Los noruegos tienen la tendencia a considerar a Noruega como un país pequeño pero influyente, que suele fijar patrones internacionales para un comportamiento ético y que busca abiertamente el bien para todo el mundo. Además, Noruega es uno de los países que más fondos destina a la ayuda internacional para el desarrollo, ya sea mediante la promoción de la cooperación o a través de su participación, junto con otros países escandinavos, en los procesos de paz de las Naciones Unidas y las políticas medioambientales sostenibles. Sin embargo, nos preguntamos hasta qué punto esta imagen tan benigna es real y cuestionamos cómo es de ética su política internacional y de desarrollo en la práctica, comparada con lo que declara y con lo que se hace en otros países.
Quizás es poco conocido el hecho de que Noruega ha sido durante los últimos 30 años el vigésimo mayor exportador de armas del mundo. [1] Exporta sólo una fracción de las cantidades que exportan, por ejemplo, Francia o el Reino Unido, fracción que representa aproximadamente sólo el 0,1 por ciento total mundial. Sin embargo, Noruega declara no exportar indiscriminadamente: su Ministerio de Asuntos Exteriores ha elaborado un listado de países y a los del llamado “Grupo 3” no puede exportar equipamiento militar bajo ningún concepto, política que es sin duda más restrictiva que la de la mayoría de los grandes países exportadores de armas.
El régimen de exportación de armas de Noruega se gobierna por una decisión del Storting de 1959 que determina que “la primera consideración a tener en cuenta es que Noruega no permitirá la venta de armamento o munición en áreas donde haya guerra o amenaza de guerra, o a países donde haya una guerra civil”. Noruega ha jugado también un papel principal promocionando prohibiciones internacionales en el uso de minas anti-persona y bombas de racimo.
¿Usuario final?
En 2009, el gobierno noruego se comprometió a cambiar sus políticas de exportación de armamento, ampliamente criticadas por las ONG, e introdujo el requisito de exigir a quienes recibieran estas armas un certificado de usuario final que asegurase el destinatario último. Más del 80 por ciento de las exportaciones noruegas de categoría A (o sea, armas) y del 75 por ciento de exportaciones de categoría B (otro material militar) se dirigen a los países de la OTAN. Pero, hasta ahora, Noruega no ha requerido a los aliados de la OTAN estos certificados de usuario final para su equipamiento militar.
Por ejemplo: explosivos de alta potencia exportados a Estados Unidos para su uso en misiles Hellfire se volvieron a exportar a Israel para su despliegue en los Territorios Ocupados Palestinos. [2] Otra revelación reciente es la transferencia propuesta por EE.UU a Israel de 89 millones de dólares en ‘armas ligeras anti-blindados’ (proyectiles) manufacturadas por la empresa Nammo Talley. El Departamento de Defensa de Estados Unidos afirma que la venta “proveerá al gobierno israelí de proyectiles de asalto de peso ligero que permitirá a Israel mantener su capacidad operativa y facilitará una mayor flexibilidad en las misiones de disuasión de agresiones en la región”. [3]
Desde el punto de vista ético se plantean una serie de cuestiones en relación a este tema. En primer lugar, las armas y el equipamiento militar de Noruega están siendo usados por los aliados de la OTAN en guerras en otros países, sobre todo en Irak (una guerra, por cierto, a la que se opuso Noruega). Las exportaciones de armas noruegas incluyen un variado rango de equipamiento que puede ser usado tanto en operaciones ofensivas como defensivas: explosivos, municiones y sistemas de control remoto de armas. Durante y después de la invasión de Irak, en 2003, se exportaron a EE.UU, Reino Unido y Australia distintos tipos de equipamiento militar, de los que se sabe que algunos tipos de radares y explosivos fueron usados por el ejército estadounidense en la zona. Además, durante los últimos años se ha tenido acceso a informaciones como las que se detallan a continuación:
La compañía noruega Kongsberg ha suministrado sistemas de control remoto de armas Protector a Estados Unidos que han sido desplegados en Irak y en Afganistán. Kongsberg firmó un acuerdo de 1,35 billones de dólares con el ejército de EE.UU para suministrarle 6.500 sistemas Protector hasta 2012.
