Lourdes Pérez Navarro
Golpeado por la crisis económica mundial, el mercado laboral continúa negativamente impactado, según evidencian los datos acerca del comportamiento de este parámetro en los países miembros del G-20.
El ritmo de creación de puestos de trabajo en los países industrializados y emergentes que integran el G-20 fue de uno por ciento en el 2010, y para finales de 2012 se prevé alcance apenas 0,8 puntos porcentuales.
Y aún más preocupante: de mantenerse esa tendencia, para el 2015 los tentáculos del desempleo generado por la crisis podría alcanzar a más de 40 millones de personas residentes en esas naciones, cifra que duplica la actual.
La advertencia llegó remarcada en un estudio presentado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), previo a una reunión del G-20.
La crisis de empleo está afectando de forma particularmente dura a los grupos más vulnerables por el crecimiento del paro de larga duración, la subida del desempleo juvenil y el incremento de la informalidad, señalaron Ángel Gurría y Juan Somavía, máximos responsables de la OCDE y de la OIT, respectivamente.
Este es el rostro humano de la crisis. Los gobiernos no lo pueden ignorar, enfatizaron los funcionarios.
A estos organismos internacionales les preocupan particularmente dos temas: el paro juvenil -que en España llega a 46 por ciento y a 60 en Suráfrica- y el desempleo de larga duración, el cual, de llegar a niveles elevados, favorece la marginación social.
Los dirigentes de la OCDE y la OIT instaron a colocar los empleos de calidad en el corazón de la recuperación.
A la par, llamaron a actuar con inmediatez para revertir la desaceleración en el crecimiento del empleo y contrarrestar la pérdida de puestos de trabajo.
Es absolutamente indispensable darle prioridad al trabajo decente e invertir en la economía real. Para ello es necesario que exista una decisiva cooperación a nivel mundial, afirmaron.
En respuesta, los ministros de Trabajo del G-20 acordaron en el encuentro hacer del empleo una prioridad en materia de política macroeconómica, y en esa dirección propusieron mecanismos dirigidos a intentar solucionar la crisis del mercado laboral.
También se comprometieron a establecer suelos de protección social adaptados a las condiciones de cada país y a la adopción de las ocho convenciones básicas de la OIT sobre reglas laborales.
En esa línea los titulares apostaron por una mayor coordinación de las organizaciones internacionales, y en particular por consultar de forma más sistemática a la OIT para que se respeten las normas laborales mínimas a escala internacional.
Los ministros concluyeron que las reformas estructurales deben ir asociadas a políticas activas del mercado de trabajo y a instituciones laborales eficaces que inciten a incrementar el empleo formal y de calidad.
Asimismo enfatizaron en la conveniencia de una coherencia mayor de nuestras políticas del mercado de trabajo con otras políticas públicas.
Recomendaron, por ejemplo, asociar los subsidios del desempleo u otros dispositivos de protección social con medidas que permitan el retorno al empleo lo más rápidamente posible.
Dirigido a combatir el paro juvenil, consideraron que los sistemas alternos de formación (escuela-empresa), son particularmente eficaces, y decidieron constituir un grupo de trabajo que presentará sus conclusiones durante la presidencia mexicana del G20 en 2012.
Sem comentários:
Enviar um comentário