Basel Saleh
El pasado 17 de diciembre estallaron en la ciudad de Sidi bu Zib (centro de Túnez) manifestaciones masivas y espontáneas cuando Mohammad Bouazizi, de 26 años, se roció con gasolina y se prendió fuego después de que una mujer policía le abofeteara y escupiera. El único crimen que Bouazizi había cometido era ser un vendedor callejero de verdura y fruta sin permiso en un país en el que las políticas económicas neoliberales no han logrado proporcionar oportunidades económicas a Bouazizi y a otras miles de personas como él [1]. El intento de suicidio de Bouazizi, que ocurrió inmediatamente después de la humillación por parte de la policía y confiscación de su única fuente de ingresos, revela la profunda desesperación que prevalece entre la población de Túnez, especialmente entre los graduados universitarios. Veinticuatro años ininterrumpidos de corrupción, dictadura y políticas neoliberales han provocado que la riqueza se concentre en manos de muy pocas personas relacionadas con el presidente Zine El Abidine Ben Ali y la familia de su mujer. Bouazizi, graduado universitario [2], trataba de vivir con dignidad y de mantener a su familia trabajando como vendedor ambulante a pesar de vivir en un país al que los observadores y analistas económicos occidentales consideran un milagro económico y uno de los llamados Leones Africanos [3].
Las miserables condiciones económicas en el interior del país, la falta de oportunidades de trabajo y de libertades políticas llevaron a Bouazizi, como a miles de otros hombres y mujeres jóvenes en los países del Magreb, a los márgenes de la sociedad. El índice nacional de empleo de Túnez, muy por debajo de la verdadera situación de empleo, es del 14% [4]. Sin embargo, la tasa de paro de la juventud (de aquellas personas entre 15-24 años) es del 31%. Los ingresos del 10% de la población mas rica son de aproximadamente el 32% y el 20% de la población más rica controla el 47% de los ingresos de Túnez. Las desigualdades en Túnez son tan graves que el 60% de la población con menos ingresos gana sólo el 30% (el 40% de los más ricos se llevan a casa el 70% de los ingresos) [5]. Aún así, el FMI describe la gestión económica del gobierno y la desigual riqueza económica que beneficia principalmente a las ciudades del norte y de la costa mientras margina el interior del país como una “prudente gestión macroeconómica” [6].
El despreciable comportamiento de la agente de policía descrito antes no es infrecuente en Túnez y lo aprueba la policía estatal, la cual ignora los derechos humanos básicos, desprecia la dignidad de sus ciudadanos y no tolera señal alguna de disidencia. Pocos días después del intento de suicidio de Bouazizi la pobreza, el paro y la opresión empujaron a otro hombre joven a suicidarse. El miércoles 22 de diciembre Hussein Nagi Felhi, también parado, logró suicidarse subiéndose a una torre de alta tensión. Se electrocutó y murió ahí mismo. Los testigos afirman que gritaba “no a la miseria, no al paro” mientras subía por la torre [7].
La epidemia de paro juvenil, desigualdad, represión política y falta de toda libertad fundamental exacerbaron la solidaridad entre la población que tomó las calles en protestas espontáneas no planificadas. A los pocos días del intento de suicidio de Bouazizi y del suicidio de Felhi las protestas se extendieron por todo el país y llegaron a la capital Túnez y continúan todavía ante el bloqueo total de los medios de comunicación nacional y de la brutalidad policial que tuvo como resultado la muerte de un joven de 18 años. No es la primera vez que en sus 24 años de reinado el dictador de Túnez Zine El Abidine Ben Ali se ha enfrentado a la ira de la calle por la falta de trabajo y la miseria, pero éste es con mucho el desafío más grave a su dominio. Hace unos tres años, en enero de 2008, su aparato de seguridad aplastó las protestas en Redhayef, una ciudad minera del sur del país, cuando los trabajadores y los jóvenes protestaban por los salarios y por el paro [8]. En aquella ocasión más de trescientas personas fueron detenidas a consecuencia de las protestas [9]. Sin embargo, esta vez la desesperación entre la población ha llegado su punto máximo. Con la ayuda de las redes sociales algunos manifestantes lanzaron una página de Facebook para documentar los disturbios y compartir noticias a pesar de que el gobierno cerró rápidamente todas las páginas web relacionadas con los manifestantes [10]. Las manifestaciones están creciendo en intensidad y no hay señales de que se vayan a calmar. Los manifestantes están hartos del status quo de la autoenriquecida y corrupta familia en el poder que es de facto el sistema de gobierno en Oriente Próximo y norte de África.
Un aliado occidental: la hipocresía de las políticas neoliberales y exteriores occidentales
El respeto por los derechos humanos y la libertad de prensa son casi inexistentes en Túnez. El Índice de Libertad Económica establecido por la Fundación Heritage califica a Túnez de nación “fundamentalmente no libre” y muy cerca de estar reprimida, su calificación más baja [11]. Transparencia Internacional sitúa a Túnez entre las naciones más corruptas con una calificación de 4.3 sobre 10 (donde 10 significa libre de corrupción y 1 el mayor grado de corrupción) y según Freedom House Index Túnez es considerada “no libre” [12]. No sorprende en un país en el que el gobierno controla casi todos los aspectos de la vida de la población. En especial la juventud está estrechamente controlada y observada. El gobierno decide hasta los campos de estudio en la educación y el ministerio de Educación, Educación Superior e investigación Científica decide el campo de estudio de los estudiantes [13].