Un sistema de radares de vigilancia y rastreo llamado Arthur, desarrollado por compañías noruegas y suecas, se exportó a la Marina Real del Reino Unido y ha sido usado en operaciones en Irak y en Afganistán.
Nammo Talley ha conseguido un contrato para suministrar lanzaderas móviles de misiles de nueva generación a la Marina de Estados Unidos. La compañía ha vendido así 40.000 misiles y 1.500 lanzaderas desde 1990. Nammo Talley también está produciendo para EE.UU 3.000 proyectiles para armas ligeras de asalto multiuso, usadas en los enfrentamientos urbanos en Irak y que fueron clave en la brutal batalla de Fallujah en 2004.
En segundo lugar, las armas noruegas están siendo exportadas a algunos países con informes muy negativos en cuanto a la defensa de los derechos humanos, pero Noruega ha adoptado voluntariamente el Código de Conducta de la UE sobre exportaciones de armas, cuyo segundo criterio requiere tener en cuenta los derechos humanos a la hora de tomar decisiones sobre estas ventas. También, en 1997, el Storting en su totalidad afirmaba en un comunicado oficial del gobierno que “la evaluación del Ministerio de Asuntos Exteriores (para la exportación de armas) debería incluir una serie de consideraciones sobre cuestiones políticas relativas a los derechos democráticos y al respeto por los derechos humanos fundamentales”. A pesar de este comunicado existen, sin embargo, dos países que destacan por ser actualmente importadores de equipos militares noruegos y que no parece que cumplan estos requisitos:
Arabia Saudí ha recibido equipamiento militar por valor de más de 150 millones de coronas noruegas (NOK) [4] durante los años 2005-2007, y de 57 millones de euros entre 1997 y 2005. De hecho, Arabia Saudí se ha convertido en uno de los mercados más grandes de exportación militar después del de la OTAN, a pesar de la represión que ejerce sobre la comunidad shií, de los recortes de la libertad de expresión o de que no se acaben de instituir reformas legales que salvaguarden la defensa de los derechos humanos. La represión de las mujeres en el país es extrema: son tratadas legalmente como menores, se les tiene prohibido trabajar en oficinas o entrar en edificios gubernamentales que no tengan secciones femeninas y generalmente se las priva de los derechos humanos fundamentales (un gran contraste con los derechos asegurados en Noruega). Las exportaciones militares noruegas a Arabia Saudí son principalmente de equipos de comunicación (no pueden matar, pero pueden ayudar a los militares a encontrar enemigos internos y externos). Es muy probable que las crecientes exportaciones de armas noruegas a Arabia Saudí estén ligadas a las políticas petroleras y que éstas tengan más peso que el comercio o el “diálogo político” entre los dos países.
Omán, un secretista feudo del Golfo con significantes restricciones de los derechos humanos y regido por su presente líder, que tomó el poder en 1970 mediante un golpe de estado apoyado por el Reino Unido, ha recibido equipamiento noruego por un valor de 48 millones de NOK, incluyendo sistemas de comunicación. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Noruega debe otorgar licencias para cada exportación militar, por lo que estas ventas tienen la aprobación expresa del gobierno. En 2007 Noruega rechazó cuatro solicitudes para adquirir municiones y equipos de visión nocturna (de Colombia, Bangladesh, Pakistán y Argelia) argumentando preocupación por el no cumplimiento de los derechos humanos o por la existencia de una guerra interna. Es difícil comprender, siguiendo el mismo criterio, por qué se aprobaron las exportaciones a Arabia Saudí.
