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26/04/2010

La furia político-económica proexportadora del gobierno alemán, vista por un sindicalista

Michael Schlecht

El ministro alemán de economía ignora la lógica económica: sin redistribución no habrá ni demanda interior ni crecimiento sostenido.

El ministro de economía federal, Rainer Brüderle, ha defendido los éxitos de la exportación alemana. Alemania se ha ganado sus abundantes exportaciones gracias a sus excelentes productos. Pero la fijación obsesiva con las exportaciones se paga a un alto precio: el dumping salarial made in Germany ahora amenaza a la moneda única. ¡Que expulsen pues a Alemania de la Eurozona!

Pero ésta es tan sólo media verdad. Desde el año 2000 los salarios reales alemanes disminuyen en comparación con el claro aumento de los salarios en el resto de países industriales. Este dumping salarial lo blanden los empresarios alemanes como hacha de guerra en su conquista de los mercados exteriores. Los costes por unidad salarial sólo crecieron un 7% desde el año 2000, mientras que en los países europeos (sin contar Alemania) el incremento fue de media de un 27%.

Desde el año 2000 Alemania ha conseguido una plusvalía comercial de más de un billón de euros. Ésta ha conducido a un endeudamiento masivo de otros países, sobre todo los EE.UU. y los países del sur de Europa. Este endeudamiento se encuentra en buena medida detrás del colapso de la crisis de los mercados financieros y aún continúa su labor. Ahora se venga del modelo de exportación alemán. Sin un mayor endeudamiento, los países vendedores habrán empezar a almacenar sus mercancías a exportar.

¿Cómo puede la economía nacional sobrevivir y traer de vuelta las plusvalías que ofrecía la exportación? Economistas de diferentes tendencias lo debaten actualmente. Sólo en el Parlamento federal domina una mezcla de incomprensión, crasa ignorancia y tabúes. Se inscribe sobre esta casa el lema: “Los demás deben ser tan competitivos como somos nosotros.”

El presidente económico del Deutsche Bank, Thomas Meyer, favorece las “reformas estructurales”. Con ello quiere decir la expansión de los sectores con salarios más bajos. El salario para el sector servicios, especialmente en sus trabajos más sencillos, debe hundirse todavía más y mediante el pluriempleo incrementar las prestaciones de desempleo. Así mucha gente no tendrá miedo a salir y “tratar de cortar el césped.” Así se lleva “más hombres con salario y pan donde la demanda doméstica haya de apoyarse.” Éste es el nivel de un estudiante de secundaria. Si los salarios se hunden, el incremento de la ocupación no es algo seguro. La consigna “abajo los impuestos y las tasas” es especialmente querida aquí. La lógica del FDP [liberales] “más neto para el bruto” debería promover la economía doméstica. Pero con la reducción de los impuestos los ingresos del estado y de la seguridad social se verían mermados. A esto conduciría a la reducción de impuestos y con ello a un debilitamiento de la demanda. Debe añadirse que el salario neto aumentado nunca conseguirá satisfacer completamente la demanda efectiva y una parte será ahorrada, sobre todo en las rentas más elevadas.

Estas propuestas no son buenas. La demanda interior aumenta sobre todo cuando los salarios (o más precisamente, los salarios brutos) crecen de manera evidente. Así de claro se ha pronunciado Heiner Flassbeck, secretario de economía de la UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo). En cualquier caso, se objetó a menudo que el estado, debido a la autonomía impositiva, no tiene ninguna posibilidad de influir directamente. ¡Pero la tiene indirectamente! Wolfgang Münchau, columnista del Financial Times, ha advertido que “la disposición de los empleados a aceptar pacíficamente la congelación salarial durante años” es un “progreso profundamente patológico.” Que nadie se sorprenda de que éstos, con la Agenda 2010 y el miedo a una pérdida de puestos de trabajo gracias la pobreza con intención represiva inducida por el plan Hartz-IV, declinen repentinamente.

Acabar con la Agenda 2010

Si se quiere poner fin a los bajos salarios, entonces debe acabarse con la Agenda 2010. Como medida inmediata debe adoptarse un salario mínimo legal de 10 euros la hora y aumentar las prestaciones por desempleo a 500 euros. Sólo estas medidas llevarían a un incremento de la demanda interna de cerca de 40 mil millones de euros.

Después debería venir un incremento claro de la fiscalidad pública. Para tener un sistema educativo mejor, para la renovación de infraestructuras y para la reconversión ecológica de la economía. Para todo ello es necesario un presupuesto público de 100 mil millones de euros anuales. Si contásemos hoy con las leyes fiscales que había en tiempos del canciller Helmut Kohl, el estado ingresaría unos 100 mil millones de euros más. ¿Por qué no retornar a aquellos tiempos? ¿Y por qué no introducir un impuesto a las fortunas más elevadas? De los más de un millón de los hoy exentos de impuestos, si fueran tasados al 5%, se recaudarían unos 80 mil millones de euros de impuestos a sumar al presupuesto.

http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=3267

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