Aunque las protestas que se extendieron por todo el país adoptaron la forma de descontento social durante los primeros días, rápidamente se transformaron a lo largo de estos diez días para convertirse en un mitin político generalizado. Ahora los manifestantes están en las calles pidiendo abiertamente al presidente Zine El Abidine Ben Ali que dimita con pancartas escritas en dialecto tunecino con las palabras “Yezzi Fock” (Ben Ali, ya basta), que se ha convertido en la consigna política de los manifestantes. Los sindicatos, que han desempeñado un papel activo en la vida pública desde la independencia de Francia, también están apoyando a los manifestantes. El presidente Ben Ali, de casi 80 años, es muy consciente de la gravedad y de la amenaza real a su control del poder. Su primera reacción fue adelantarse a los manifestantes haciendo dimitir a algunos altos cargos locales, sustituyendo a algunos ministros e inmediatamente después prometiendo más inversión y creación de empleo, algo completamente desconocido en sus veinticuatro años en el poder. Cuando estas falsas promesas fueron incapaces de reducir la ira de los manifestantes, recurrió a las políticas rutinarias de represión policial y de amenazas explícitas a los ciudadanos. Dado que se enfrentaba al descontento más grave de la historia de su gobierno, compareció en la televisión en respuesta a las manifestaciones. Prometió castigar a la “minoría de extremistas” a los que acusó de los disturbios (como los calificó) y también indicó que estas protestas “tendrán un impacto negativo en la creación de empleo. Desanimarán a inversores y turistas, lo que afectará al empleo” [14]. Parece que la principal preocupación del presidente es la industria del turismo que está estrechamente controlada por su familia y la de su mujer, tal como han revelado varios cables de Wikileaks referentes a la corrupción económica y financiera de ambas familias.
Los gobiernos occidentales promocionan al dictador tunecino y su familia como un ejemplo de nación musulmana norteafricana estable y progresista. EL FMI alaba las políticas económicas neoliberales por prudentes e inteligentes aunque dichas políticas benefician básicamente a la familia de Ben Ali, a la de su mujer, además de a otros ricos tunecinos bien relacionados. En un incidente de corrupción revelado por Wikileaks, el yerno del presidente compró el 17% de las acciones de un banco justo antes de que fuera privatizado y luego las vendió muy por encima de su valor. La lectura de los cables diplomáticos estadounidenses de Wikileaks pone de relieve que el éxito de la economía tunecina está directamente relacionado con los contactos de la familia del presidente. Las desigualdades regionales y de ingresos son cada vez mayores en Túnez. La creación de empleo y la prosperidad generalizada prometidas por caducos dictados económicos ortodoxos nunca llegaron a las masas o se materializaron siquiera para la mayoría de los graduados universitarios en paro entre los que la migración ha ido aumentando de manera constante y ha pasado del 16.000 en 1980 a 80.000 en 2005.
El gobierno tunecino es un importante aliado de Estados Unidos en sus guerras coloniales en busca de recursos en Afganistán, Iraq y otras partes. Un informe de la ONU sobre centros de detención secretos incluye a Túnez en la lista de países que tienen centros de detención secretos en los que se detiene a los presos sin que la Cruz Roja Internacional pueda tener acceso a ellos [15]. Los servicios de inteligencia tunecinos cooperaron en la campaña estadounidense de la guerra contra el terrorismo y participaron en el interrogatorio de presos tanto en la base aérea de Bagram en Afganistán como en Túnez. Recientes cables diplomáticos de Wikileaks revelan que hace no mucho tiempo Estados Unidos estaba preocupado por la creciente ira en las calles y la corrupción de las familias Ben Ali y Trabelsi (la familia de su mujer) que consideran cualquier cosa del país como si fuera suya. Una lista de cables de Wikileaks de la embajada de Estados Unidos en Túnez publicados en la página web del periódico The Guardian indican que Estados Unidos considera a Túnez un Estado policial “con poca libertad de expresión o asociación y graves problemas de derechos humanos” y a la familia Ben Ali una “casi mafia” [16]. Con todo, el Departamento de Estado se enorgullece del apoyo activo que reciben las fuerzas de seguridad tunecinas de parte de Estados Unidos a pesar del historial que el gobierno tiene de Ben Ali de violaciones graves de los derechos humanos. Según la página web del Departamento de Estado: “Estados Unidos y Túnez tienen un calendario activo de ejercicios militares conjuntos. Históricamente la ayuda estadounidense en materia de seguridad ha desempeñado un papel importante en consolidar las relaciones. La Comisión Militar Conjunta estadounidense-tunecina se reune anualmente para discutir sobre la cooperación militar, el programa de modernización de la defensa de Túnez y otras cuestiones de seguridad”[17].