Industria en crecimiento
En 2008 el país exportó mercancías y servicios militares por un valor de 4,2 billones de NOK, una subida apreciable si nos fijamos en los 3,6 billones de NOK de 2007. De la última cifra, 3,2 billones fueron en bienes (principalmente armas y equipos completos o partes de sistemas de comunicación). La exportación de armas está creciendo enormemente desde el año 2000, y ha crecido un 50 por ciento desde 2004. Noruega se sitúa como el mayor exportador de armas del mundo en relación a su población y son cerca de 80 las empresas de este país que exportan hoy en día equipos militares. Algunos oficiales del Ministerio de Asuntos Exteriores dicen que hay muy poco debate en el seno del gobierno con respecto a la exportación de armamento y que parece que “las armas han venido para quedarse”.
Ninguno de los Libros Blancos sobre política exterior o desarrollo internacional dice mucho sobre las exportaciones de armas, que se están convirtiendo en una parte cada vez mayor del mobiliario noruego. El proyecto Reflecks del Ministerio de Asuntos Exteriores apunta que la posición de Noruega como un significativo exportador de armamento, junto con su alto gasto en defensa (el quinto mayor después del de los 16 países miembros de la OTAN durante 2000-05, por ejemplo) significa que “la visión de Noruega como una nación amante de la paz merece ser matizada y debatida”.
Nammo Group
El Grupo Nammo, en el cual el gobierno noruego tiene un 50 por ciento de acciones, es uno de los productores más grandes del mundo de munición para armas de mano, tanques, barcos y aviación. Sus últimas cifras (2008) muestran un “resultado record” en ventas, que se ha visto incrementadas en un 14 por ciento con respecto al año anterior. Nammo ha vendido munición por valor de más de 11 billones de NOK entre 2004 y 2008, un 90 por ciento fuera de Noruega. El seis por ciento de las exportaciones en 2008 se realizaron a países no europeos o de América del Norte: el informe anual de Nammo no concreta más, aunque sí expresa que “los países del sudeste asiático se han convertido en importantes mercados”. El código de conducta ético de la empresa dice que Nammo debe cumplir con el régimen de exportación de los países desde los cuales exporta. Más allá de esto, ningún país está aparentemente fuera de los límites, incluyendo a Israel. Así, las factorías de las empresas militares noruegas situadas fuera del país no están obligadas a adherirse a estas regulaciones.
Nammo, junto con otras empresas de la industria militar noruega, se está también aprovechando del aumento del gasto militar de EE.UU. Las exportaciones a este país siguen creciendo, desde 1,08 billones de NOK en 2005 hasta 1,5 billones de NOK en 2007. Nammo dice de su subsidiaria en los Estados Unidos, Nammo Talley, que pasó a formar parte de Nammo Group en 2007, que “ha mantenido su posición como un elemento clave en la base industrial de Estados Unidos y que sigue creciendo en importancia para sus clientes”, notablemente en el sector de la manufactura de “nuevas armas de batalla bajo el sponsor del gobierno de los Estados Unidos”.
El gobierno noruego está obteniendo magros beneficios de Nammo. La compañía obtuvo unos dividendos de 133 millones de NOK en 2008, lo que seguramente significa que el gobierno ganó unos 66,5 millones. Entre 2004 y 2008 obtuvo unos dividendos de 459 millones de NOK.
Mark Curtis es actualmente investigador en la Universidad de Strathclyde (Glasgow) y ha sido investigador invitado en el Instituto Francés de Relaciones Internacionales (París) y en el Deutsche Gesellschaft für Auswärtige Politik (Bonn).
Este artículo es un extracto del informe “Doublethink: The two faces of Norways’s foreign and development policy”, de Mark Curtis. El informe completo se puede descargar en la web del Forum for Environment and Development (ForUM, www.forumfor.no). En este informe se pueden consultar las numerosas fuentes referenciadas por el autor.
Notas[1] TIV of arms exports from the top 20 largest exporters, 1977-2006’, www.sipri.se. SIPRI yearbook 2007.
[2] Ver la cinta de Erling Borgen, ‘A little piece of Norway’, www.erlingborgen.com
[3] Noticias del Departamento de Defensa, Israel – M72A7, 9/11/2008, www.dsca.mil
[4] 100 NOhttp://www.rebelion.org/noticia.php?id=104207
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