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06/12/2009

En solidaridad con Aminetu Haidar. Libre determinación del pueblo saharaui

Agustín Santos Maraver

Daniel Raventós entrevistó a Agustín Santos Maraver, jefe de gabinete del ministerio de Asuntos Exteriores de España y miembro del Comité Editorial de Sin Permiso, sobre la situación de la activista de derechos humanos saharaui Aminetu Haidar.

DR: Te hemos echado de menos en las Jornadas de Sin Permiso celebradas en Madrid, mientras estabas en Lanzarote intentando ayudar a buscar soluciones tras la expulsión por Marruecos de la defensora de los derechos humanos saharaui Aminetu Haidar. ¿Cómo se producen los hechos?

ASM: Aminetu Haidar fue expulsada por las autoridades marroquíes desde el aeropuerto de El Aiún el sábado 14, retirándole el pasaporte marroquí del que disponía desde 2005, embarcada contra su voluntad y trasladada a Lanzarote, donde las autoridades españolas la acogieron por razones humanitarias y por disponer de un permiso de residencia en vigor. Esa expulsión es una violación de las obligaciones internacionales de Marruecos, de acuerdo con la Convención de Derechos Políticos y Civiles. La parte marroquí alega que la Sra. Haidar renunció formalmente, en un documento firmado, a la nacionalidad marroquí que había ostentado hasta ese momento. Pero en cualquier caso, las autoridades marroquíes, como administración de facto del Sahara Occidental, tienen según Naciones Unidas la obligación de dotar de documentación a sus habitantes, independientemente de que se consideren de nacionalidad marroquí o no. Ante los distintos requerimientos diplomáticos, las autoridades marroquíes has respondido que solo otorgarán un pasaporte a la Sra. Haidar si ésta pide perdón y reconoce la "marroquinidad" del Sahara, lo que no es conforme a derecho internacional porque se trata de un territorio en litigio que, en el marco de la ONU, debe determinar su situación definitiva a través de un proceso de negociación, el acuerdo entre las partes y el ejercicio del derecho de libre determinación del pueblo saharaui.

¿Cuáles son las posibilidades de que el Gobierno marroquí devuelva a Haidar el pasaporte original? Si es así, ¿cuál ha sido la respuesta?

Para evitar confusiones, ese no es el problema esencial. De lo que se trata es de defender el derecho de libertad de circulación de las personas y en concreto de los habitantes del Sahara Occidental que no se consideran marroquíes. El número del pasaporte que haga posible ejercer ese derecho es algo accesorio. Lo importante es que la Sra. Haidar tenga un pasaporte o un documento de viaje marroquí que le permita viajar desde o al Sahara Occidental. Seria un absurdo político una huelga de hambre tan dura no por ejercer un derecho sino por un número de pasaporte concreto. Y este no es el caso. Pero al final, la respuesta marroquí ha sido exigir unas condiciones inaceptables a la Sra. Haidar.

Se ha solicitado a NN UU que intervenga para resolver este conflicto, ¿qué puede hacer este organismo para desatascar esta situación?

Naciones Unidas son en definitiva el marco en el que tiene lugar la mediación entre las partes para alcanzar un acuerdo que permita una solución justa y definitiva, con el ejercicio de la libre determinación del pueblo saharaui. En este sentido, han hecho gestiones en estos días el Secretario General de NN UU, la Alta Comisionada para los DD HH, el Alto Comisionado para los Refugiados, el Consejo de Europa y otros organismos internacionales. El Enviado Personal del Secretario General de Naciones Unidas, Christofer Ross, también ha incluido en su agenda la búsqueda de una solución a este problema concreto. El caso de la Sra. Haidar es una lamentable concreción de un problema más general que afecta a la población del Sahara Occidental que no se considera marroquí.

¿Cual ha sido la línea de actuación que se ha seguido por parte española?

Mi actuación en Lanzarote ha partido de dos puntos esenciales: que estamos ante una violación del derecho a la libre circulación y residencia de la Sra. Haidar y que más allá de sus circunstancias personales solo se podrá alcanzar una solución definitiva con un pacto entre las partes y con el ejercicio del derecho de libre determinación del pueblo del Sahara Occidental.