No está clara la suerte de las protestas en este punto. El gobierno de Ben Ali está desesperado por controlar la situación enviando a las fuerzas de seguridad y a la policía a las ciudades afectadas por las protestas. Los manifestantes han sido pacíficos y no han recurrido a ningún tipo de violencia ni a la destrucción de propiedades. Algunos simplemente llevaban en la mano una rebanada de pan y otros simplemente llevaban pancartas pidiendo trabajo y dignidad. Mientras, el FMI sigue presionando a Túnez para que adopte más políticas económicas de austeridad en relación al gasto y recomendando al gobierno que acabe con su subvención a la comida y al combustible, y reforme su sistema de seguridad social, una expresión clave para privatizar el sistema de pensiones en Túnez que beneficia a las masas de tunecinos pobres [18]. La mayor hipocresía de todo esto es que el FMI recomienda estas políticas en nombre de un mayor empleo y crecimiento que es la receta rutinaria del FMI para todas las naciones que estudia.
Mientras tanto, la comunidad internacional occidental ha permanecido mayoritariamente en silencio en relación a las protestas. Como es habitual, los medios de comunicación corporativos estadounidenses están vendiendo sus espacios a corporaciones ansiosas de ganar dinero en Navidad mientras al mismo tiempo suben los precios para exprimir aún más a sus consumidores [19]. The New York Times y The Wall Street Journal no informaron en absoluto de las protestas en Túnez. El Departamento de Estado estadounidense mantiene un silencio hermético sobre el asunto y todavía no ha hecho ninguna declaración sobre la situación. El silencio total del gobierno estadounidense confirma la hipocresía inherente de la diplomacia y política exterior estadounidense que es de sobra conocida, odiada y ha sido confirmada recientemente por los cables estadounidenses de Wikileaks.
Basel Saleh es profesor adjunto en la facultad de Economía y Estudios sobre la Paz de la Universidad Radford, Virginia. Su trabajo sobre los palestinos que cometen atentados suicidas ha sido ampliamente citado en medios de comunicación nacionales y en revistas académicas. Actualemnte está escribiendo su libro Economics When People Matter, que será publicado por Kendall Hunt en el verano de2011. Correo del autor bsaleh@radford.edu
Notas:
[1] Véase Aljazeera (árabe), 23 de diciembre de 2010:
[2] Hay noticias contradictorias acerca de si Mohammad Bouazizi es graduado universitario o no, pero la mayoría de las fuentes indican que lo es. Véase:
[3] ‘Leones africanos’ es un término que utiliza el Boston Consulting Group para describir a los ocho países emergentes del continente: Sudáfrica, Argelia, Botswana, Egipto, Mauricio, Libia, Marruecos y Túnez. Véase Florence Beaugé, “Economic power of the 'African lions' tallied”, The Guardian Weekly, 10 junio 2010: http://www.guardian.co.uk/business/2010/jun/09/morocco-southafrica
[4] Julian Borger, “Tunisian President Vows to Punish Rioters After Worst Unrest in a Decade”, The Guardian, 29 de diciembre de 2010:
[5] Indicadores del Banco Mundial: http://data.worldbank.org/indicator/SL.UEM.1524.MA.ZS/countries/TN?display=graph
[6] Joël Toujas-Bernate y Rina Bhattachary, Tunisia Weathers Crisis Well, But Unemployment Persistsa”, IMFSurvey Magazine: Countries & Regions , 10 septiembre de 2010:
[7] Amro Hassan, “Tunisia: Apparent Suicide Triggers Youth Protests Against Unemployment”, The Los Angeles Times, 23 de diciembre de 2010:
[8] Human Rights Watch, World Report Chapter: Tunisia, January 2009: http://www.hrw.org/en/node/79260
[9] Amnesty International, “Behind Tunisia’s Economic Miracle: Inequality and Criminalization of Protests”, junio de 2009:
[10] Se puede consultar la página de facebook de los manifestantes vía http://www.facebook.com/yezzifock?v=photos#!/yezzifock?v=wall
[11] The Heritage Foundation, 2010 Index of Economic Freedom: http://www.heritage.org/Index/Ranking
[12] Freedom House, Freedom in The World Country Report, edición 2010:
http://www.freedomhouse.org/template.cfm?page=363&year=2010 , and Transparency International Corruption Index
[13] Housa Trabelsi, “Unemployment Haunts Tunisia’s College Graduates”, The Megharebia, 30 de julio de 2010:
[14] “Tunisian President Says Job Riots are not Acceptable”, BBC, 28 de diciembre de 2010:
[15] Véase en informe de la ONU sobre prácticas de detención secreta,
[16] “US embassy cables: Tunisia - a US foreign policy conundrum”, The Guardian, 7 de diciembre de 2010:
[17] Background Note: Tunisia, U.S. State Department, 13 de octubre de 2010:
[18] Véase nota 4.
[19] Matthew Boyle, “Wal-Mart Raising Prices on Toys, Squeezing More Out of Holidays”. Bloomberg News, 15 de diciembre de 2010:
http://www.bloomberg.com/news/2010-12-15/wal-mart-raised-prices-on-toys-this-month-squeezing-more-out-of-holidays.html
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