Yeanny González Peña
Cada año decenas de miles de niños hondureños abandonan sus estudios para incorporarse al mundo ilegal del trabajo infantil, y cierran el círculo vicioso que reproduce la marginación y la pobreza.
Este es uno de los sectores más postergados en la sociedad hondureña, que no les garantiza correcta nutrición, acceso al agua potable, servicios de saneamiento, vivienda, asistencia a la escuela y a medios de comunicación e información.
El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) describe un cuadro de pobreza y exclusión social sin parangón para los menores de la nación centroamericana.
Más de medio millón de niños hondureños realizan trabajos forzados, mientras otros mueren de hambre o son víctimas de la trata y la explotación sexual ante la mirada cómplice de las autoridades locales, explicó la organización humanitaria Casa Alianza.
Muchos de ellos se desempeñan como agricultores, operadores de carga, cazadores, pescadores, limosneros o trabajan en la explotación de minas y la construcción, pese a ser ocupaciones prohibidas por el Reglamento Internacional sobre Trabajo Infantil.
La pobreza en que vive más del 60 por ciento de la población tiene un papel decisivo en la referida problemática.
De acuerdo con Unicef, más del 80 por ciento de los niños incorporados a actividades económicas provienen de hogares muy humildes.
Una de las consecuencias más dramáticas del trabajo infantil, subraya Unicef, es el abandono escolar, pues contribuye directamente a la reproducción intergeneracional de la pobreza.
Aunque el Código del Trabajo regula las horas laborales para que los menores no abandonen la escuela, el promedio de estudios de niños y jóvenes en tales condiciones es de apenas cinco años.
El comisionado de los Derechos Humanos en Honduras, Ramón Custodio, dijo que más de un millón de niños y adolescentes están fuera del sistema de cobertura educativa en el país centroamericano, situación la cual en un futuro les cerrará las puertas a profesiones que les permitan una vida mejor.
"No son tiempos buenos para la niñez hondureña", porque no se les respeta "su integridad física, se les violenta el derecho a la salud, a la educación y se irrespeta su derecho a la vida", expresó.
Aquí dos tercios de los menores son pobres y el trabajo es la única solución para conseguir el sustento; en el resto de América Latina, más de nueve millones laboran en situación de riesgo.
El director de Casa Alianza en Honduras, José Manuel Capellín, denunció que las autoridades de la Secretaría de Trabajo no hacen nada para revertir la situación descrita.
La Convención sobre Derechos del Niño, ratificada por este país el 24 de Julio de 1990, obliga al Estado a implementar acciones de observación cercana a las condiciones de vida de su población infantil y el impacto que en ellos tienen las decisiones políticas en todos los aspectos.
A nivel mundial, el trabajo infantil es un fenómeno amplio, complejo y multicausal, pero que también tiene consecuencias desastrosas para muchos niños.
Encuestas recientes describen la situación de aquellos menores empleados en labores forzadas, quienes en su mayoría presentan lesiones como golpes, heridas superficiales, fracturas, quemaduras, luxaciones, esguinces y otros problemas que pueden afectarlos el resto de la vida.
Según Unicef, la única manera de eliminar el flagelo de la pobreza y el trabajo infantil es que los Gobiernos integren políticas sociales, de empleo y macroeconómicas para los infantes y sus familias.
"Esto requiere asignar mayores recursos para promover los derechos de la infancia, asegurar un entorno protector, aumentar la provisión y la calidad de los servicios, como también ampliar los sistemas de protección social", afirmó Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
En lo que respecta a la seguridad pública y el derecho a la vida, el comisionado de los Derechos Humanos, Ramón Custodio, denunció la muerte violenta de 221 niños menores de 15 años entre 2008 y 2010.
Sem comentários:
Enviar um comentário