilidad humana y medioambiental. Es decir, el pleno empleo, digno y estable, un desarrollo respetuoso con el medio ambiente, el reparto equitativo de la riqueza y mayor democracia en la economía y en la empresa.
Por su parte, la CEOE intenta una salida de la crisis que paguen exclusivamente los trabajadores, como hizo en la crisis de los 70 y en la de los 90 con cierto éxito. El PP y el resto de la derecha política esperan su hora. Por eso es necesaria una acción firme e inteligente. Más movilización y más izquierda son las únicas recetas para salir de la crisis lo antes posible y para frenar a la derecha.
Más movilización con la jornada del día 12 de diciembre y posteriormente sino hay cambios. Más izquierda, dotando de objetivos claros y propuestas alternativas a la movilización. Preparando las condiciones para una Huelga General que sea un éxito, un día de paro ante los poderosos. Qué barra las pretensiones de la CEOE, obligue al Gobierno a cambiar su política socioliberal y cierre la puerta a la victoria electoral de la derecha.
Público.es - 11 12.09
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