Se han respetado los ritmos marcados por la Sra. Haidar en su lucha, evitando cualquier actuación que pudiera parecer como una presión. Solo cuando ha habido una negativa tajante de las autoridades marroquíes, con unas condiciones que suponían una violación de sus derechos, las autoridades españolas han puesto sobre la mesa en veinticuatro horas una serie de opciones, desde el refugio político hasta la nacionalidad española, a la que la Sra. Haidar tiene derecho por ser hija de española, y le ha otorgado permiso de salida del territorio español.

Paralelamente a todas las gestiones diplomáticas, se han puesto las condiciones para que la Sra. Haidar pudiera trasladarse a El Aiún y ejerciera así su derecho al retorno. La retirada de los permisos aéreos para este traslado en el último momento, con el avión en pista, impidiendo el ejercicio de un derecho reconocido internacionalmente, representa asimismo una violación de los Convenios Políticos y Civiles.

¿Qué se puede hacer ahora?

Hay que partir de la realidad de que en la actual correlación de fuerzas no es posible que la Sra. Haidar vuelva al Sahara Occidental. Pero su lucha ha permitido levantar un gigantesco movimiento de solidaridad por los derechos legítimos del pueblo saharaui, en el que participa toda la izquierda, muy especialmente los sindicatos CC OO y UGT, y personalidades tan destacadas como José Saramago. Y que la correlación de fuerzas necesaria para que se ejerza el derecho al retorno de ella y de la población saharaui que así lo desea -lo que es esencial para poder vislumbrar el ejercicio del derecho de libre determinación-, ha mejorado sustancialmente, resituando en la agenda un problema cada vez mas marginado por la comunidad internacional. En este sentido, la Sra. Haidar ha obtenido un importante triunfo.

Desde mi punto de vista, el ofrecimiento de las autoridades españolas le permite continuar su lucha y multiplicarla en las nuevas condiciones. Solo ha ella le corresponde tomar la decisión de los métodos de una lucha justa, pero una huelga de hambre tiene que tener un objetivo realizable, políticamente factible en las actuales circunstancias, que como digo han variado ya muy favorablemente. Su muerte arrebataría a ese movimiento una dirigente excepcional, un punto de referencia hoy insustituible, mientras que su vida es una garantía de que la lucha por los derechos civiles del pueblo saharaui crezca y se desarrolle.

Todas las condiciones están dadas para hacer posible ese transcrecimiento: la solidaridad de toda la izquierda en el Reino de España, un nuevo interés en la comunidad internacional por la resolución definitiva del conflicto, una nueva referencia de lucha para los habitantes del Sahara Occidental y de los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf.

En este sentido hay que preparar esta nueva fase. Hay que ampliar con las fuerzas políticas y sindicales más representativas de la izquierda una nueva campaña unitaria por la defensa de los derechos humanos y de la libre determinación del pueblo saharaui, por una mediación muy activa de NN UU en el proceso de negociación entre las partes.

¿Cómo es la Sra. Haidar?

Me he reunido con la Sra. Haidar y he podido conversar con ella estos días en Lanzarote. En su estado físico actual, la Sra. Haidar toma personalmente sus decisiones. Es una militante política que merece todo respeto y admiración, aparte de ser un encanto personal.

La gente que la rodea en Lanzarote lo hace también por razones políticas. La informa y la asesora presentando distintas opciones tanto en el terreno legal como en relación a las circunstancias que rodean su huelga de hambre en el aeropuerto. Creo que es legítimo poder cuestionar si esas opciones son las más apropiadas tanto desde el punto de vista de los objetivos políticos de la Sra. Haidar como de la búsqueda de una solución positiva a sus reivindicaciones. En este sentido, la actitud de los representantes del FPOLISARIO y de la comunidad saharaui en Lanzarote ha sido también ejemplar. En el día a día de esta situación dramática es comprensible que algunos miembros españoles de la Plataforma en Lanzarote realicen declaraciones fuera de tono y no demasiado objetivas. Es una forma de hacer política que no comparto, pero que no es más que una anécdota en esta situación, que más adelante se podrá discutir en profundidad. En cualquier caso, mi tarea ha sido buscar consensos de todas las partes que permitan que la Sra. Haidar pueda ejercer sus derechos -no solo con palabras, sino con hechos como el fallido vuelo a El Aiún- y no tenga que exigirlos con una huelga de hambre.

Sin Permiso - 06.12.09

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