Óscar Ugarteche
Como hemos podido ver, la crisis estadounidense contagiada mundialmente tiene cuatro etapas. Primero fue la crisis financiera que se inició en agosto de 2007 cuando Paribas y dos bancos alemanes anunciaron que ellos también tenían problemas con inversiones en bonos estadounidenses. Este fue el prolegómeno a lo que sería la brutal caída de las bolsas entre octubre del 2007 y septiembre del 2008, cuando se hizo público que las acciones bancarias no valían nada porque, entre otras cosas, habían invertido en instrumentos basura emitidos por los propios bancos de inversión. Esto fue posible porque los bancos comerciales prestaron a personas sin calificación de riesgo y luego vendieron esos instrumentos a los bancos de inversión. Las empresas calificadoras de riesgo les dieron la luz vede para hacerlo porque son de propiedad de empresas que dan servicios a la banca. Esa etapa está hoy bajo investigación en el congreso de los Estados Unidos y no es muy distinta a otras crisis financieras en el mundo. Acabará con algunos banqueros en la cárcel y algunas nuevas regulaciones.
La segunda etapa se inició cuando los bancos comerciales tomaron nota de que los otros bancos comerciales estaban en mala posición y que su exposición en las bolsas de valores podía ponerlas en riesgo. Esta es la etapa del credit crunch. El crédito se cerró y los mercados financieros de toda la noche se vieron devastados. Ningún banco estadounidense depositaba seriamente dinero de toda la noche en otro banco estadounidense o europeo. El efecto fue que el financiamiento del comercio se secó y se tropezó el comercio internacional hasta con un 30% de caída. Afectó inclusive el comercio intrarregional suramericano, porque se efectúa mediante cartas de crédito confirmadas en dólares en Miami. De acá surgieron los pagos en moneda nacional de algunos países y las ideas sobre integración financiera avanzaron en distintas regiones del mundo.
La tercera fue en el 2009, cuando la recesión pegó como consecuencia de la caída del comercio. Para países donde hay relación entre el comercio y el crecimiento, que son los más industrializados, el golpe fue evidente. En ese momento, marzo del 2009, estuvo claro que los países ricos estaban altamente endeudados y que estaban poniendo en marcha políticas contracíclicas para salir adelante, pero su espacio fiscal era mínimo. También se hizo evidente que los acreedores internacionales globales son las economías en desarrollo y que los grandes deudores son las economías maduras. El modelo económico global vigente llegó a su tope y las interrogantes de “¿y ahora cómo seguimos?” se abrieron. Las monedas de las economías emergentes se fortalecieron como efecto de sus reservas crecientes y las monedas de economías de las economías más maduras se devaluaron fruto de sus déficits. El gran deficitario global es Estados Unidos, lo que puso el papel del dólar en cuestión. Mas, tras el salvamento bancario de 700.000 millones de dólares sin respaldo, el presidente del Banco Central estadounidense Ben Bernanke se ganó el apodo de “Helicóptero” porque tiraba dólares desde el cielo, decían los analistas.
La cuarta etapa, iniciada con la crisis griega hace algunos meses, refleja el impacto diferido sobre los ingresos fiscales: llega la recesión. Es decir, un año se decelera la tasa de crecimiento de la economía y al año siguiente, cuando se recuperan los impuestos directos, estos son menos de lo requerido para mantener el ritmo de gasto público. En la fase de crecimiento las economías tomaron prestado para acelerar el consumo interno –es el modelo económico vigente– y el sobreconsumo llega al punto de tener que devolver lo que se tomó prestado. La urgencia de políticas contracíclicas acompaña a la escasez fiscal, acentuándose la recesión. Terminada la cuarta etapa recién se entra en el inicio de la salida de la crisis.
Todos los pronósticos son que las economías más maduras crecerán muy poquito en la década que se abre, porque los consumidores sobreendeudados comenzarán a pagar lo que tomaron prestado para ese sobreconsumo. Esto es más cierto para Estados Unidos que para Europa, pero es cierto para ambos. En la lista de los sobreendeudados están, además de Grecia, Portugal, España e Irlanda, Gran Bretaña, Estados Unidos y otros europeos.
La interesante y novedoso es que hay una especulación contra el euro desde la libra y desde el dólar. Si ganan, desaparece el euro; si pierden, se debatirá una nueva moneda de reserva con mas ahínco. La discusión ya está sobre la mesa. La L del PIB está en curso, parece que la W de las bolsas de valores también. Lo dicho, no hay auge de bolsas sin crecimiento económico. Vale la pena seguir el índice de la bolsa de Shangai para ver si los chinos también son arrastrados por el movimiento global de capitales o si sus controles de capital de corto plazo les llegan a proteger de estos vaivenes.
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=104982
À procura de textos e pretextos, e dos seus contextos.
29/04/2010
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