José Luis Fiori
"Toda situación hegemónica es transitoria, y más que eso es autodestructiva, porque el propio hegemón termina rompiendo las reglas e instituciones que creó, para poder seguir expandiéndose y acumulando más poder que el de sus liderados" J.L.F. El poder global y la nueva geopolítica de las Naciones, Ed. Boitempo, 2007, p: 31.
La reciente decisión norteamericana de desvalorizar su moneda nacional no es nueva ni sorprendente. Como tampoco, la transferencia de sus costos para el resto de la economía mundial, y en forma particular, para la periferia monetario-financiera del sistema. Los Estados Unidos ya hicieron lo mismo en 1973 cuando abandonaron el sistema de Bretton Woods, provocando la primera gran recesión mundial posterior a la Segunda Guerra. Las analogías históricas son peligrosas y deben ser utilizadas con cautela, pero no hay duda que la situación y el comportamiento actual de los EE.UU. son muy parecidos a lo que ocurrió en la década de 1970. Como entonces, una vez más, los Estados Unidos están envueltos en una guerra sin solución y enfrentan una grave crisis económica. Y al mismo tiempo, su establishment está agrietado y su sociedad atraviesa una crisis política que podría prolongarse por mucho tiempo. Y una vez más, los EE.UU. optaron por una respuesta estratégica que combina la manipulación del dólar con una "escalada" de su presencia militar alrededor del mundo. Y no es imposible que aún realicen un acuerdo estratégico con Rusia y un "acuerdo de paz" con Irán, involucrando a toda el Asia Central. Y que adopten, nuevamente, la estrategia del "dólar fuerte" del final de los años ´70.
Sin embargo, es obvio que existen alguna diferencias fundamentales: por ejemplo, la relación económica de los Estados Unidos con China es totalmente diferente de la relación que EE.UU. tuvo con la URSS, y en el siglo pasado no había ningún país – ni la Comunidad Europea – con fuerza para contestar o resistir las decisiones de política monetaria norteamericana.
Por ello, no es fácil de prever el futuro de las nuevas iniciativas estratégicas de los Estados Unidos, pero con certeza, no es necesario que los países latinoamericanos repitan los mismos errores que condujeron a su estancamiento económico y al retroceso neoliberal de los años ´80 y ´90 del Siglo XX.
El futuro está abierto y existen múltiples alternativas sobre la mesa, pero en este momento es necesario que los gobernantes tengan una visión estratégica que trascienda el debate puramente económico, cuyos argumentos y alternativas fundamentales se repiten hace casi 200 años. La falta de esta visión más amplia es la que explica la repetición – como en la década del ´70 – de algunas propuestas absolutamente ingenuas o inviables, dentro del sistema político-económico mundial en que vivimos. Como es el caso, por ejemplo, de decretar el fin de la hegemonía del dólar, o de crear una nueva moneda supranacional; o aún, de establecer una meta fija y consensual para los desequilibrios de las cuentas corrientes nacionales; o todavía peor, de volver al patrón oro o delegar al FMI la función de gobierno monetario del mundo. Sin hablar de los que creen que los Estados Unidos y China puedan cambiar sus políticas económicas nacionales a causa de la "presión amiga". Propuestas y expectativas que pecan por el desconocimiento o la negación ideológica de algunos aspectos centrales de la economía política de la moneda dentro del sistema interestatal y capitalista.
Así, por ejemplo:
I.- Con el desconocimiento o negación de que las monedas soberanas no son sólo un "bien público". Envuelven relaciones sociales y de poder entre sus poseedores, entre acreedores y deudores, entre ahorristas e inversores, y así hacia adelante. Y por atrás de toda moneda y de todo sistema monetario se esconde y se refleja siempre una determinada ecuación y correlación de poder, nacional o internacional.
II.- Con el desconocimiento o negación de que las monedas de referencia internacional no son sólo una opción de los mercados. Son producto de una larga lucha de conquista y dominación de territorios supranacionales y un instrumento estratégico del poder de sus Estados emisores y de sus capitales financieros.
III.- Con el desconocimiento o negación de que en este sistema interestatal la contradicción implícita en el uso de monedas nacionales como referencia internacional, es una contradicción co-constitutiva e inseparable del propio sistema. La moneda puede hasta cambiar, pero la regla seguirá siendo la misma, con el Yuan, el Yen, el Euro o el Real, da lo mismo.
IV.- Por último, con el desconocimiento o negación de que forma parte del poder del emisor de la "moneda internacional" transferir los costos de sus ajustes internos, para el resto de la economía mundial y, en particular, para su periferia monetario-financiera. Comprendiendo a sus gobernantes la opción de dar sus respuestas soberanas.
No es fácil pensar un sistema donde no existe ninguna posibilidad de equilibrio estable. Pero un estadista no puede desconocer que dentro del "sistema interestatal capitalista" jamás habrá equilibrio estable, ni coordinación política permanente.
http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=3799
Sem comentários:
Enviar um comentário