Dr. Medardo Ávila Vázquez
La Organización Mundial de la Salud (OMS) es la máxima autoridad sanitaria global, esta integrada por 193 Estados miembros que la sostienen económicamente aportando según su diferente riqueza y población. Su finalidad es “lograr el grado más alto de salud posible para todos los pueblos”, según establece su Carta fundacional de 1946.
Todos los meses de mayo se reúne la Asamblea Mundial de la Salud para evaluar y acordar planes de acción. En la 64ª Asamblea, finalizada el pasado 14 de mayo, la Directora General, Dra. Chan, propuso ampliar la capacidad de recepción de financiamiento privado y generar un gobierno paralelo a la Asamblea Mundial de Salud constituido por un “Foro Global de Salud”, integrado por los aportantes privados. Se propone modificar radicalmente la organización política de la OMS y crear una instancia de poder real, con fondos propios aportados por las empresas e independiente del control de los diversos estados de los países del mundo.
Se hicieron evidentes los graves “conflictos de interés” que expresan las decisiones de la OMS en los últimos años. La administración de la Dra. Chan se caracterizó por clausurar la visión de “Determinantes Sociales de la Salud”, que priorizó su antecesor Dr. Lee (fallecido sorpresivamente), y por sostener una visión tradicional sobre los actuales problemas sanitarios, sustentada en la intervención con productos médicos.
La administración Chan ha enfrentado grandes escándalos sobre la indebida influencia de la industria farmacéutica en el manejo de las Pandemias H1N1 y H5N1 (Aviar y Porcina) y en el manejo de la Estrategia Global sobre Propiedad Intelectual, innovación y salud pública. En ambas situaciones las recomendaciones de los cuadros técnicos de la OMS parecían elaboradas por las empresas farmacéuticas.
En esta ultima Asamblea, las representaciones de Brasil, India y Tailandia, reclamaron enérgicamente que “se preste más atención a las ONGs, como “Médicos sin Frontera”, “Mov. Por la Salud de los Pueblos” y “Universidades Aliadas por los Medicamentos Esenciales”, que a los donantes privados". “Se requiere priorizar el interés colectivo y manejar mejor los conflictos de interés y las demandas de las corporaciones".
En los años 90’ la OMS, como otros organismos del sistema de Naciones Unidas, quedó bajo el control del Banco Mundial. En esos años proponía ajustar y achicar los sistemas públicos de salud a nivel mundial y reclamaba a los estados que se concentraran en acciones sanitarias focales sobre los grupos sociales más desfavorecidos.
En la actualidad la OMS pasa a ser controlada directamente por los grupos económicos que tienen participación directa en el negocio de la salud a nivel global. Ahora, junto con Bill Gates, promueven una “Década de las vacunas” bajo la incitación de sus fabricantes (las industrias farmacéuticas más concentradas), hoy sus principales patrocinantes. Vacunas muy cuestionadas por científicos independientes, que en muchos casos han demostrado su inutilidad e incluso su peligrosidad; como ocurre con la vacuna antigripal que esta comprando el Gobierno Argentino, pero que en Europa es rechazada por los Estados y su inefectividad quedo demostrada en las revisiones sistemáticas, recientemente publicadas (marzo 2011), en la biblioteca de Medicina Basada en Evidencia Cochrane.
La influencia de los intereses económicos vinculados a la salud también se expresa en la administración del actual Ministro de Salud de la Nación, Dr. Manzur. Sus acciones son muchas veces contradictorias con los ministros antecesores también kirchneristas. El Programa de Salud Sexual y Reproductiva está muy desvitalizado y nunca buscaron sostener su regular provisión de insumos y fortalecerlo.
El Programa de Producción Pública de Medicamentos fue totalmente desactivado. Pero fue más allá aún: el Estado financia con 15 millones de dólares, una planta para producir vacunas antigripales propiedad de Novartis y Bagó; vacunas que como ya dijimos son de dudosa utilidad. De esa manera se impide el desarrollo de plantas públicas que fabriquen los anticonceptivos que necesitamos poner, todos los meses, al alcance de 300.000 mujeres, potenciales utilizadoras de este método, según estudios epidemiológicos. O las drogas antiretrovirales para nuestra población con SIDA, o antichagasicos para nuestros pacientes.
La OMS está en venta y es generalizada la preocupación de todos los que pugnamos por una Salud Para Todos, como un derecho humano y no como un producto más del mercado por el que hay que pagar. Hay países que se resisten a esta perdida de derechos ciudadanos globales y muchas organizaciones no gubernamentales sanitarias que tratan de dar otro rumbo a los esfuerzos de la humanidad para evitar la enfermedad y sostener la salud y la felicidad de los pueblos.
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