José Rigane
La 100° Conferencia de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), dio inicio el 1 de junio del corriente año, y participan 166 países miembros, 23 más que el año pasado, que depositaron los poderes en tiempo y forma.
En la primera jornada de la conferencia se han acreditado 330 delegados gubernamentales, 160 delegados de los empleadores y 160 delegados de los trabajadores. Un total de 650 delegados.
Hay además 1160 consejeros técnicos gubernamentales, 481 consejeros técnicos de los empleadores y 651 consejeros técnicos de los trabajadores, o sea un total de 2293 consejeros técnicos. Con lo cual participan de la conferencia 2943 personas de todo el mundo.
El proceso de globalización sigue haciendo estragos sobre los trabajadores y los que menos tienen.
América Latina y el Caribe que vive procesos de cambios estructurales, en más de un país de la región sin embargo sigue siendo una de las zonas de mayor desigualdad.
La riqueza y la pobreza se manifiestan como siempre: la primera se concentra y centraliza en pocas manos, la pobreza avanza sobre más sectores, hay crecimiento económico pero no hay distribución equitativa de la riqueza.
En el marco de la crisis, económica, política y social, más profunda de los últimos tiempos del régimen capitalista avanzan las propuestas conservadoras y de derecha. Es más, las fuerzas de derecha se unen, los capitales se unen, los empleadores se unen y los trabajadores buscan afanosamente la unidad en medio de las diferentes opiniones, conscientes que tienen un enemigo común a vencer: la globalización capitalista.
En esta ofensiva para que la crisis la paguen los que menos tienen, la OIT es el ámbito donde las fuerzas sociales dan batalla en búsqueda de solidificar posturas, intereses y poner limite al otro.
Algunas corrientes de trabajadores entienden que la OIT, como organismo tripartito que garantiza el diálogo y consenso, cada vez pierde más credibilidad. Más aún, dicen "no sirve para nada, porque cada vez perdemos más derechos y nadie (gobiernos, empleadores) cumplen con sus recomendaciones. Ejemplo, la Argentina: el Gobierno no reconoce a la CTA, pero sí interviene en las internas de nuestra Central para garantizar sus políticas de sometimiento al proyecto posibilista.
El movimiento obrero en general ve que necesita profundizar con toda sus fuerzas las distintas acciones que garanticen libertad y democracia sindical, por un lado, y por el otro garantizar las contrataciones colectivas (Convenios Colectivos de Trabajo).
En la batalla con el poder las organizaciones sindicales buscan casi desesperadamente la unidad, incluso agrupando organizaciones sindicales que a diferencia de antaño no tienen tanta afinidad desde lo que representan sectorialmente.
Se profundiza la alarma en el movimiento obrero europeo y en más de un país hay resistencias a las políticas liberales y neoliberales que ponen en el centro de su actuación lograr la "Flexiseguridad" (viejas recetas con nuevas formulaciones) idea que naciera en el 2007-2008 como una propuesta de los patrones y gobiernos para enfrentar la crisis que ellos mismos generan y no quieren pagar, porque no quieren renunciar a la máxima ganancia capitalista.
En España, por ejemplo, en medio del avance de las fuerzas políticas de derecha se rompieron las negociaciones con los sindicatos, fundamentalmente porque los empleadores quieren volver a la negociación colectiva por empresa.
En este contexto el debate y la confrontación con el poder, los trabajadores impulsan en esta conferencia internacional dos temas centrales, entre otros:
1) Lograr la legislación internacional del convenio para las trabajadoras domesticas.
2) Avanzar en una legislación internacional sobre protección social, derechos sociales universales.
América Latina y el Caribe es la región que en realidad en derecho social está en el medio entre los derechos sociales del movimiento obrero europeo que están perdiendo la batalla ante la crisis y la región de África y Asia que son los que menos derechos tienen en el mundo.
Ante esta situación los gobiernos y los empleadores proponen un piso igual para todos en política de protección social y seguridad social, en realidad pretenden igualar para abajo, es decir quitarles derechos (trabajador europeo) y darle al que no tiene (trabajador de Asia y África fundamentalmente).
La consigna que surge desde los trabajadores es igualar para arriba no para abajo y ahí vuelve adquirir dimensión lo mucho que tiene que ver la libertad y democracia sindical y la vigencia de los Convenios Colectivos de Trabajo donde esto existe hay mayor protección e igualdad social.
En definitiva la lucha de clases también se da en la OIT, con un formato más edulcorado, pero lucha de clases al fin.
Sem comentários:
Enviar um comentário